La Catedral, «un edificio vivo y para la vida»
Tal día como hoy, hace 799 años, el entonces obispo de Burgos, don Mauricio, y el rey Fernando III el Santo colocaban la primera piedra del que estaba llamado a convertirse en el «edificio más emblemático de la diócesis» y una de las catedrales góticas «más reconocidas mundialmente». Sin embargo, los afamados artistas que han labrado a lo largo de estos casi ocho siglos sus capillas, retablos, cuadros, vidrieras o joyas de orfebrería no son los que han dotado de hermosura y majestuosidad al edificio, sino que la grandeza del templo no es otra que «la presencia especial de Dios nuestro Señor en él y, junto con él, nosotros». De hecho, «los que damos sentido a este templo somos los hijos de Dios, hermanos entre nosotros».
Así lo ha afirmado el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, en la eucaristía que ha celebrado esta tarde como colofón a una intensa jornada en la que también ha presidido la reunión del Patronato de la Fundación VIII Centenario y ha participado en la inauguración de la exposición de cuadros de Mateo Cerezo el joven en la sala Valentín Palencia de la Seo. Una frenética agenda que ha servido como preludio al próximo Año Santo que se inaugurará oficialmente el próximo mes de noviembre y a un año de celebrar el VIII Centenario del templo gótico. [Ver vídeo de la celebración más abajo].
Para el arzobispo, la Catedral es «un edificio vivo y para la vida». «No es solo un conjunto de elementos bellamente armonizados», ha dicho, sino que lo son «en orden a la vida, a nuestra vida». Así, lo principal del templo, Patrimonio de la Humanidad, «no es lo externo, lo que podemos estar viendo», sino «lo que dio origen a este templo», esto es, «la fe de quienes lo iniciaron y realizaron» y que ha dado como resultado «una fe que se ha convertido en cultura». Por ello, don Fidel sostiene que «nunca podemos ver este templo como algo fijo, quietecito, como un fósil de patrimonio arquitectónico», sino que «es un elemento vivo porque somos nosotros los que le damos sentido desde la fe».
Por ello, ha solicitado a los miembros de la Iglesia diocesana que «seamos templos vivos de Dios», «piedras vivas que, teniendo a Jesucristo como piedra angular y como fundamento principal, seguimos viviendo, amando y actualizando con obras y palabras la Buena Noticia de Jesucristo y la presencia viva del Espíritu». «Si nos admiramos, y con motivo, al mirar la grandeza de esta Catedral, ¿cómo no hacerlo al mirar la grandeza de cada uno de nosotros?», se ha preguntado. Y ha exhortado a los presentes, entre los que se encontraban autoridades políticas, civiles, académicas y numerosos fieles, todos ellos portando mascarilla y guardando la distancia de seguridad: «Acojamos de verdad el Espíritu del Señor para ser templos vivos, porque solo cuidando nuestra propia vida cristiana seguiremos cuidando de esta hermosa Catedral».
Más: galería fotográfica de la celebración