In Memoriam José María Caballero Cuesta

Esta mañana nos ha sorprendo la noticia: D. José María ha muerto. Nadie nos lo esperábamos cuando hace pocos días le habíamos visto; cuando, ayer, se acostaba sin algo que pudiera aventurar que no iba a despertar.

Ha muerto, como ha vivido, sin hacerse notar. Un hombre sabio en su campo: la Sagrada Escritura, que nunca alardeó de nada. Un hombre que, hoy que se habla tanto de idiomas, conocía el latín, el griego, el hebreo, el inglés, el alemán, el francés, el italiano…y que, sin embargo, era la sencillez andando, mezclada con un despiste innato, que le hacía aún más humano.

La mayoría de los sacerdotes hemos aprendido Sagrada Escritura con él. Sus notas de clase, modélicas en su género, las guardamos como libro de consulta inevitable si queremos fundamentar científicamente lo que decimos. Sus clases, con sus lapsus, lo que, por vulnerable, le facilitaban la cercanía, son tema frecuente de nuestras conversaciones. También, sus preguntas ingenuas, propias del sabio que se sorprende ante lo que otros creen saber.

Si tuviera que definir a D.José María, diríamos que estamos ante un Sócrates, apasionado por aprender, buscador infatigable de la la verdad que otros piensan haber alcanzado y poseerla. De ahí su carácter abierto, acogedor, cercano, amigable y buen compañero.

D. José María, has llegado a la meta. ¡Descansa en paz!.

Jesús Yusta Sainz

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