El silencio se apodera de las calles de Burgos en señal de duelo por Cristo muerto

Cientos de burgaleses salen a las calles para participar en los actos más tradicionales de la Semana Santa, como la procesión del Santo Entierro. El acto del descendimiento, que se realiza por segundo año consecutivo, contó con novedades, como el sonido de la carraca de la catedral.

 

santo cristo de burgos

Paso del santo Cristo de Burgos por delante de la catedral en la procesión del Santo Entierro. Foto: cofradía de las Siete Palabras.

 

La carraca de la catedral, después de más de cincuenta años en silencio, lo anunciaba. Era la hora del desenclavado y cientos de burgaleses no quisieron perderse por segundo año consecutivo esta cita, recuperada el año pasado tras décadas perdida en el olvido. El Santo Cristo de Burgos hizo su aparición en una abarrotada plaza de Santa María hacia la una del mediodía, momento en que los hermanos de la cofradía de las Siete Palabras elevaron la cruz a los pies de la imagen de la Virgen de la Consolación. Después, comenzó el ritual del descendimiento en medio de un recogido silencio en señal de luto ante Cristo muerto. El acto finalizó cuando los cofrades depositaron la imagen del Cristo a los pies de su Madre, mientras se interpretaba el toque de oración.

Santo Entierro

Fue el plato fuerte de una mañana cálida de Viernes Santo, donde la Iglesia conmemora la muerte de Jesús en la cruz. En la celebración de los oficios de la Pasión del Señor, el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, recordó a los fieles de la ciudad los sufrimientos por los que pasó Cristo en aquella tarde de Calvario; sufrimientos que fueron para la salvación de los hombres: «No debemos olvidar nunca que él soportó tantos dolores por nuestros pecados», aseguró. «Hemos de ver en el Crucificado el Siervo inocente de Yahvé, que fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes y hecho un varón de dolores por nuestros pecados», dijo.

 

Ese dolor y sufrimiento fue el que reflejaban las numerosas tallas que desfilaron por las calles del centro de la ciudad en la procesión del Santo Entierro. Teniendo como punto de partida el acto del traslado del Cristo Yacente desde el interior de la catedral hasta su sepulcro de cristal, que le esperaba en la plaza de Santa María, en la procesión participaron miembros de las dieciséis hermandades y cofradías penitenciales de la ciudad, muchas de ellas acompañadas de sus respectivos pasos y bandas de cornetas y tambores. A pesar de que la temperatura primaveral dio paso a un fresco viento norte, miles de burgaleses salieran a la calle para participar en la procesión más tradicional de la Semana Santa en medio de un sorprendente silencio en señal de duelo ante el paso de Cristo muerto.

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