La celebración del XV aniversario del COF termina con un llamamiento al voluntariado
La celebración del XV Aniversario del Centro de Orientación Familiar Diocesano, el COF, ha sido la afirmación alegre y festiva de una ayuda necesaria, que las familias burgalesas han agradecido especialmente, en esta época convulsiva donde a la familia se la está dejando fuera de las decisiones sociales y sufriendo los problemas que las nuevas ideologías la están imponiendo.
Según José Manuel Cantera, director del COF, «nuestros objetivos, a partir de ya, son la promoción y potenciación del centro de Burgos y de las secciones de Aranda de Duero y Miranda de Ebro».
Así mismo, también se pretende facilitar el voluntariado en dos líneas de actuación: el voluntariado de matrimonios y personas físicas, especialmente a través de los equipos de acogida, y el voluntariado de profesionales, psicólogos, abogados, orientadores familiares, matronas, trabajadores sociales, etc., tan necesarios en el tratamiento y solución de los problemas familiares. «Por último –añade Cantera– deseamos que las entidades sociales y los medios de comunicación social de la ciudad y provincia puedan apoyar nuestras actividades ya que van dirigidas a todos los ciudadanos que lo necesiten».
Conferencias y mesas redondas
El COF pone así fin a una serie de actos que han tenido lugar con motivo de la celebración de su XV aniversario. Uno de ellos fue la mesa redonda que bajo el título «¿Para toda la vida?» moderó la periodista Teresa Palmero y en la que profesionales del derecho y la psicología ofrecieron sus puntos de vista.
También cabe destacar la conferencia que ofreció el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, que con el título «Emergencia afectiva», trató sobre la situación en la que están varias generaciones que conviven con modelos familiares y sociales más inestables que las de sus abuelos. Por eso, apostó por la labor de la orientación familiar para ayudar a personas «que se refugian en las adicciones y no se fían de nadie» a confiar en el prójimo y a comprender que el amor de los otros es imperfecto y tiene fallos.