El monasterio de Rioseco sigue reviviendo gracias al trabajo de los voluntarios
El monasterio de Santa María de Rioseco es ya un viejo conocido para todos los que se acercan al valle de Manzanedo. Estas antiguas instalaciones ven cada año mejorar su imagen gracias al impagable esfuerzo de restauración que realizan cada verano decenas de voluntarios, quienes con su buena disposición se entregan a una labor ardua, pero que a la vista está que da unos frutos magníficos.
Y es que este impresionante monasterio, que en su día estuvo habitado por los «monjes blancos» del Císter, es actualmente el objetivo de varias actividades que buscan su recuperación tras siglos de abandono y expolios. Coordinados por la asociación «Salvemos Rioseco», los voluntarios que participan en estas tareas tienen este verano nuevos retos que abordar, y que se dará cuenta de ellos en la VIII Semana del Voluntariado que se celebrará del 30 de julio al 4 de agosto. Todo aquel que desee ayudar a reconstruir este monasterio puede acercarse a él de 10:00 a 20:00 horas, de lunes a sábado. Y si los participantes quieren proporcionar una ayuda más constante como voluntarios, han de presentarse en el monasterio durante esa semana, y a ser posible, llevar materiales que puedan ser útiles para el trabajo, como guantes (imprescindibles), y, si se tienen, herramientas como palas, azadas, desbrozadora o rastrillos. Allí mismo, se reunirán todos los voluntarios y Juanmi Gutiérrez, sacerdote y coordinador de los voluntarios, les asignará un grupo de trabajo.
Las tareas que se realizarán este año consistirán en vaciar la antigua casa parroquial con vista a que el edificio sea habilitado como hospedería; limpiar de escombros el foso exterior de la iglesia y el perímetro del monasterio, vaciar el cuarto que queda junto a la sala capitular, levantar los muros de la huerta, cubrir los muros del camino con las tapas de piedra, limpiar el cementerio y despejar de agua el acceso a la cilla desde el claustro.