El arzobispo invita a sus sacerdotes a revivir su entrega sacerdotal

En el marco de la Misa Crismal, el arzobispo de Burgos ha invitado a los sacerdotes de la diócesis a "revivir su itinerario presbiteral" y "recomponer su vida de presbiterio", superando "la crítica y la murmuración de los unos contra los otros".

 

Como es habitual en la diócesis en la mañana del Miércoles Santo, el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, ha presidido la solemne misa crismal en la que los sacerdotes de la diócesis han renovado ante él las promesas que hicieron el día de su ordenación, esto es, «renovar la entrega, la disponibilidad, la alegría de ser amigos de Jesús, la alegría de consagrarle nuestras capacidades y nuestras limitaciones». El responder de nuevo ante el obispo el «sí» que dieron el día de su ordenación, ha permitido a los sacerdotes «volver a recorrer su itinerario presbiteral» y acrecentar su amistad con Jesús, tal como ha detallado el arzobispo en su homilía. Una homilía en la que el pastor de la diócesis les ha pedido, además, «recomponer nuestra vida de presbiterio» para que «nuestra fraternidad sacerdotal sea verdadera», superando así «la crítica y la murmuración de los unos contra los otros».

Sacerdocio, óleos y santo crisma

La Misa Crismal es la expresión del presbiterio de la diócesis, en la que los sacerdotes recuerdan su compromiso de servicio a los hombres en el marco de la Semana Santa y cercana la celebración de la Última Cena del Jueves Santo, día en que Jesús instituyó el sacerdocio. En esta solemne eucaristía, además de renovar las promesas sacerdotales, se bendicen los óleos que se utilizarán a lo largo del año en los sacramentos del bautismo y la unción de enfermos y se consagra el santo crisma, un aceite aromático símbolo de la pertenencia a Cristo, que se emplea en el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal y la consagración de basílicas e iglesias.

 

En la misa, además, los sacerdotes han hecho entrega del gesto solidario que, como presbiterio realizan cada año entorno a la Navidad. Este año la solidaridad de los sacerdotes diocesanos se ha traducido en los 13.544 euros que destinarán a la construcción de un salón de usos múltiples en la parroquia de Vileta y Cunagüa, en la diócesis del Ciego de Ávila, en Cuba.

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