La apertura de la Puerta Santa iniciará este sábado el Año Jubilar de la Catedral
El administrador apostólico de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas, abrirá la Puerta Santa del Perdón de la Catedral de Burgos, rito con el que se iniciará la celebración del Año Jubilar que el papa Francisco concedió con motivo de la conmemoración del VIII Centenario de la colocación de la primera piedra de la Seo.
Debido a la emergencia sanitaria en la que nos encontramos inmersos, la procesión pública que iba a preceder a este acto (desde el cercano monasterio de las Salesas), ha sido sustituida por un itinerario de algunos de los celebrantes desde la Capilla del Santo Cristo, un gesto muy significativo en este momento, ya que se atribuye a la imagen su intervención milagrosa frente a la peste que asoló Burgos en 1405 y que acabó con la mitad de la población. La epidemia cesó y el Ayuntamiento hizo voto de acudir corporativamente cada año, en acción de gracias, el día 14 de septiembre, voto que se repitió en 1629 y se sigue cumpliendo en la actualidad.
Ante las limitaciones de aforo establecidas por la normativa vigente, los fieles que no puedan acudir al templo podrán seguir la celebración en directo por Trece y por RTVCYL. También los cierres perimetrales en numerosos territorios han afectado a la presencia de algunas de las autoridades eclesiásticas que iban a sumarse a la celebración, si bien se espera la asistencia, entre otros, de los obispos de Santander, Manuel Sánchez Monge; Osma-Soria, Abilio Pérez Barea; Pamplona, Fráncisco Pérez González; Palencia, Manuel Herrero Fernández; Vitoria, Juan Carlos Elizalde, y el obispo emérito de Jaén, Ramón del Hoyo López, así como los abades de Santo Domingo de Silos, Lorenzo Maté, y San Pedro de Cardeña, Roberto de la Iglesia, y el párroco de Caleruega, el dominico Basilio Cosmen.
Elementos que simbolizan unidad
En la celebración estarán representados todos los arciprestazgos de la diócesis, que acudirán a la celebración con algunas de las cruces procesionales más populares. A sus porteadores se les entregará una luminaria para que viaje a cada uno de los territorios e ilumine sus celebraciones en torno a este Año Jubilar, visibilizando la diócesis como una misma comunidad de fieles.
La parte musical de la eucaristía, cuya programación y ejecución también se ha visto sometida a restricciones por la pandemia, correrá a cargo de la Coral de Cámara Vadillos, en representación de la Federación Coral Burgalesa, y un grupo de la Orquesta Sinfónica de Burgos (JOSBU) bajo la batuta de Pedro Bartolomé Arce. El canónigo José Inocencio Fernández, organista de la Catedral, ha compuesto para esta ocasión una antífona, titulada Yo soy la puerta. En la eucaristía también sonará el himno del Año Jubilar, compuesto por el burgalés Pedro María de la Iglesia sobre letra del sacerdote burgalés Donato Miguel Gómez.
Junto a ello, la asociación de floristas y jardineros de Burgos será la encargada de los adornos florales de la Puerta Santa, en una señal de unidad entre los distintos profesionales del gremio. Además, a los asistentes a la celebración de apertura del Año Santo se les entregará una semilla de encina, con el deseo de que las planten y puedan brotar por toda la provincia 800 árboles en recuerdo del octavo centenario de la Seo.
El administrador apostólico, que ha presentado esta mañana el acto en rueda de prensa acompañado por el delegado diocesano de Liturgia, Agustín Burgos Asurmendi, ha señalado que el Jubileo debe ser una ocasión que nos abra más a Dios, que nos ayude a encontrarnos con nosotros mismos, a ser mejores con los otros y mejorar nuestro ser fraternal y el modo en que nos relacionamos con la naturaleza de la que formamos parte. «Cuando existe un equilibrio entre esos cuatro aspectos, la persona está en un bienestar de conjunto, hay armonía en su vida. Ojalá este Año Jubilar nos sirva para unir estos y otros aspectos que hagan que nuestra vida esté más equilibrada y nos ayude a ser un poco más felices».
Despedida de Mons. Herráez Vegas
Ante la celebración del Año Jubilar y «la emoción que suscita siempre la cercana despedida», el administrador apostólico de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas, que también se despedirá de la diócesis en la eucaristía del próximo sábado, ha querido dirigir a los burgaleses su última carta pastoral, titulada «Sois templo de Dios». En ella, anima al Pueblo de Dios que peregrina en Burgos a «volver la mirada a Dios para mirar las cosas como solo él las mira», «recuperar el proyecto divino sobre la creación» y «transformar el corazón humano y las relaciones sociales», elementos clave sobre los que debe girar el Año Santo, «alma» –dice– de las celebraciones del VIII Centenario de la Catedral. Asimismo, aprovecha su misiva para «recordar y alentar la urgencia de la comunión eclesial» e invita a los burgaleses a peregrinar hasta el templo santo, al que define como «lugar del anuncio del evangelio» y «altar de la eucaristía de la diócesis».
Para el prelado, que no omite que la crisis sanitaria «empañará» las celebraciones, el Jubileo será como una «luz providencial para estas especiales circunstancias», un «año de gracia» donde «la misericordia y cercanía de Dios se manifestará como gracia jubilar, como indulgencia».
Así, aunque deja a disposición de los cristianos de Burgos considerar la urgencia o el modo de convertirlas en iniciativas más concretas, sí sugiere algunas actitudes básicas a vivir en este año, entre las que se encuentran «profundizar en la alabanza y acción de gracias a Dios, hacer memoria de nuestra historia personal y colectiva, pedir el don de la conversión y cultivar la dimensión social de la fe».
«Sois templo de Dios» es la última de las cuatro cartas pastorales que don Fidel Herráez ha escrito a los burgaleses en sus cinco años de ministerio episcopal en la diócesis. En esta última, aprovecha para despedirse «externamente» de la Iglesia de Burgos –«mi querida esposa»– mientras expresa su «honda gratitud» a Dios, que le encomendó este ministerio, y a todos aquellos con los que ha ido compartiendo este recorrido y que le han ofrecido «acogida, cercanía, colaboración y afecto». Asimismo, reconoce también «sus propias limitaciones y los errores que haya podido cometer», seguro de que «el perdón está garantizado por parte de Dios y deseo que lo esté también por parte vuestra».