La familia humana, contra la pobreza y el hambre
Cáritas, Confer, Justicia y Paz, delegación diocesana de Misiones y Manos Unidas promovieron una serie de actos con motivo de la campaña «Una sola familia humana: Alimentos para todos» y que se celebró en el marco de la semana de movilizaciones que tuvo lugar en Burgos en torno al pasado 17 de octubre, Día internacional para la erradicación de la pobreza.
El papa Francisco lanzaba esta iniciativa hace unos meses para impulsar acciones de sensibilización y provocar los cambios sociales y políticos necesarios que permitan erradicar el hambre y combatir sus causas. Son muchos los factores que están detrás del fenómeno del hambre y la exclusión alimentaria en el mundo: políticas agrarias, multinacionales, cambio climático, etc. De esta manera, se pretende denunciar que la forma en que se producen, distribuyen y comercializan los alimentos no tiene en cuenta las necesidades de los más pobres.
Sobre todo ello se quiso profundizar en la semana contra la pobreza, mediante una serie de actos como la conferencia «El derecho a la alimentación», que corrió a cargo de Emilio José Gómez Ciriano, responsable de Derechos Humanos de Justicia y Paz de España y que participa activamente en diferentes foros nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos.
Los actos continuaron con una vigilia de oración en la iglesia del San Lesmes, para proceder, ayer, a una interesante mesa redonda en la que participaron personas venidas de Camerún y Ecuador que contaron experiencias de primera mano en el ámbito de la soberanía alimentaria con proyectos apoyados por Cáritas Española. Junto a estos testimonios, participaron también diferentes personas implicadas en iniciativas de economía social o en movimientos internacionales que promueven una cultura de la alimentación más racional.
Cáritas Burgos denuncia que todavía «una de cada nueve personas sufre desnutrición crónica, mientras que en el mundo se desperdicia el 30% de todos los alimentos producidos. Alfredo Calvo, responsable del área de sensibilización de Cáritas diocesana, añade que «desde nuestra fe y nuestra opción evangélica y preferencial por los más pobres queremos promover estructuras sociales justas, reafirmar la defensa del destino universal de los bienes, incluidos los alimentos, así como el uso responsable de los recursos naturales. Son ya demasiadas las “víctimas de la cultura del descarte”, como ha dicho el Papa Francisco».
Ciudadanos contra la pobreza
¿Cómo podemos los ciudadanos colaborar en la erradicación de la pobreza? Lo más importante, con un estilo de vida basado en el consumo responsable y sostenible que evite el desperdicio de los alimentos. Esta problemática tiene efectos ambientales y repercute en el alza de los precios, teniendo consecuencias para la inseguridad alimentaria de los más vulnerables. «Tenemos que pedir a los poderes públicos y representantes políticos que sitúen el derecho a la alimentación en el centro de las estrategias de Gobierno y lo protejan de los intereses del mercado cuando éste intente utilizar los recursos de la tierra, el agua, las semillas y el trabajo en beneficio de unos pocos» –asegura Calvo–.
Con nuestros hábitos de compra, «tenemos que respaldar un modelo agrícola sostenible, ecológico, de cercanía, que nada tiene que ver con las políticas de las grandes superficies, que promueva la agricultura familiar en vez de las actividades intensivas y la agro industria que conllevan la degradación de los ecosistemas».
Y sobre todo, insiste, «tenemos que exigir la consecución de un acuerdo internacional para frenar el cambio climático, que dé pie a modelos más sostenibles de producción de energía y de alimentos, y a contar con la financiación adecuada para facilitar la adaptación de las comunidades más vulnerables a sus efectos negativos».