Los peregrinos burgaleses en la JMJ vuelven ilusionados a casa

El mayor número de peregrinos burgaleses en la JMJ de Cracovia regresaba ayer a sus casas después de dos semanas y media de intensa actividad. A su vuelta, destacan que a partir de ahora intentarán vivir su vida de fe con un renovado compromiso cristiano.

 

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«La JMJ comienza mañana en casa», advirtió a los jóvenes de todo el mundo el papa Francisco en la homilía de la misa de clausura de la última Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Cracovia. Los intensos días vividos en Polonia y otros países de Europa Central han marcado un antes y un después en la vida de los peregrinos burgaleses que ayer llegaban a sus casas después de más de dos semanas de peregrinación. Ellos son conscientes de que la JMJ comienza hoy y que la lluvia de masas que se han dado estos días en la ciudad polaca debe traducirse en el día a día de su vida de fe.

 

Así se dejaba entrever ayer en sus rostros y en los testimonios que fueron desgranando en las casi tres horas de viaje que les trajeron desde el aeropuerto de Madrid Barajas hasta Aranda de Duero y Burgos. La intensa convivencia desde el pasado 16 de julio, las decenas de actos en los que han participado, los momentos de oración y descubrimiento de Europa han marcado su trayectoria en la última JMJ.

 

A los peregrinos burgaleses les ha impactado el modo de ser de los polacos y su forma de vivir el cristianismo; su silencio y piedad en la celebración de la eucaristía y su modo de acogerlos en sus propias casas, «como si fuéramos uno más de la familia». También se han traído en la mochila las palabras del papa y su deseo de que «no sean jóvenes jubilados ni jóvenes conformistas de sofá», sino que son conscientes de que han de ser «jóvenes con las zapatillas puestas» dispuestos a proseguir lo aprendido y vivido en la JMJ de Cracovia de ahora en adelante en sus parroquias y movimientos y en la pastoral diocesana de juventud.

 

Así al menos lo manifestaban a su vuelta, convencidos de que su vida cristiana ha estado marcada por un antes y un después de Cracovia 2016, testimoniando que lo aprendido allí no se quedará en el vacío e intentarán vivirlo en su día a día.

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