Ser cofrade, una forma de vivir la fe y no un mero entretenimiento

Cuatro cofrades ofrecieron ayer su testimonio en la Primera Semana del Cofrade, que concluye esta tarde con una celebración de la Palabra en la capilla de la Facultad de Teología.

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Con el testimonio de cuatro cofrades, Roberto Delgado, Luis Isasi, Susana González y David Armada, ayer se alcanzó la tercera jornada de la Semana del Cofrade que se está celebrando en Burgos.

 

Roberto Delgado, prior de la Cofradía del Rosario, cuya sede es la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, también es miembro de la Cofradía de la Flagelación del Señor. Su cercanía a la Iglesia y su participación en la vida parroquial le llevó a ser miembro de ambas. Respecto de la del Rosario, manifestó su preocupación por el número de cofrades, que es bajo y con una media de edad alta. Siempre le ha interpelado el tema de la caridad, y los donativos que recogen los destinan a apoyar distintas iniciativas humanitarias.

 

Por su parte, Luis Isasi, actualmente prior de la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Ntra. Sra. de los Dolores, de la parroquia de San Gil, explicó que pertenecer a la cofradía de su parroquia fue para él lo más natural, pues ya lo eran su padre y su abuelo. Ve la cofradía «como un lugar de convivencia, donde se trabaja unidos», y manifestó que «el cofrade es un colaborador que ayuda en la evangelización, y que la cofradía es como una puerta para que otros puedan entrar en la Iglesia». También afirmó que «debemos trabajar con nuestros medios para acercar a Cristo y a su Madre a los que están ahí fuera». Finalizó su testimonio pidiendo «ayuda y ánimo por parte de la Iglesia para seguir trabajando con ganas e ilusión».

 

El tercer testimonio lo aportó Susana González, de la Cofradía de la Oración en el Huerto y Nuestra Señora de los Dolores, perteneciente a la parroquia de San Pedro de la Fuente. Confesó que nunca quiso ser cofrade, pero que su hija Ángela se sintió desde pequeñita atraída por las procesiones. «Sinceramente –manifestó- nunca he entendido el fervor de mi hija hacia las cofradías, ya que ningún familiar ni ningún amigo son cofrades…». Cuando la niña tenía 10 años, tuvo que solicitar su admisión en la cofradía, y eso le llevó a ella a ser cofrade también. Reconoció que la cofradía le ha aportado una fe adulta, y valoró ante los presentes la gran familiaridad que vive en su cofradía y la gran aportación de los cofrades mayores, que enseñan y transmiten ese espíritu fraternal.

 

El turno último le correspondió a David Armada. Pertenece a la Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento y de Jesús con la Cruz a cuestas, de la parroquia de San Cosme y San Damián. Puso de manifiesto que la participación en las Pascuas juveniles de la parroquia le movió a buscar «algo más», y lo encontró en la cofradía de la parroquia. Afirmó que «el sentir cofrade no puede tomarse como algo pasajero, se ha de tener una formación y un sentir religioso que nos permita que no sea un mero entretenimiento lúdico, sino una forma de vivir la fe con otros cofrades». Terminó su intervención hablando del fondo de caridad que existe en su cofradía para hermanos necesitados, además de su aportación a instituciones de caridad para beneficio de los pobres.

 

La Semana será clausurada hoy, jueves, con una celebración litúrgica de la Palabra en la capilla de la Facultad de Teología, a las 19:30 horas, acto que estará presidido por el vicario de Pastoral, José Luis Lastra, y en el que intervendrá la Coral Santa María la Mayor, de la Catedral, dirigida por José Inocencio Fernández.

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