Cientos de cristianos dicen no a una «economía que mata»
Cientos de personas han participado esta tarde en el gesto público con el que la diócesis ha querido solidarizarse con las víctimas de la crisis. Nicolasa, por ejemplo, se ha querido «solidarizar con las personas que pasan necesidad y carecen de lo suficiente para mantener una vida digna en sus hogares». Manuel, un voluntario de Cáritas, ha decidido «sumarse a la causa» y participar en el acto «para que la gente conozca todo lo bueno que hace la Iglesia en favor de los que más lo necesitan». Por su parte, Ezequiel, sacerdote, ha acudido a la marcha «por compromiso cristiano ante la pobreza y la precariedad que hay en el mundo del trabajo» y porque «desde la Iglesia tenemos que estar a favor de los pobres».
Las disposiciones para acudir al evento eran muchas. La razón de la asistencia una: solidarizarse con las víctimas de la crisis y denunciar la falta de recursos y medios económicos suficientes para vivir con dignidad que sufren muchas familias. Y es que la precarización del mercado laboral y los bajos ingresos hacen que muchas personas no puedan afrontar los gastos básicos para el acceso a condiciones de vida dignas, de los que el pago de la luz y la calefacción son solo algunos ejemplos.
El departamento de Formación Sociopolítica de la diócesis, coordinadora del acto, se ha encargado de recordar a los presentes que en los últimos años el precio de la electricidad ha subido un 73%, mientras que el gas lo ha hecho en un 67%. Así, mientras las empresas eléctricas han aumentado considerablemente sus beneficios, el año pasado se realizó más de medio millón de cortes eléctricos en los hogares españoles por impago. Solo en 2016, 345 familias burgalesas han recibido ayudas desde Cáritas para pagar la electricidad y 152 fueron respaldadas por esta institución en el pago de sus facturas de calefacción. Datos que reflejan que la falta de trabajo, los trabajos precarios y los bajos sueldos generan pobreza y que, en los últimos años, ésta se ha hecho más severa y crónica. Así, la energía, lejos de ser un bien básico para todos, se ha convertido en un artículo de lujo para algunos, como se ha afirmado en la concentración.
Compromiso cristiano
Con pancartas y teniendo como trasfondo estos datos, una marcha ha recorrido en silencio las principales calles del centro histórico, recordando a los presentes que «esta economía mata», tal como ha repetido en varias ocasiones el papa Francisco. Tras la marcha, en la que también ha participado el arzobispo, los asistentes han realizado también una colecta a favor de Cáritas –en la que muchos han aportado el salario de un día– y han realizado un claro compromiso público en favor de los más necesitados pues «como ciudadanos y como cristianos nos comprometemos a estar cerca de quienes sufren y compartir nuestros bienes con quienes más lo necesitan».
Así mismo, se ha pedido que «se considere la energía un bien común esencial con las obligaciones del servicio público», pidiendo a los poderes públicos «una mayor regulación e intervención en el mercado energético que evite escaladas de precios como las ocurridas este invierno e impida cortar la luz a las familias vulnerables».