Nuevos burgaleses camino a los altares
Vicente Renuncio Toribio nació en La Ventilla en 1987 y, tras pasar por el Seminario diocesano y los Jesuitas ingresó finalmente en el monasterio de El Espino de la orden de los Redemptoristas en 1889, tomando el hábito cuatro años más tarde. Allí desempeñó gran parte de su vida religiosa como profesor de los futuros candidatos a la orden, además de otros lugares del país, como Nava de Rey, Astorga o Madrid. Tras ser encarcelado en La Modelo, fue finalmente asesinado junto al arroyo de San José, en Paracuellos de Jarama, el 7 de noviembre de 1936 [más sobre su biografía]. Él encabeza la lista de otros once compañeros mártires cuyo decreto de martirio firmó el papa Francisco el pasado sábado que serán beatificados en Madrid cuando la situación epidemiológica mejore, y entre los que se encuentran otros tres burgaleses más.
Gabriel (Bernando) Sáiz Gutiérrez nació en Melgosa en 1896. La oposición de su familia a su vocación religiosa hizo que su ingreso en la orden de los Redemptoristas se retrasara hasta 1919, cuando ingresó en el jovenado de El Espino. Realizó el noviciado en Nava de Rey (Valladolid); también estuvo en Pamplona y en la basílica de San Miguel, en Madrid. Allí fue sorprendido el 20 de julio de 1936 junto a otros compañeros. Llevados al Círculo Socialista de La Latina, fueron fusilados en la Casa de Campo e inhumados después en el Cementerio General como personas desconocidas. [más sobre su biografía]
El padre José Mª Urruchi Ortiz nació en Ayuelas en 1909. Pronto comenzó a ayudar a misa al párroco del pueblo y a frecuentar El Espino, donde ingresó como redentorista. Se formó, como sus compañeros, en Nava de Rey. Fue destinado a La Coruña, Cuenca, Vigo y Madrid, donde fue ejecutado. Su cadáver fue recogido por la Cruz Roja en una cuneta de la Carretera de Andalucía en la mañana del 22 de agosto, y llevado al depósito Judicial; fue inhumado en el Cementerio Municipal de Madrid (hoy de la Almudena) el 23 de agosto en una fosa común. [leer más sobre su vida aquí]
El hermano Maximo Rafael Perea Pinedo era natural de Múrita, en el Valle de Losa, donde nació en 1903. Sus padres lo llevaron a Valladolid como recadero en el Colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, donde se ganó las simpatías de los Hermanos, que pusieron en él las mejores esperanzas, seguros de que terminaría por quedarse con ellos. Sin embargo, acabó ingresando en la congregación del Santísimo Redentor en calidad de hermano coadjutor. Estuvo en Nava de Rey, El Espino, Santander, Astorga y Madrid. Fue llevado a una comisaría, y después a la checa de Fomento; allí fue sometido a interrogatorio, y el hermano dijo que era albañil. Pusieron en sus manos una pala y le mandaron hacer mezcla. Salió mal de la prueba. Entonces dijo que era labrador; pero no tenía manos de labrador. Por fin declaró que era reliigioso. El policía dijo que el hermano lo pasaría mal por haber tratado de engañarles. Nada más se supo de él. En la mañana del día 3 de noviembre de 1936, su cadáver fue recogido en Ciudad Universitaria de Madrid. [Pulsar aquí para ampliar la biografía]