Celebremos con fervor nuestra Semana Grande

Mensaje del arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, para el domingo 14 de abril de 2019.

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«Bendito el que viene en el nombre del Señor» (Sal 118,26). Con este canto de bendición y alabanza, que proclamaremos hoy, en la celebración del Domingo de Ramos, llegamos al umbral de la Semana Santa. Y nos disponemos a entrar con fe y con fervor en estos días santos, para acompañar a Jesús contemplando los misterios de su Pasión, Muerte y Resurrección. Así, os invito a todos, burgaleses y visitantes, a penetrar en el sentido profundo de la Semana Santa, a participar no sólo como espectadores de los actos y procesiones que se desarrollan en nuestras calles y plazas sino también en las celebraciones que tienen lugar en los templos, donde la comunidad cristiana se reúne para celebrar el misterio de la salvación.

 

Los cristianos consideramos la Semana Santa como nuestra Semana Grande. Esa grandeza se manifiesta a lo largo del Triduo Pascual, porque celebramos el núcleo y el contenido central de nuestra fe, lo que hace que seamos cristianos: Como decía san Pablo, hacemos memoria de Jesús que «murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación» (Rm 4,25). No se trata de vivirlo como un simple recuerdo del pasado o como una manifestación meramente cultural. Con la Iglesia, actualizamos y re-vivimos el memorial del amor de Dios para con nosotros, que en Jesucristo se derrama sobre toda la humanidad.

 

Es una semana grande porque estos días la vivencia religiosa se hace más intensa, más auténtica, pues brota de un encuentro más personal con el Señor que muere y resucita por nosotros. Los acontecimientos de esta semana nos hacen ver que Jesús experimenta desde dentro la injusticia y la crueldad, el abandono y el sufrimiento, pero que sigue vivo acompañándonos en la peregrinación de nuestra existencia, dándonos continuamente consuelo y esperanza. Vemos a Jesús, como el gran paciente del dolor humano y el único que nos justifica y nos hace renacer de nuevo (cf. Rm,4, 25).

 

Es grande también porque en las procesiones que recorren nuestras calles, con la riqueza de los pasos -magníficas obras de arte- se hacen presentes las sucesivas generaciones de cristianos que han conseguido expresar el esplendor y la belleza del misterio de la fe. Esas obras, expresiones dolorosas unas o luminosas otras, tan profundamente humanas, reflejan la cercanía de Dios mismo en nuestra historia y el testimonio duradero de la fe y de la piedad de nuestro pueblo.

 

Esta grandeza se va renovando sin cesar por la creatividad e ilusión de tantas comunidades cristianas. La Semana Santa burgalesa se hace cada vez más grande, pues tanto en las ciudades como en las diversas localidades de la provincia se multiplican las representaciones, logrando que el misterio que celebramos se haga visible y cercano en todos sus aspectos y dimensiones. Todos los que de un modo u otro os hacéis presentes en estos actos, desde la cercanía o desde la distancia, como participantes o como observadores, hacedlo con respeto, recogimiento y admiración; y  encontrareis una ocasión magnífica para captar la fuerza íntima del cristianismo y la respuesta que ofrece a los grandes interrogantes y expectativas del corazón humano.

 

De modo especial me dirijo a los cofrades, que durante estos días ejercen un protagonismo necesario en la vida de la Iglesia. Podéis sentiros orgullosos de lo que hacéis de modo callado a lo largo del año, porque durante estas jornadas se convierte en testimonio público de la fe y en una fuerza evangelizadora. Gracias a vosotros Jesús sale al encuentro de todos los hombres y mujeres que recorren nuestras calles. Gracias a vosotros pueden percibir que su salvación sigue siendo actual y significativa para nuestros contemporáneos.

 

Que nuestra Semana Santa siga siendo realmente grande al mostrar la necesaria armonía entre fe y vida, entre sentimiento y arte, entre devoción personal y celebración comunitaria, entre la contemplación de Jesús en la Cruz y la mirada a ese Jesús presente en el dolor de nuestros hermanos. Acompañemos también estos días a la Virgen Dolorosa. A Ella le encomendamos los frutos del Espíritu en esta Semana Santa Burgalesa y el paso del Señor por nuestras vidas.

Comentarios

Comentarios: 1

  1. María Teresa Sierra Alarcón

    He leído con todo interés el escrito de Don Fidel, lleno de aciertos. Yo resaltaría muy especialmente «la mirada a ese Jesús presente en el dolor de nuestros hermanos». Considero que es un punto clave que tiene que empujarnos a la misericordia activa, sin la cual la coherencia cristiana se hace imposible de alcanzar.