La caída de las donaciones pone en peligro la sostenibilidad de la actividad de Cáritas

La cronificación de la pobreza y la consolidación del fenómeno de los trabajadores pobres son algunos de los datos más significativos que se reflejan en la memoria de 2017, que se ha presentado hoy.
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La percepción de una mejora económica ha hecho que que hayan bajado el número de donativos y de donaciones a Cáritas Burgos hasta el punto de poner en riesgo la sostenibilidad de algunos de sus programas. Así lo han expuesto esta mañana tanto el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, como el director de la entidad, Jorge Simón, en la presentación de la memoria 2017 [descargar pulsando aquí].

 

Desde 2013, los ingresos por donativos han caído un 42%, un dato ciertamente preocupante, ya que estas aportaciones son la principal fuente de financiación de sus actividades (un 35,9% de los ingresos totales en 2017 procedieron de donativos y herencias). Cáritas Burgos invirtió el año pasado en sus programas 4.406.230,73€ e ingresó 4.256.650,77€, de modo que cerró el ejercicio con un déficit de 149.579,96€, a pesar de haberse producido un ligero aumento del número de socios que en ningún modo compensa la disminución sostenida de las donaciones. Simón ha expresado su preocupación por la excesiva dependencia de una fuente de financiación tan imprevisible como las herencias y legados, «que nos hacen vulnerables», y ha invitado a los ciudadanos a sumarse al legado solidario incluyendo a Cáritas en sus últimas voluntades (no es necesario hacerlo con grandes cantidades o con bienes íntegros).

 

La institución diocesana atendió el pasado año desde sus distintos programas a 7.663 personas, y 12.973 se beneficiaron de sus intervenciones (se realizaron en total 80.177). Los datos son muy similares a los del pasado año (solo un aumento del 3%) e igualmente se mantiene el perfil de las personas atendidas: más españoles (el 54,17%) que extranjeros y más mujeres (62%) que hombres. En cuanto al tipo de hogares, el 60% son familias con hijos.

 

Cronificación y trabajadores pobres

 

Este año se ha analizado una nueva variable, que es el tiempo de atención a los participantes en los programas de Cáritas. En 2017 se atendió a 2.014 personas que nunca habían acudido antes a la institución, lo que supone un 27% de los usuarios, «un efecto más de la crisis y la precariedad, que hace mucha gente viva al borde de la exclusión», ha asegurado la coordinadora de acción social de la entidad, María Gutiérrez. Por otra parte, un 51% de las personas atendidas llevan más de cuatro años en alguno de los programas, lo que demuestra que «hay grupos y colectivos a los que no llega la recuperación y para los que no hay alternativas ahora mismo».

 

Junto la cronificación de la pobreza, hay otro fenómeno que preocupa especialmente a los responsables de la institución: el fenómeno de los trabajadores pobres y de la precarización del trabajo. Un 22,5% de las personas con las que ha trabajado Cáritas viven en hogares donde alguno de sus miembros trabaja. «Nuestros participantes tienen dos realidades: o el desempleo o el empleo precario, que es más una cuestión de supervivencia y no de desarrollo. El trabajo ya no sirve para integrarse socialmente, solo para sobrevivir», ha observado la coordinadora. Igualmente ha expresado su inquietud por el incremento de los precios de los alquileres, uno de los obstáculos que con más frecuencia impiden a los participantes salir de su situación de pobreza.

 

Como dato positivo, han señalado el aumento significativo de personas que han participado en el programa de empleo (en el que se atendieron a un 17,4% más que el pasado año) donde se lograron 1.266 inserciones laborales, cuando en 2016 fueron 928, es decir, un 36,4% más. En su apuesta por la empleabiliddad y la profesionalización, Cáritas puso en marcha más de 30 cursos, cinco de ellos homologados con certificados de profesionalidad.

 

«Una economía que mata»

 

Por su parte, el arzobispo ha expresado el agradecimiento a cuantos «agentes de la caridad» hacen posible esta labor (voluntarios, socios, donantes, técnicos…) y ha hecho un llamamiento al compromiso con la entidad, «un pequeño grano de arena que trata de generar esperanza y procesos de transformación». «Yo estoy convencido de que sin Cáritas nuestra sociedad sería mucho más desgraciada», ha asegurado.

 

El pastor ha invitado, asimismo, a hacer «una reflexión seria y serena sobre la marcha de nuestra economía»: «La economía no pude buscar únicamente el crecimiento de los bienes materiales sino que las necesidades vitales de todos los seres humanos puedan ser cubiertas satisfactoriamente. Una economía que solo se basa en la idolatría del dinero y que no se fija en las personas es una economía que mata y genera sufrimiento».

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