Iglesia, políticos y violencia contra las mujeres

El Departamento de formación sociopolítica debatió ayer, junto con algunos representantes políticos, sobre las medidas que sociedad, política e Iglesia deberían afrontar para superar este drama.
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Ayer tarde tuvo lugar el X Encuentro con políticos, organizado desde el Departamento diocesano de Formación Sociopolítica, uno de los eventos habituales que organiza cada año este departamento. El tema escogido en esta ocasión fue «La violencia contra las mujeres». La residencia de Jesuitas acogió esta reunión en la que participaron un total de 21 personas entre representantes de los diversos partidos políticos, algunos cristianos que militan en política, responsables de colectivos que trabajan en este ámbito y miembros del propio departamento.

 

Tras una breve presentación de los asistentes y la lectura de algunos textos del papa Francisco y de los obispos españoles donde se aborda esta lacra de la violencia contra las mujeres, se abrió un debate en torno a dos cuestiones: cuál es la realidad de este drama Burgos (avances durante los últimos años y temas pendientes), y qué pasos se deberían dar desde la política formal (instituciones y partidos), la sociedad y la Iglesia para atajarlo.

 

El coloquio, que duró cerca de dos horas, fue vivo y participado. Se coincidía en que se ha avanzado en visibilización del problema (sobre todo en las situaciones más extremas de violencia), denuncia pública, medidas legislativas, actividades educativas de sensibilización… Pero continúa habiendo –incluso crecen– los acosos contra adolescentes a través de palabras y del móvil, así como ciertas canciones, anuncios y programas de televisión que «normalizan» el machismo y consideran a la mujer como un objeto.

 

A la hora de las propuestas se insistía mucho en el trabajo que habría que hacer de cara a los medios de comunicación (formación de profesionales, ofrecimiento de programas alternativos, un código deontológico de la publicidad…), el amplio campo de la educación (alguna asignatura específica, escuelas de padres…), el apoyo a la familia (primer ámbito de socialización), la dotación de presupuestos que acompañen las leyes, la protección real a las víctimas, y el no hacer de este tema un campo de batalla política (ir todos a una, como en el actual pacto de estado).

 

A la Iglesia de Burgos se le formularon también algunas peticiones: ayudar a las familias a generar ambientes positivos, tratar estos temas en la formación de los sacerdotes, aprovechar la amplia presencia en el mundo rural para empoderar a las mujeres, ayudar a las víctimas y educar en la línea correcta, corregir posturas que desde algunos sectores de Iglesia justifican conductas machistas, o aprovechar los ámbitos educativos que desde parroquias y colegios se tienen con adolescentes y jóvenes.

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