La familia centra la atención de las charlas «Iglesia en el mundo actual» de Miranda de Ebro
Miranda de Ebro acogió esta semana su trigésimo ciclo de charlas «La Iglesia en el mundo actual», que como cada Cuaresma presenta un tema a la reflexión de los asistentes. Este año, el tema elegido ha sido la familia, contando para presentarlo con dos ponencias y una mesa redonda de testimonios.
El vicario general de la archidiócesis, Fernando García Cadiñanos, presentó el lunes un análisis sociológico de las familias en la actualidad, apoyándose para ello en la exhortación apostólica postsinodal del papa Francisco, «Amoris Laetitia». Fue desgranando su contenido, a la vez que subrayaba las ideas más relevantes para su análisis.
El martes fue el turno del delegado de familia de Bilbao, Francisco Aldala, que disertó –de una manera muy amena y distendida– sobre las actitudes que el mencionado documento pontificio anima a cuidar en las familias. En este sentido, subrayó la necesidad de un adecuado acompañamiento a la familia, en sus distintas fases de desarrollo.
El miércoles concluyeron las jornadas, con el testimonio de tres familias. Cada una de ellas fue exponiendo, sobre la base de su experiencia, la importancia que la fe y la relación con Dios ha tenido a lo largo de su recorrido personal, matrimonial y familiar. Los primeros en intervenir fueron Jorge Lara y Laura Pérez, delegados diocesanos de familia y vida. Casados desde hace casi veinte años y con cinco hijos, combinan su labor como padres con su trabajo, así como con el reciente nombramiento como delegados e incluso con la militancia en un partido político. Seguidamente hablaron Humberto Muñoz y Graciela García, matrimonio colombiano con cuatro hijos, venidos a Miranda de Ebro hace diecisiete años. Las luces y sombras de su adaptación al nuevo entorno, en el que la fe jugó un papel muy relevante, hilaron un emotivo testimonio, que arrancó incluso un encendido aplauso de los asistentes. Por último, Óscar González y Nuria Díez, un matrimonio palentino aunque afincado en Miranda y con treinta años de recorrido a sus espaldas, glosaron la importancia de tener a Dios como lo primero en sus vidas y de haberlo inculcado así en sus hijos. En este sentido, hablaron de los sucesivos niños que han tenido en acogida, las dos últimas de manera permanente. «De cada acogimiento nos queda el cariño que hemos dado», aseguraron. Todos los participantes hicieron de las tres jornadas una ocasión de acercar a los mirandeses a esta compleja, pero a la vez insustituible realidad, que es la familia.