Es mejor prevenir el terrorismo que combatirlo

Cristianos y musulmanes dialogaron la semana pasada sobre la relación entre violencia, política y religión. Tras las conferencias y diálogos con los ponentes, las jornadas de diálogo cristiano musulmán han contado este año, además, con tiempo para la reflexión en pequeños grupos.

 

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Las Jornadas de diálogo cristiano-musulmán han llegado ya a su 8ª edición los días 6 y 7 de abril, y en esta ocasión han abordado un tema de desgraciada actualidad: la relación entre violencia, política y religión. Como siempre, se ha intentado ver la realidad desde ambas orillas, desde las dos religiones. Y así, el primer día se pudo escuchar la ponencia de Waldo Fernández, técnico en cooperación internacional de Manos Unidas, que realizó un profundo recorrido histórico mostrando cómo la política y la violencia han ido de la mano en muchos momentos, y con frecuencia la religión ha sido la tercera pata de ese trípode, tanto en el judaísmo con en el cristianismo y en el islamismo. Casi siempre ha habido también un interés económico, más o menos oculto. Aludió a textos del Corán y del Antiguo Testamento que son un canto a la paz, junto a otros que incluso prescriben la violencia en nombre de Dios. «¿Tenemos derecho a la esperanza?», se preguntaba. Si el Dios cristiano crea a los seres humanos por amor y recomienda a cada uno que sea el guardián de su hermano, y en el Corán Dios es el Compasivo, el Misericordioso, el Clemente… tenemos derecho a esperar. Y para ello, fomentar el diálogo interreligioso, sabiendo que es mejor prevenir las guerras y el terrorismo que combatirlos.

 

El segundo día se contó con la presencia de Naima El Akil, periodista madrileña y fundadora de ACHIME (Asociación de chicas musulmanas de España). Habló cómo los grupos terroristas utilizan el Islam para justificar otros intereses, y recalcó que el 80% de las víctimas son musulmanas. Al terrorismo no se le combate con bombas, sino con razones: demostrándoles que el rostro que ellos presentan del Islam no lo es. Planteó la paradoja de que los últimos atentados terroristas en Europa han sido cometidos por personas educadas aquí. ¿En qué estamos fallando? ¿Qué les ofrecen en cambio los grupos radicalizados? ¿Será que el modelo de integración asimilacionista, el modelo «francés», no está funcionando?

 

Además de las ponencias, la dinámica de las jornadas posibilitó este año un tiempo para el diálogo en pequeños grupos y luego una ronda de preguntas a los ponentes. Hubo intervenciones muy interesantes; fueron saliendo la vida del día a día, los miedos y esperanzas que este tema suscita… Precisamente un objetivo de las jornadas es que podamos debatir estos temas con cierta tranquilidad y profundidad, alejados de los tópicos que nacen de la superficialidad y el desconocimiento. Solo desde el respeto a cada cultura, cada religión y cada persona podremos aislar a los sembradores de xenofobia y a los violentos.

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