«Dar de comer al hambriento»

«Dar de comer al hambriento» es una de las obras de misericordia que propone la Iglesia. La diócesis quiere hacerla suya a lo largo de este mes, en la que Manos Unidas organiza un año más su tradicional campaña contra el hambre, este año bajo el lema «Plántale cara al hambre: siembra».

 

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Como cada mes de febrero, Manos Unidas organiza su campaña anual.

 

El hambre es uno de los grandes males que padecen las poblaciones más pobres de la tierra. Se calcula que unos 795 millones de personas están afectadas, lo que supone un fracaso de uno de los Objetivos del Milenio acordados por la ONU para el año 2015, ya que estaba previsto reducir para entonces esa cifra a la mitad. Pero a pesar de los datos, son muchas las organizaciones que tratan de acabar con esta lacra, que está especialmente presente como obra de Misericordia durante este año jubilar. Y de esto sabe mucho Manos Unidas, la asociación de la Iglesia católica en España para la ayuda, promoción y desarrollo del Tercer Mundo.

 

En Burgos, es Cristina Romano quien está al frente de esta ONGD, y tras colaborar desde hace años con ella, es su presidenta desde hace tres, cargo que acaba de renovar. «Este año, con la campaña de Manos Unidas apoyamos varios proyectos, uno de los más importantes es la construcción de una maternidad en Kenia». También se destinarán fondos a una escuela en Zambia y a un centro de capacitación en Togo, entre otros proyectos repartidos por diversos países. Cada vez se busca más ir a proyectos integrales, es decir, que se pretende actuar en una comunidad pequeña y cubrir diversos aspectos como la educación, la alimentación, el agua, la sanidad, etc. «De esta manera, es mucho más fácil que se produzca el desarrollo y que salgan poco a poco de la situación de pobreza en la que se encuentra». Además, desde manos Unidas confían en la propia iniciativa de las comunidades con las que trabajan: sólo les apoyan si ellos piden esa ayuda. Los proyectos, por lo tanto, no son impuestos por la organización, sino que han de ser solicitados, pues es la mejor manera de que realmente se implique esa comunidad. «Y además, tiene que aportar algo, ya sean tierras, trabajo comunitario, materiales… lo que puedan. Sólo así sienten los proyectos como propios y se pueden llevar a cabo con eficacia». También se busca que haya un responsable al frente que se haga cargo; normalmente en África son misioneros o congregaciones religiosas, debido a que en este continente la estructura social no siempre es ordenada, algo que no ocurre en Asia o América del Sur, donde las comunidades sociales están más organizadas.

Trabajo de sensibilización

Manos Unidas es una ONG mayoritariamente formada por mujeres y trata que los gastos de gestión sean lo más austeros posible para que todo el dinero que se pueda recaudar vaya a parar a los proyectos de desarrollo programados. «Desde Manos Unidas nos preocupamos además de la sensibilización: no sólo realizamos la obra de misericordia, sino que también tratamos que la gente sea misericordiosa», comenta Cristina. Y el resultado se nota, ya que señala que «los burgaleses son muy generosos, y se implican mucho con nuestras campañas». Aunque por poner un «pero», apunta a  que es complicado lograr voluntarios que se comprometan con la organización durante un tiempo largo. «Es fácil encontrar voluntarios para campañas puntuales, pero no así para que permanezcan. La gente es un poquito reacia a comprometerse». Ojalá en este Año de la Misericordia esta tendencia empiece a cambiar.

 

En cuanto a la campaña que Manos Unidas prepara para estos días, titulada «Plántale cara al hambre: siembra», arrancará el 11 de febrero con un acto presentado por al arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, a las 19:30 horas en la Sala Polisón del Teatro Principal. Allí, la religiosa teatina Cristina Fernández Sadornil, misionera en Benín, llevará a cabo una ponencia. Los actos con motivo de esta campaña continuarán el 14 de febrero, cuando se celebre la jornada nacional de Manos Unidas, mientras que el 19 de febrero tendrá lugar la conocida como Operación Bocata y en la que se implican los colegios de la provincia.

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