Imagen del mes de junio: San Juan de Ortega y el triple capitel románico
Descripción del cuadro
La autoría de la obra «San Juan de Ortega y la Dama Donante» se atribuye al Maestro de la Visitación de Palencia, pintor que estuvo activo en Burgos a finales del siglo XV. Se considera que esta obra fue realizada hacia el año 1505 y procede de la Iglesia de San Juan de Ortega.
Lamentablemente su mala conservación ha hecho que se perdiese una parte importante de su pintura. El deterioro que ha sufrido impide conocer la escena que se narra, pero se identifica al santo representado con San Juan de Ortega, discípulo de Santo Domingo de la Calzada, que viste una rica capa pluvial, abandonando en esta ocasión su tradicional iconografía de peregrino. Tras su restauración en 1967, ingresó en 1974 en el Museo Catedralicio de Burgos, donde se puede contemplar actualmente.
Esta pieza es digna de destacarse porque tradicionalmente se ha querido identificar a la donante arrodillada ante el santo, a la izquierda, con la Reina Isabel la Católica, que visitó el santuario en 1477. Esta identificación es problemática dado que presenta serias dudas respecto de las imágenes convencionales conservadas de la Reina. Desgraciadamente no se conserva ningún documento relacionado con la obra por lo que tampoco puede afirmarse que se trate de una única tabla o si formaba parte de algún tríptico o retablo desaparecido.
El triple capitel románico
En la Iglesia del Monasterio de San Juan de Ortega, en la provincia de Burgos y en el Camino de Santiago, se produce en los equinoccios de primavera y otoño el «misterio de la luz»: el sol de poniente penetra por un ventanal hastial e incide y recorre, en una secuencia perfecta, las escenas esculpidas en un triple capitel situado en una de sus capillas absidales: la Anunciación-Encarnación, la experiencia fruitiva de María, la Visitación, el Nacimiento y el Anuncio a los pastores.
Está claro que este singular acontecimiento, que apenas dura diez minutos, no se debe a una mera casualidad, sino que estaba perfectamente planificado por el maestro de obras que restauró el templo a finales del siglo XV. Por suerte sabemos que este genial artista era Simón de Colonia y que realizó las reformas de San Juan de Ortega por encargo de la reina Isabel la Católica, muy devota del santo burgalés. Simón de Colonia tenía concienzudos conocimientos matemáticos y de astronomía adquiridos durante su formación en Alemania, país en el que había nacido. Al recalar en Burgos intervino en las principales obras realizadas durante la segunda mitad del siglo XV: en la capilla de Santa Ana y del Condestable, en la Catedral, y en la Cartuja de Miraflores. Lo curioso es que en dos de estos monumentos también se producen distintos fenómenos astronómicos que tienen al Sol como protagonista.
La elección de dos fechas tan señaladas como los equinoccios, cuando el sol cruza el ecuador celeste y el día y la noche tienen la misma duración, demuestra, además de un sólido conocimiento del calendario astronómico, un intento de suscitar la reflexión del espectador.
Esta magnífica pieza escultórica se ha puesto en relación con el segundo taller de Silos. Este segundo taller silense fue un núcleo creador fundamental en la Castilla del siglo XII y se convirtió en un foco de irradiación decisivo. Su renovación de las formas, la gran calidad de los relieves, el bello acabado de las composiciones y el éxito de sus novedades iconográficas lo situaron desde muy pronto en un punto de atención primordial. Esta corriente artística se expandió alrededor del Monasterio de Silos en todas las direcciones.