Dignidad y futuro para los menores inmigrantes

El primer Círculo de Silencio del año centró su atención en los menores no acompañados, un colectivo que se estima alcance más de 12.000 personas.
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A pesar de que el termómetro marcaba -2,5º, en torno a 50 personas se reunieron en la tarde de ayer para participar en el primer Círculo de silencio de 2021, un gesto con el que quisieron solidarizarse especialmente con el frío que se pasa en los campos de refugiados, para lamentar las muertes que continúan en el mar camino de Canarias (cinco fallecidos el pasado 5 de enero) y para reclamar dignidad y un futuro para los menores extranjeros no acompañados que viven en España.

 

A través de un comunicado, las plataformas convocantes, coordinadas por la delegación diocesana de Pastoral de Migraciones, quisieron centrar su atención en este último colectivo, el de los menores no acompañados, difícil de cuantificar pero cuyo número se estima cercano a los 12.000.

 

Según se leyó, es difícil ayudarlos en sus procesos de inserción, dificultado en muchas ocasiones por las trabas legales. Además, denunciaron que, al alcanzar la mayoría de edad no se puede interrumpir su proceso de inserción social y laboral: «No se puede dejar en un limbo legal o directamente en la ilegalidad o en la calle a quienes llevan meses o años tratando de insertarse. Siempre hay que buscar al bien de la persona, sea menor o sea mayor. Sabemos que no es fácil, no queremos ser ingenuos. La adolescencia es una edad con avances y retrocesos, donde se va labrando la personalidad. Pero apostamos por seguir intentándolo, por favorecer el crecimiento de estos menores y jóvenes, por su bien y por el de todos nosotros», concluyeron mientras apostaron por «su dignidad y su futuro».

 

Un círculo de silencio es una acción no violenta en solidaridad con las personas migrantes y refugiadas. Surgieron como un movimiento ciudadano en Toulouse, Francia, en el año 2007 y se han extendido en distintos países y ciudades. El celebrado ayer en Burgos alcanzaba su 58º edición. En ellos se denuncian las políticas migratorias y la vulneración de los derechos de las personas que migran buscando un futuro de vida mejor; se toma conciencia de la realidad de sufrimiento e injusticia que viven estas personas, se promueve una cultura de solidaridad y acogida con las personas migrantes y refugiadas y pretenden movilizar a la ciudadanía para que se busque una respuesta de justicia y dignidad para todas ellas.

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