Pequeños vídeos para descubrir la vocación

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video llamados

La iniciativa parte de la delegación de Pastoral Vocacional.

La delegación diocesana de Pastoral Vocacional lanzó ayer una serie de «mini vídeos» titulada «Qvo Vadis». Se trata, como afirman desde esta delegación, de diez capítulos que se publicarán cada domingo en su canal de Youtube y que «giran en torno al sentido de la vida y la necesidad de ofrecerla en clave vocacional».

 

Con esta iniciativa, la delegación de Pastoral Vocacional adelanta más que otros años la tradicional campaña del día del Seminario, preparándola desde ahora: «Queremos ir conduciendo este tiempo hacia el mes de marzo ofreciendo pequeñas ideas que ayuden a reflexionar sobre el lugar en el mundo que estamos llamados a ocupar», indican.

 

Con el vídeo publicado ayer –titulado «Tu lugar en el mundo»– quisieron poner de relieve que todas las personas son instrumentos elegidos por Dios «para seguir construyendo el mundo». «Dios te hizo a ti», se escucha en el vídeo, «y te pensó para algo». En los próximos capítulos prometen ayudar a quien los vea a descubrir cuál es su papel en medio del mundo.

 

«Para que haya ecumenismo nos tiene que doler la división»

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ecumenismo burgos

Agustín Melguizo y José Luis Cabria, en la iglesia evangélica de la calle Pessac de Burgos.

 

La invitación a compartir un café en torno a una mesa. Unas galletas de chocolate sobre un plato y el reloj como parado, sin prisa en avanzar porque se está compartiendo, y mucho. Sentados alrededor, Agustín Melguizo y José Luis Cabria, un pastor evangélico y un sacerdote católico. Una estampa extraña para muchos pero común entre ellos y Claudiu Nicoara, un pope ortodoxo que hoy no ha podido acudir a la reunión. «Ecumenismo de la vida», lo llaman. Un primer paso para compartir entre hermanos cristianos sus inquietudes, sus modos de entender la vida y de poner en común lo mucho que les une.

 

En los dos milenios de historia del cristianismo, entre los seguidores de Jesús siempre se han dado matices y modos diversos de vivir el evangelio. Algunos, como en el caso entre ortodoxos, católicos y protestantes, han sido tan marcados que las diferencias produjeron enfrentamiento, división, ruptura. En el año 1054, la división entre católicos y ortodoxos se consumó, a la espera de que centurias después se desgajaran también los seguidores de la Reforma impulsada por Lutero hace cinco siglos. A pesar de la desunión, desde hace décadas ha surgido un fuerte movimiento que busca encontrar lo común de las confesiones cristianas y lograr que la unión entre ellas sea una realidad cada vez mas cercana.

Ecumenismo de la vida

En Burgos, ese acercamiento se da de forma especial cada mes de enero, cuando llega la semana de oración por la unidad de los cristianos (del 18 al 25), y siempre que hay oportunidad en acciones sociales y puntuales o en colaboraciones asistenciales conjuntas, como la visita a los presos. Así, las reuniones entre católicos, evangélicos y ortodoxos hacen que poco a poco, el acercamiento vaya siendo una realidad: «Quienes participan en estos encuentros se dan cuenta de que los otros no son bichos raros, son gente creyente y que tienen una fe común muy profunda y vivida con intensidad y espontaneidad», comenta José Luis Cabria, director del secretariado diocesano de ecumenismo. Parecida opinión tiene Melguizo, pastor evangélico desde hace 25 años y líder de la Iglesia evangélica de la calle Pessac de la capital: «Existe un “ecumenismo de oficina” a alto nivel teológico entre católicos y luteranos… pero eso no llega a la gente de calle. Si nosotros estamos aquí reunidos no es por esos grandes documentos, sino porque nos hemos conocido, hemos empezado a trabajar juntos y nos ha ido bien. El tema relacional es clave». Y apostilla: «No hay que plantearse si se conseguirá o no la unidad plena; si cada uno hacemos lo que está en sus manos estaremos haciendo ecumenismo. Lo único que podemos hacer es intentar ser nosotros personas que facilitemos la unidad».

 

Se calcula que en la provincia de Burgos existen unos 10.000 cristianos ortodoxos y alrededor de 3.000 evangélicos pertenecientes 30 comunidades. De otro lado, el 90% de la población se declara católica, aunque su práctica religiosa cae hasta el 20%. Sin duda, tres confesiones cristianas que, lejos de lo que la opinión pública piensa, están más cerca de lo que parece: «Los católicos, que somos mayoría, pensamos que ortodoxos y evangélicos son otra religión y muchos lo equiparan con el islam o el budismo», comenta Cabria. «Pero no es así, son otras confesiones, distintas formas de entender y vivir el mismo evangelio. Y es que a lo largo de la historia hemos acentuado tanto las diferencias que hemos olvidado lo común. Ciertamente hay diferencias doctrinales, de celebración de sacramentos, de organización jerárquica y ministerial… pero tenemos elementos esenciales comunes: la misma fe, el credo común, el bautismo… Hay muchos elementos que tendríamos que poner en primer plano y no las diferencias», insiste. «Ese es el primer paso para que haya ecumenismo».

¿Utopía o realidad?

Preguntados sobre si la unidad plena es o no una realidad cercana, católicos y evangélicos tienen diferentes puntos de vista. Melguizo asegura que los evangélicos «vivimos ya un cierto ecumenismo interno porque entre nosotros existe ya una gran diversidad. Nosotros consideramos la diversidad como una riqueza. El Espíritu Santo está por encima de barreras de denominaciones, grupos, estructuras…» En este sentido, para ellos el ecumenismo sería una unidad diferenciada, una unidad dentro de la diversidad. Para la perspectiva católica, sin embargo, el ecumenismo será pleno cuando haya unidad total: «La idea es llegar a la unidad visible desde el punto de vista doctrinal, de disciplina y sacramentos», comenta Cabria. «El ideal es que todos lleguemos a participar en la misma eucaristía porque entre nosotros existe comunión plena». A pesar de lo complejo, no pierde la esperanza: «Mientras tanto, vamos caminando hacia ello. Hay que ir dando pasos poco a poco».

 

Y el primero de ellos pasa por reconocer lo doloroso de la fractura: «Yo creo que en el fondo, no se da ecumenismo porque no nos duele la desunión. No vivimos la división como una tragedia. Y como no nos duele, no es cosa nuestra, pasamos de ello, que lo intenten otros», lamenta Cabria. A pesar de ello, ambos pastores destacan que el ambiente multicultural y hostil empujará a buscar el acercamiento y a presentar ante la sociedad una única imagen del cristianismo: «La identidad cristiana como presentación hacia los otros no cristianos va a facilitar el ecumenismo. Este mundo hostil y contrario al cristianismo va a favorecer la unidad entre los cristianos y aunar nuestra identidad común».

Acogida generosa e integración digna del inmigrante y su familia

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El 15 de enero se celebra en la Iglesia la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado con el lema «Menores migrantes, vulnerables y sin voz». Con este tema el Santo Padre quiere «focalizar la atención en los más pequeños entre los pequeños».

 

Mi primera mirada y mi primer saludo en esta Jornada deseo que sea para cada uno de los inmigrantes, especialmente los niños, que se encuentran entre nosotros. Un saludo cercano, cordial y fraterno secundando el deseo del Papa Francisco que nos invita a «acoger el abrazo del Padre para que, a su vez, nuestros brazos se abran para estrechar a todos y que todos se sientan «en casa», en la única familia humana». Con estas palabras deseo también hacerme portavoz  de nuestra diócesis, que está realizando todo el esfuerzo posible para ayudar y apoyar a quienes proceden de países lejanos y se encuentran en condiciones difíciles. Por ello debo expresar mi sincero agradecimiento a los católicos burgaleses que trabajan pastoralmente en este campo, con la colaboración activa y el protagonismo de los mismos inmigrantes.

 

El fenómeno de la inmigración se extiende a lo largo de la historia humana. En estos años, sin embargo, ha alcanzado una intensidad especial por su amplitud, por su presencia continua en los medios de comunicación, por la dureza y la inmisericordia que lo envuelve.

 

El Papa recuerda el derecho de toda persona a vivir con dignidad; el derecho a no tener que emigrar, a no tener que salir a la fuerza de su tierra; y el derecho a emigrar y a desplazarse cuando las situaciones adversas así lo exigen; derechos que deben ser respetados en la legislación correspondiente y en el corazón de los pueblos a donde llegan. A la globalización del fenómeno migratorio hay que responder con la globalización de la caridad, para una integración digna del emigrante y su familia.

 

Esta necesidad se hace patente especialmente en el caso de los niños, como nos recuerda el lema de este año. Ellos son los más vulnerables y los más expuestos a los abusos, a la explotación y al tráfico de personas. Todos recordamos con horror la imagen de Aylán, el niño sirio de tres años que apareció ahogado en una playa turca. Su hermanito Galip también murió en situaciones trágicas. Toda Europa quedó conmocionada. Pero aquel sentimiento no logró cambiar la actitud general a nivel político y económico.

 

Millares de niños que entran sin su familia en nuestro continente siguen desapareciendo sin que nadie los reclame, los busque o los llore. Su situación es tan precaria que quedan ocultos a los ojos del mundo, desaparece su imagen y su voz. Por eso alguien tiene que hacerse cargo de ellos porque son menores, extranjeros e indefensos, porque tienen derecho a una familia y a la educación que los libere del olvido, de la explotación y de la degradación. ¿Podemos nosotros permanecer indiferentes?

 

Me vienen a la memoria las interpelaciones que el Papa Francisco dirigió al mundo desde Lampedusa: ¿nos preocupamos por esos hermanos que sufren?, ¿somos capaces de llorar con ellos y por ellos? Estas preguntas van también dirigidas a cada uno de nosotros como Iglesia y nos llaman a la acción. La Iglesia apela a los Estados y a la Comunidad internacional para que afronten y solucionen las causas que empujan a tantas personas a abandonar sus países. Pero al mismo tiempo hemos de salir al encuentro de quienes vienen hacia nosotros con su dolor y angustia. La Iglesia, al encontrarlos, siente palpitar su corazón de madre, en sintonía con el corazón misericordioso de Dios.

 

Ante esta realidad, amplios sectores de la población se cierran en sus miedos y reticencias. Sin embargo, muchos miembros de la Iglesia salen de sí mismos, dan el primer paso, se acercan y se involucran con quienes tanto sufren. En el encuentro, en la colaboración y en la celebración, se manifiestan las riquezas personales que tienen los inmigrantes, la fuerza de su esperanza y su vocación de futuro. Esa es la experiencia gozosa de la pastoral con los inmigrantes, que debe convertirse en un tesoro de nuestra Iglesia diocesana.

 

Queridos emigrantes y refugiados: ocupáis un lugar especial en el corazón de la Iglesia y nos ayudáis a sentirnos más hijos de Dios y más hermanos entre nosotros. No perdáis la esperanza. Mirad a la Sagrada Familia, saliendo de su tierra camino de Egipto, con la confianza puesta en el Señor.

 

Os bendigo con todo afecto y os encomiendo a su protección.

Cien espiritual en Aranda de Duero

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Martes 7 de febrero 2017

Cultural cajaburgos, Plaza del trigo

A las 20,00

Precio 4 euros

+Ghadi (2013) de Amin Dora.100 minutos. Esta oda a las personas con discapacidad, en su simplicidad, es toda una invitación a ser buena gente. Narrada como un cuento oriental con sus ingenuidades, exageraciones e inverosimilitudes toca al espectador, no solo haciéndoles sonreir sino recobrándolo para la dulzura y la bondad. La fe, al principio, aparece más como magia y fantasía pero se descubre, al final, en su profundidad donde Dios actúa a través de las personas y a veces a través de los que aparentemente pueden aportar menos.

cartel bueno Aranda

Miranda de Ebro se suma a los actos con motivo de la jornada de las migraciones

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El Buen Pastor, de Miranda de Ebro, fue la parroquia elegida para celebrar el pasado viernes un encuentro de oración, dentro de los actos organizados por la Mesa Arciprestal con Inmigrantes, con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado del próximo domingo.

 

La oración dio comienzo con una serie de testimonios de personas inmigrantes menores de edad, dado que la jornada de este año se centra en los niños inmigrantes, que narraron cómo tuvieron que luchar por poder llegar hasta nuestro país como entrada en Europa. Tras la lectura de un pasaje del evangelio, se realizó un gesto, con el que los presentes expresaron su compromiso con estas personas que llegan a nuestro país con los mínimos recursos. El encuentro concluyó con una intervención de la delegada diocesana de Pastoral de Migraciones, Hilda Vizarro, que estuvo acompañada en todo momento por el vicario de pastoral, José Luis Lastra.

 

Los actos organizados en el arciprestazgo tendrán su continuidad en un Círculo de Silencio el próximo domingo, a las 14:00 horas, en el parque Antonio Machado de la ciudad.