In memoriam José María Herrera

por administrador,

Hay personas cuya sencillez, sinceridad y simpatía hacen que sientas gozo en su compañía. Una de esas personas nos ha dejado, José María Herrera. No temo equivocarme que habrá pocos en la Provincia de Burgos que conozcan, por nombre y apellidos, a tantas personas como José María. Ir con él, andando, a algún sitio, era cosa imposible, exponerte a no llegar al destino pues a todo el mundo tenía que saludar y pasar lista a toda la familia.
Vivió en Brizuela, Fresno de Río Tirón, Santa María del Campo, Las Quintanillas. En todos ellos dejó grandes amigos, más aún pero conocía y compartía con los de los pueblos vecinos. Este cura alegre, brutalmente sincero, de pueblo, como le gustaba decir a él, nos ha dejado. Así, sin más. El día de Reyes dejaba de comunicarse. Ayer moría. ¡Descansa en paz!

En nuestro mundo del anonimato, de las prisas, del aparentar, del aspirar a “estar más arriba” ser servidos y adulados, para que nos aprecien y valoren, más por el tener que peor el ser, la partida de José María es un vacío difícil de llenar. Esta tarde en el Tanatorio he podido comprender cuántos y cómo le querían. Al ver esto uno se anima a ser cura. Sí eso que hoy no se lleva pero que a la postre resulta imprescindible porque, el cura, los buenos curas como José María, son los que escuchan, los que, conservando su identidad, se hacen uno con los últimos, y, al final, últimos y necesitados somos todos. Por eso, José María sabía estar con todos porque a todos, a todos, tenía algo que ofrecer, ese algo, mejor Alguién por el que un 21 de Diciembre de 1963 apostó y que hoy, seguro, ha salido a su encuentro, con los brazos abiertos: “José María, siervo bueno fiel y prudente, pasa al Banquete de tu Señor”.
Descansa en paz.

Jesús Yusta Sainz