«Voy a Burgos con ganas de entregarme y dar lo que soy y tengo»
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«Yo voy a cuidar de algo que no es mío, algo que es de Dios y a lo que me tengo que acercar como tierra sagrada». Con estas palabras, monseñor Mario Iceta Gavicagogeascoa ha definido a los burgaleses, a los que servirá como arzobispo desde el próximo 5 de diciembre, cuando tome posesión de la diócesis. En una entrevista concedida a «El Espejo» de la Cadena Cope en Burgos, el actual administrador apostólico de Bilbao ha precisado que su deseo es ser un pastor «que da la vida por su ovejas, que no me mire a mí ni piense en mí, sino en ellas y que trabaje por ellas».
Asegura que su nombramiento –que le llegó de forma rápida, como una «laparoscopia sin anestesia»– es «una caricia de Dios» y del Santo Padre, a quien agradece la encomienda tras años de intenso trabajo al frente de la diócesis de Bilbao. «Voy con gran ilusión, con ganas de entregarme y dar lo que soy y tengo para poder serviros de corazón y con todo mi esfuerzo».
Para monseñor Iceta, sus cualidades humanas, sus dotes intelectuales y su currículum no son garantía de éxito. Sostiene que una persona «es mucho más que un currículum» y reconoce tener «limitaciones», como todo ser humano. «Lo más importante es la voluntad y el deseo de responder a la llamada de Dios», asegura mientras subraya unas palabras del Papa que le gusta recordar a menudo: «Piensa no en quién eres, sino en para quién eres: eres para Dios y para los demás». «Y así soy yo, para Dios y para los burgaleses».
Relevo episcopal
Aunque ya ha dialogado sobre la realidad de la Iglesia burgalesa con el ahora administrador apostólico, don Fidel Herráez Vegas, monseñor Iceta revela que ahora le espera un tiempo de «conocimiento profundo y pausado» de la realidad diocesana. Para ello, optará por escuchar, pues «hay que conocer por la vista y también por el oído: escuchar los relatos de las personas, las experiencias, las ilusiones, sus miedos, sus frustraciones…».
«Vengo a una Iglesia viva y muy en marcha, yo me subo a este tren que está caminando y además bien y a buena velocidad»
Agradece a don Fidel el trabajo realizado al frente de la Iglesia en Burgos durante los últimos cinco años, a la vez que afirma continuar algunos de los proyectos puestos en marcha, como el VIII Centenario de la Catedral o la Asamblea Diocesana: «Las asumo con espíritu humilde y agradecido. Soy consciente de que vengo a una Iglesia viva y muy en marcha, yo me subo a este tren que está caminando y además bien y a buena velocidad», sostiene. «Animará e impulsará» la Asamblea, «un signo vivo del Espíritu Santo en medio de vosotros». En cuanto a la Catedral, «deberemos hacer memoria agradecida de sus 800 años, ver la fecundidad enorme de ese testimonio y ver la proyección futura y cómo puede ser un elemento que pueda dinamizar y vivificar la Iglesia y la sociedad».
El prelado bilbaíno también ha tenido una palabra sobre el trabajo caritativo que debe desempeñar la Iglesia en el cuidado y acompañamiento de la vida: «Toda vida humana es un don inmenso y enorme en cualquiera de sus estadios y condicionantes. Estamos llamados a acoger, contemplar, admirar, proteger y cuidar la vida. Una sociedad, en la medida que acoge la vida débil y las dificultades (también los enfermos y los que no tienen trabajo, los que están en riesgo de descarte) nos hace más humanos y crecer como sociedad, nos enriquece».