«Dar de beber al sediento»

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Imagen del último encuentro de pastoral obrera, celebrado el pasado mes de enero.

 

La delegación de pastoral obrera está formada por varios movimientos como la HOAC, la JOC, la Comunidad Obrera, un grupo del Círculo Católico, y los EPOS, equipos parroquiales de pastoral obrera.

 

Desde esta delegación intentan encauzar la actividad de la diócesis en el mundo obrero y al revés, llevar las inquietudes del mundo obrero a la iglesia para que haya sensibilidad sobre él y se pueda actuar. «Una realidad ante la que un cristiano no puede permanecer al margen», según afirma Mariano López, delegado de pastoral obrera.

 

«Nuestro obispo don Fidel en su preciosísima última carta pastoral al que le agradecemos profundamente que se haya dirigido así a la sociedad y al pueblo burgalés nos lo dice claramente. Porque hoy el mundo obrero, el mundo en general necesita de dos cosas: de misericordia y de justicia. La misericordia es esa capacidad de poder sentir conmovernos ante el sufrimiento de la gente. Y hoy en día en el mundo obrero hay mucho sufrimiento. Porque en él están los parados, los precarios, familias que no tienen ningún ingreso, que viven situaciones difíciles que a veces no salen porque se quedan ante los muros de la casa», señala.

 

Según Mariano López, en ocasiones corremos el riesgo de no poner interés suficiente en conocer lo que están pasando muchas las familias afectadas por la falta de empleo. Una realidad realmente tremenda, según él, que a veces no es visible. Y para intentar solucionar esta situación, en la pastoral obrera trabajan para dar a conocer esta realidad.

 

«Intentamos a través de algunos medios que tenemos que la gente conozca el pensamiento de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) aplicada al trabajo. Esto es muy importante. La gran desconocida, la gente puede conocer un poco lo que es el Evangelio pero la DSI que es la aplicación actualizada del Evangelio en nuestros días, no la conoce; o si la conoce la olvida o la deja de lado porque es muy fuerte, es radical. El Evangelio es tan radical porque va en las raíces. Si realmente todos los que nos llamamos cristianos,  incluidos trabajadores y empresarios fuésemos radicalmente leales al Evangelio y a la DSI otro mundo cantaría», recalca.

Para Mariano López es importante que las instituciones pongan leyes que sean adecuadas para la creación de empleo estable. También cree que las aspiraciones en el mundo del trabajo son fundamentales para que haya libertad, justicia, igualdad y solidaridad. Por ello, desde la pastoral obrera piden con motivo del día del trabajo «mirar con el corazón al mundo obrero».

 

«La pastoral obrera como una parte de la sociedad también tenía que tener como objetivo que la realidad del trabajo llegue a todos. Eso es lo fundamental y lo que pedimos. Un trabajo digno y en condiciones y estable. Porque entendemos que del trabajo se desprende que la vida sea digna y que la propia persona se sienta más realizada, más valiosa para sí mismo y para los demás, que le permita tener una vida tranquila, que pueda tener relaciones sociales, estas cosas que parecen tan elementales, sin el trabajo no son posibles», afirma.

 

El arciprestazgo de Medina celebra el jubileo de la misericordia

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El arciprestazgo de Medina de Pomar vivió ayer de forma especial el Jubileo de la Misericordia. Cerca de trescientas de personas, venidas de diversas parroquias de la zona, y los trece sacerdotes del arciprestazgo, pudieron celebrar este jubileo peregrinando hasta la iglesia parroquial de la Santa Cruz y atravesar su Puerta Santa. Una jornada «muy bonita y sencilla, donde hicimos comunidad», según destaca el arcipreste, Julio Alonso Mediavilla.

 

Los asistentes al acto se dieron cita a las 18:30 horas en el santuario de la Virgen del Rosario. Allí mantuvieron una pequeña celebración penitencial con confesiones. Tras la celebración del perdón, una procesión llevó a los asistentes desde el santuario hasta la iglesia de la Santa Cruz. Allí, y una vez atravesada la Puerta Santa, celebraron la eucaristía en la que se comprometieron con un fin solidario. Y es que la colecta de la misa fue destinada a ayudar a los damnificados por el reciente terremoto de Ecuador. Y es que los medinenses quisieron «paliar un poquito el sufrimiento de nuestro mundo y que los más desfavorecidos de nuestra sociedad puedan experimentar el amor de Dios. Por eso la colecta de la eucaristía irá destinada a los damnificados en el terremoto de Ecuador y daremos a conocer dos números de cuentas donde las personas que lo deseen puedan hacer sus donativos para esta causa solidaria», detallan los organizadores del acto. Tras concluir la misa y rezar por las intenciones del Santo Padre, se repartieron entre los asistentes unos marcapáginas a modo de recuerdo con las obras de misericordia.

 

Los actos concluyeron bien entrada la tarde con un aperitivo en la plaza Mayor amenizado por dulzaineros de la zona.

 

En la celebración de ayer los asistentes pudieron alcanzar la indulgencia plenaria. Las personas enfermas o impedidas pudieron ganar la indulgencia en sus casas. «La indulgencia plenaria borra la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y nos libera de todo residuo que el pecado habilitándonos a obrar el bien y crecer en el amor», recuerdan desde el arciprestazgo.

 

Fotos: Quique Ugarte

2016 05 23 lunes: resumen de prensa

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Arzobispado

Carta Pastoral del Arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas para el domingo 22 de mayo:

 

Fiestas

El domingo 22 de mayo se celebró con buena participación la subida con la Virgen Blanca desde la iglesia de San Pedro de la Fuente hasta el Castillo. Allí se ofició una misa en la que tanto el sacerdote como la Federación de Peñas tuvieron un agradecido recuerdo para Ana Lopidana. Mientras, 25 voluntarios preparan paella gratis para 5.500 personas:

 

 

Fe, leyenda y tradición se dan la mano en la fiesta de la Virgen Blanca

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La imagen, en su ascensión al castillo. Foto: burgosconecta.es.

 

La amenazante lluvia ha dejado paso a un tímido sol que, aunque no calentaba con la intensidad de días atrás, ha animado a cientos de burgaleses a acompañar a la Virgen de la Blanca en su popular romería. Portada a hombros por distintos miembros de la federación de peñas, la venerada imagen ha sido conducida desde la parroquia de San Pedro de la Fuente hasta la campa donde se existió una iglesia en honor de la patrona de la ciudad, destruída en su día durante la invasión francesa. Burgaleses, peñistas y agrupaciones musicales han acompañado a la Virgen en su recorrido.

 

Una vez en la campa de la Blanca, ha tenido lugar la celebración de la eucaristía en un altar adornado con los estandartes y pendones de las distintas agrupaciones de peñas de la ciudad. En la misa, se ha tenido un especial recuerdo por la concejal recientemente fallecida, Ana Lopidana. Tras la celebración litúrgica, ha dado paso el tradicional reparto de pinchos y rosquillas y, como no, la popular paella.

Fe y tradición

Cuentan que la primitiva imagen de la Virgen Blanca fue encontrada por la hija del conde Diego Rodríguez Porcelos, fundador de la ciudad de Burgos. En el lugar donde halló la imagen, junto a la fortaleza del cerro de San Miguel, el conde mandó construir una iglesia a la que pasó a ser la patrona de la ciudad. A comienzos del siglo XIX, y con la invasión francesa, el templo fue destruido durante la voladura del castillo y la imagen fue trasladada hasta la parroquia de San Pedro de la Fuente, el primer templo que existía fuera de los muros de la ciudad.

Seguir abriendo caminos para la misión de la Iglesia

por administrador,

 

Por los medios de comunicación ya habéis tenido noticia de «algunos nombramientos en nuestra Iglesia de Burgos». Se trata de la designación de nuevos responsables para algunos servicios diocesanos. Y esto forma parte de una dinámica normal de organización y gestión al servicio del Evangelio, que es la tarea que nos ha de urgir a todos, empezando por mí, que tengo la responsabilidad del gobierno pastoral de la diócesis. Desde que comenté este tema en la Carta programática a los sacerdotes a principios de febrero, y a medida que he ido conociendo más las estructuras diocesanas y la amplitud de los campos y tareas pastorales, he ido viendo la necesidad de introducir algunos reajustes en nuestra organización diocesana a fin de actualizar y potenciar la atención pastoral en el  conjunto de la diócesis, con el objetivo último de seguir abriendo caminos en el anuncio del Evangelio. Ahora deseo comentar esta realidad con todos vosotros.

 

Ante todo debo expresar mi gratitud y reconocimiento, también en nombre vuestro, a quienes han desempeñado hasta ahora esos servicios diocesanos con entrega, ilusión, eficacia y dedicación, como realización sincera de su ministerio presbiteral; el agradecimiento incluye a cuantos habéis colaborado para llevar adelante sus iniciativas y propuestas. A partir de ahora la experiencia adquirida enriquecerá sus nuevas funciones, igualmente necesarias para nuestra Iglesia en Burgos.

 

Ahora bien, la Iglesia es un pueblo en camino, que va recorriendo etapas diversas con nuevos indicadores y metas para alcanzar. Tras casi medio año de estancia entre vosotros, después de haber escuchado muchas opiniones, de participar en encuentros múltiples y de actualizar algunas tareas, parecía conveniente incorporar a personas que tomasen el relevo y las impulsasen con la fuerza y la frescura que siempre suele conllevar lo que se acoge e inicia de nuevo. Les agradezco, también en nombre vuestro, la aceptación de las nuevas responsabilidades, pues soy consciente de la amplitud de los desafíos que asumen en sus respectivas encomiendas pastorales.

 

El Papa Francisco nos invita a una conversión pastoral porque a veces la rutina, los complejos o la inercia anquilosan o debilitan nuestra vida eclesial y nuestro testimonio. La conversión pastoral se medirá no por el cambio de nombres o de estructuras sino por nuestro dinamismo misionero, por nuestra capacidad para acercarnos a quienes nos esperan y nos necesitan, a los más pobres y abandonados,  incluso a  quienes nos ignoran o nos rechazan.

 

Por ello espero de los nuevos responsables de estos servicios diocesanos una actitud sincera de servicio, que se gasten y se desgasten con generosidad por el Evangelio, por el Reino, por la renovación de la sociedad, por nuestras comunidades a veces cansadas. Ellos saben que  en la Iglesia, como seguidores de Jesús, que no vino a ser servido sino a servir, un «cargo» no es un privilegio sino un encargo; un «nombramiento» es una responsabilidad y una «tarea encomendada», es un compromiso de servicio en gratuidad generosa. ¡Ojalá sepamos entenderlo así, sintiéndonos todos sencillos instrumentos en manos de Dios!

 

El pasado octubre, en un acto de especial solemnidad, decía el Papa Francisco: «La sinodalidad  es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio». En Burgos hace años celebrasteis un sínodo diocesano y seguramente  muchos recordáis aquella experiencia. «Una Iglesia sinodal, según el Papa, es una Iglesia de la escucha, una escucha recíproca en la cual cada uno tiene algo que aprender» para que todos –laicos y pastores– caminemos juntos. Este es el campo de servicio  de los recién nombrados: edificar una Iglesia de puertas abiertas que haga posible la acogida y el encuentro; pero para ello hay que seguir cuidando el diálogo interno, el discernimiento comunitario, los proyectos compartidos, la imaginación pastoral al servicio de la evangelización.

 

De este modo estaremos también en sintonía con todas las diócesis de España. Una Iglesia sinodal, servicial y corresponsable es el objetivo que propone para el futuro  la Conferencia Episcopal en el Comunicado con motivo de sus cincuenta años de existencia, objetivo ya expresado en su Plan Pastoral para los años próximos.

 

Escuchando, dialogando, estimulando iniciativas y proyectos concretos, los nuevos Vicarios y Delegados podrán también, como sus predecesores, realizar una hermosa tarea, que es la tarea de todos. Que Dios los bendiga, que los acompañe nuestra oración y nuestro apoyo, para que nuestra Iglesia sea más fraterna y nuestra presencia en la sociedad más audaz, significativa y eficaz.