La bula papal que sanciona el nombramiento del nuevo arzobispo

Un gran pergamino escrito a pluma y en un culto y respetuoso latín. Así es la bula del papa que nombra a don Fidel Herráez como nuevo arzobispo de Burgos.

 

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Se trata de un gran pergamino, rotulado como siglos atrás, a pluma y con caligrafía tipo monacal, de voluminoso tamaño y escrito en un clásico latín de cuidadas formas. Al fondo del papel, la firma del papa Francisco sancionando el contenido del documento. Así es la bula papal que el Santo Padre firmaba el pasado 30 de noviembre y con la que nombraba a don Fidel Herráez Vegas arzobispo de Burgos.

 

Ayer, en la toma de posesión de don Fidel, el documento tuvo también su momento de protagonismo en la liturgia. Fue el canciller secretario de la diócesis, Ildefonso Asenjo, el encargado de mostrar y leer la bula pontificia en la que el Papa pide al nuevo arzobispo pastorear «a los fieles que se te confían con palabras y obras y, sobre todo, con el testimonio de la santidad de tu vida». A la orden del nuncio, Asenjo enseñó el documento al colegio de consultores, la única institución diocesana que no cesa de sus funciones con el cambio de obispo. Los sacerdotes que forman parte de este colegio –Andrés Picón, Máximo Barbero, Pablo González, Vicente Rebollo, Francisco Pérez, Jesús Ibáñez, Donato Miguel Gómez, Jesús Yusta, Emiliano Nebreda y Julián Palencia– asintieron a la exposición y el canciller procedió –con la solemnidad que marcaba la liturgia– a la lectura del documento.

 

En la bula, el papa Francisco señala las cualidades que caracterizan a don Fidel, que resume como «dotes reconocidas y experto en abundancia en los asuntos pastorales», razones suficientes para ser «considerado apto para ponerte al frente» de la archidiócesis burgalesa. Reproducimos a continuación la traducción del nombramiento pontificio.

Letras apostólicas por las que don Fidel es nombrado arzobispo de Burgos

FRANCISCO, OBISPO, SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS, al venerable hermano Fidel Herráez Vegas, hasta ahora Obispo Titular de Cediae y Auxiliar de la Sede Metropolitana de Madrid, trasladado a la Archidiócesis de Burgos, mi saludo y mi bendición Apostólica.

 

Nos, que somos sucesor en la Cátedra de San Pedro y que, al mismo tiempo, hemos recibido el importante oficio de pastorear el rebaño universal del Señor, con solícito cuidado nos esforzamos en elegir Pastores idóneos y en asignarlos a cada una de las diócesis cuando éstas están vacantes. Por tanto, ya que la Venerable Sede Metropolitana de Burgos, llamada en otro tiempo ‘Madre y Cabeza de todas las iglesias de Castilla’, floreciente desde antiguo por la diversidad de su vida religiosa y monástica, debe ser provista de obispo –al estar en este momento vacante por la renuncia del Excelentísimo Señor Francisco Gil Hellín–, tras haber sido escuchado el parecer de la Congregación para los obispos; tú, Venerable Hermano, adornado de dotes reconocidas y experto en abundancia en los asuntos pastorales, eres considerado apto para ponerte al frente de ella.

 

Por tanto, con Nuestra Suma Potestad Apostólica, libre ya del vínculo con la Sede Titular de Cediae y del antedicho oficio de Auxiliar, te nombramos ARZOBISPO METROPOLITANO DE BURGOS con todos los derechos y obligaciones. Mandamos que enseñes estas cartas al clero y a tu pueblo, a quienes exhortamos a que te reciban de buen grado y a que permanezcan unidos a ti. Finalmente, Venerable Hermano, sostenido por los muy valiosos dones del Espíritu Santo y siguiendo los ejemplos de Cristo, Príncipe de los Pastores, pastorea a los fieles que se te confían con palabras y obras y, sobre todo, con el testimonio de la santidad de tu vida, recordando las palabras de Nuestro antecesor San Gregorio Magno: «La voz penetra mejor en el corazón de los que la escuchan si la vida del que la dice la acompaña, porque lo que prescribe cuando habla, es más fácil que se cumpla si se manifiesta en él» (Libro I de las Cartas, carta 25). Que la Paz y la Luz de Cristo estén siempre contigo y con esa queridísima comunidad eclesial de la amada España, teniendo por intercesora a la Santísima Virgen, Madre de Dios, bajo la advocación de Santa María la Mayor, así como a los Santos Mártires de Cardeña, a Santo Domingo de Silos, a San Lesmes, a Santo Domingo de Guzmán, a San Rafael Arnáiz Barón y a todos los divinos protectores de esa Iglesia. Dado en Roma, junto a San Pedro, a 30 del mes de Octubre del año del Señor del 2015, tercero de Nuestro pontificado.

 

Francisco.

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