«El Camino de Santiago es un tiempo para encontrarse con Cristo»

Son muchas las personas que deciden peregrinar hasta Santiago cuando llega el verano. Hoy nos desplazamos hasta el albergue «Emaús», en la parroquia de San José Obrero, para charlar con Marie-Noëlle, su hospitalera. Conocemos cómo atienden a los peregrinos que descansan en su albergue.

 

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Marie-Noëlle, en el escalón superior, con un grupo de jóvenes peregrinos.

 

Existen a lo largo del Camino de Santiago diversos albergues de acogida cristiana. Cada uno de ellos es diferente: los hay parroquiales, de comunidades religiosas, de monasterios de clausura… Pero todos tienen un mismo denominador común, y es que dependen de sacerdotes y tienen un mismo estilo a la hora de atender al peregrino en el que la presencia de la Iglesia está presente desde su acogida hasta su despedida.

 

Estos albergues de acogida cristiana no son sólo para católicos, pues se ofrece una atención espiritual sin imposiciones ni discriminaciones. En ellos hay momentos de oración, de celebración de sacramentos o de bendiciones y de amigables tertulias.

 

La diócesis de Burgos dispone de varios albergues de acogida cristiana en Belorado, Tosantos, San Juan de Ortega, el albergue Emaús de la parroquia de San José de Burgos, y también el de San Nicolás en Itero del Castillo.

 

Marie-Noëlle es consagrada del Instituto Secular Nuestra Señora de la Vida y trabaja como hospitalera desde los comienzos del albergue Emaús. «Llevo casi 10 años en este albergue prestando servicio. Tengo ayuda de feligreses de la parroquia, de otros hospitaleros que han pasado aquí como peregrinos porque conocen el espíritu de la casa y de seminaristas burgaleses y madrileños, pues es un buen momento para escuchar y atender al peregrino. Cada 15 días nos turnamos»,
afirma.

Atención y disponibilidad

Un hospitalero ha de tener dispuesto el albergue, organizar el alojamiento y atender los problemas de los peregrinos, a la vez que muestra su disponibilidad y amabilidad en todo momento. La capacidad de escucha, la alegría, la paz y las palabras de ánimo son primordiales para Marie-Noëlle a la hora de acoger a quienes llegan cansados del Camino.

 

«Acogemos a los peregrinos, les instalamos en las habitaciones, les damos explicaciones de la ciudad, la catedral, la cartuja, qué pueden visitar, dónde pueden ir al médico, a la farmacia… Les sellamos la credencial y les tomamos el DNI. A las 19:30 tenemos misa y bendición. Luego preparo la cena y el desayuno. Suelen ayudarme los peregrinos a preparar y a recoger. Y después tenemos un momento de oración. Les damos el evangelio cuando lo piden. Les decimos que tienen que alimentarse con la Palabra de Dios», repasa Marie-Noëlle.

 

Para esta hospitalera, el Camino de Santiago es un gran medio de evangelización, válido también para el día de hoy: «La gente te cuenta que en su país no va a la Iglesia, pero que en el Camino no se pierden ni una», señala.

 

Marie-Noëlle afirma que percibe de los peregrinos «migajas espirituales», pero considera que no le toca analizar qué le pasa a cada uno de ellos. «Los hay que viven una cosa tan fuerte, muy emocionados, que no lo pueden compartir. No nos toca calibrar ni controlar, solo podemos sembrar sin esperar nada a cambio, porque no tenemos una perspectiva de su trayectoria».

 

Según ella, los peregrinos valoran mucho la presencia de un sacerdote en el Camino: «Están abiertos a la hora de hablarles de Dios. Esto hay que potenciarlo. Es la fantasía de la caridad del papa Francisco, el amor al prójimo es manifestación del amor a Dios. Y en eso tenemos que ser creativos», subraya.

 

El albergue Emaús recibe al año 1.800 peregrinos de todas las edades que conviven sin problemas. «Ves mayores con jóvenes, no hay problema de ideología, ni de religión. El Camino es interreligioso, esto es importante. Todo cabe en el Camino», recalca.

 

Marie-Noëlle considera que el peregrino es una escuela de formación humana y que hay que estar preparados humanamente para acogerlos porque «la afectividad aflora en el Camino». Aconseja además a los que quieran hacer el Camino que marchen solos para tener tiempo y encontrarse consigo mismo: «El Camino de Santiago es un camino de interioridad. Es un encuentro personal con Dios. Si te encuentras con Dios en el Camino, aunque lo termines, en tu vida seguirás caminando junto a Él», enfatiza.

 

Y es que la clave del Camino es ir fiándote de Dios en cada una de tus etapas, para acabar descubriendo que Él te ama y que alumbra en tu vida.

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