«La mayoría de los costaleros lo son más por devoción a una imagen que por fe»

Luis María Puente es cofrade y costalero en la Cofradía de las Siete Palabras y del Santísimo Cristo de Burgos. Este es el quinto año que porta la réplica del Santo Cristo de la Catedral.

Jesús Puente costalero 2

 

A Luis María Puente siempre le atrajo todo lo que rodea a la Semana Santa (es un enamorado de las procesiones sevillanas) a pesar de que en su familia no había tradición cofrade. Así que, cuando un compañero de trabajo le comentó que la Cofradía de las Siete Palabras y del Santísimo Cristo de Burgos buscaba voluntarios para procesionar la réplica del Santo Cristo de Burgos, no dudó un momento ofrecerse como costalero. Era el año 2014, la Cofradía había cambiado su sede de la parroquia de San Fernando Rey a la Catedral y estrenaban la imagen. Hasta entonces, el paso que procesionaba la cofradía era el del Cristo de los Olmos, que se custodia en el convento de Franciscanas de Villímar, mucho más liviano, y podía llevarse solo entre ocho personas. Dada la edad de la mayoría de los cofrades, se aventuraron a pedir voluntarios.

 

Este es el quinto año que Luis porta sobre su hombro el Cristo de Burgos, de forma bastante más llevadera que cuando debutó. «El primer año empezamos siendo 36 costaleros para llevar más de 1.000 kilos, exactamente 1.080 kilos, pesado con báscula de la Guardia Civil. –la Benemérita y el Ejército siempre han estado muy vinculados a la Cofradía–. Hasta el mismo abad de la Hermandad, Alejandro Millán, creía que no íbamos a llegar al recorrido de tres horas que dura la procesión del Santo Entierro (es el único paso que desfila sobre andas la tarde-noche del Viernes Santo). Acabamos reventados. Eran tres varales, tres delante y tres detrás. En 2015 pusieron un varal más (en total cuatro) y llegamos a ser 48 costaleros. Aun así, como había mucha lista de espera (no sé que tendrá el Cristo de Burgos, pero a la gente le llama muchísimo), ahora se ha hecho un varal corrido del estilo del de San Cosme y ya vamos 60 personas (desde 2016)».

 

Luis mide casi 1,90, pero entre los costaleros hay personas de todas las estaturas, edades y de ambos sexos, si bien las mujeres solo representan un 10% del grupo. «Los puestos son siempre los mismos y aunque procuran poner a la gente alta delante del todo y detrás del paso, la estatura no tiene nada que ver, porque llevamos unas alzas que van enroscadas al varal. Yo, por ejemplo, que soy alto, llevo la almohadilla pegada al varal, pero otro igual tiene 15 cm de alza para que le pegue la almohadilla en el hombro», explica. Lo que sí es cierto es que el peso no se reparte por igual. «No somos 60 personas arrimando el hombro, claro. Piensa que una niña de 16 años no puede soportar ni bien ni mal 20 kilos durante tres horas…». La edad sí es un factor que influye, asegura, Luis, que a sus 55 años forma parte del grupo de los mayores.

 

«El esfuerzo del Viernes Santo es demoledor», confiesa. De ahí que, para la procesión de las Siete Palabras, que salió por segundo año este Martes Santo, se optara por una carroza más ligera, de alrededor de 400 kilos, portada por 32 costaleros que se relevan a mitad de recorrido. Este año, en el Vía Crucis Penitencial de Juan XXIII, en el que también participa su Cofradía, han procesionado al Cristo de Burgos y no el de los Olmos, como era tradicional, pero solo la imagen, sin carroza.

 

Luis, aunque él es de misa diaria, reconoce que muchos de los costaleros lo son «más por devoción que por fe», en el caso de su cofradía, por el Cristo de Burgos. Muchos posiblemente no entren en una iglesia en todo el año, admite, y hay gente que prueba un año por curiosidad y lo deja al siguiente (suele haber tres o cuatro bajas anuales). Pero siempre hay relevo, hay lista de espera.

 

«En Burgos nos cansamos enseguida»

 

A pesar del auge que está cobrando la Semana Santa burgalesa, considera que «estamos a años luz de la andaluza, no sé si será por el clima, por nuestro carácter… Aquí no ves a alguien llorar porque no salga una procesión, quizá lo exterioricemos menos. Y aquí nos cansamos enseguida, no los cofrades, sino el público. Mientras las procesiones andaluzas están abarrotadas y aguantan 12 horas, en Burgos, cuando terminamos el recorrido y volvemos a la Plaza del Rey San Fernando, quedamos solo los cofrades. Y además, calculo que el 30% de las personas que acuden a ver las procesiones son turistas. Aquí la gente suele intentar hacerse una escapada estos días, falta arraigo».

 

Este costalero, que sí lo es por fe y no solo por devoción, confía en que mañana la lluvia no impida que la procesión del Santo Entierro vuelva a las calles de Burgos. Y que no desluzca el que considera el acto más emotivo de los que protagoniza la Cofradía de las Siete Palabras y del Santísimo Cristo de Burgos: el Desenclavo de la Cruz, que si el tiempo lo permite se llevará a cabo a las 13 h. en la Plaza de Santa María.

Comentarios

Los comentarios están cerrados para esta noticia.