«Aún tenemos que soportar miradas de desprecio entre los católicos»

Dayana Jiménez Iglesias tiene tres hijos y es miembro de la delegación de Pastoral Gitana. Su familia es una de las muchas que atiende esta Pastoral.

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Dayana Jiménez Iglesias está divorciada del padre de sus tres hijos. Su vida no ha sido fácil, su padre falleció hace tres años y vive con su madre Marifé, colaboradora perseverante de la delegación de Pastoral Gitana.

 

La mascarilla oculta una sonrisa que se intuye por el brillo de sus ojos. «Tras el fallecimiento de mi padre me distancié más de la delegación, pero ellos siempre han estado ahí. Sentimos su acompañamiento en cada llamada telefónica y eso nos ayuda emocionalmente» expresa.

 

Dayana está vinculada a la pastoral desde que era niña y sus hijos están bautizados en la Iglesia católica. «La relación de mi familia con el sacerdote Fermín hizo que me criase con muchos colaboradores de la pastoral. Me acuerdo mucho de Sonia, una ex trabajadora de la Facultad de Teología, y de Sor Felisa, una Hija de la Caridad».

 

Su abuela Ángeles, reconocida en Burgos por sus cuadros de pintura, participa en todos los eventos que organiza la delegación de Pastoral Gitana. «En mi familia, siempre nos han inculcado la fe, para nosotros es algo que vivimos a diario. Hemos sentido el apoyo de muchos párrocos y de bellas personas de la pastoral como Aurora, pero hoy en día, aún tenemos que soportar miradas de desprecio de cristianos cuando acudimos a una iglesia. Me gustaría que nos viesen como a una más», lamenta. «Me da rabia que la sociedad nos eche en el mismo saco a todos los gitanos. Hay personas de mi etnia que cometen delitos, con las que no me siento identificada. No todos somos iguales».

 

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