Talleres y juegos para acercarse a las vocaciones
Los dedos pegajosos y la cara y sudadera manchadas de harina; las manos trabajando para heñir la masa, el horno preparado y por fin hemos fabricado nuestro primer pan ázimo. Es una de las escenas que se ha repetido en el Seminario de San José en la jornada de hoy, en la que niños y niñas que acuden a catequesis de confirmación en las parroquias de la diócesis han participado en un divertido encuentro pensado exclusivamente para ellos. Junto al taller del pan, también ha habido tiempo para descubrir la riqueza de las vocaciones en la Iglesia, el trabajo que realiza Cáritas o la labor que realizan los misioneros burgaleses anunciando el evangelio por los cinco continentes. Todo en un tono dinámico y lúdico que ha posibilitado que los organizadores hayan visto cumplido el principal objetivo del evento: «Conseguir que nuestros niños se acostumbren a encontrarse en actividades diocesanas desde la infancia y tratar algunos de los temas que preocupan a los catequistas de la diócesis: la eucaristía, la vocación y la misión». Y a tenor de las impresiones, lo han logrado con creces: los participantes afirmaban al concluir el evento que la experiencia ha sido tan buena que «repetirán al año que viene».
Para los promotores del evento, el encuentro «VEM» ha sido un éxito. Más de 230 participantes, entre niños, catequistas y sacerdotes acompañantes, han disfrutado de las actividades organizadas conjuntamente por las delegaciones de catequesis, pastoral vocacional y misiones.
Juegos y oración
Fue hace ya tres años cuando la Iglesia burgalesa apostó por crear un encuentro diocesano para los niños y niñas de catequesis. Aquel primer «partir el pan», pensado para chavales de cuarto de primaria, se enriqueció el año pasado con el «festival de las vocaciones» para los de quinto y este año se ha implementado con el «encuentro de infancia misionera» para los chicos de sexto. El encuentro tiene, además, un fin solidario, ya que los participantes han pagado tres euros con el objetivo de sufragar los gastos de transporte de los participantes que vienen de más lejos, colaborar en un proyecto de Manos Unidas y la adquisición del libro sobre la vida de Valentín Palencia «De Burgos al cielo», cuyos beneficios se destinarán a cubrir las necesidades de niños pobres.
La jornada ha intercalado momentos formativos, como los talleres de la mañana, con otros más lúdicos, como la gran yincana de la tarde. El broche del encuentro lo ha puesto una oración presidida por el arzobispo, don Fidel Herráez. En ella –en la que ha cobrado especial protagonismo Valentín Palencia– ha pedido a los niños participantes «ser felices y hacer felices a los demás», a la vez que ha augurado encontrarse con ellos en otras muchas ocasiones.
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