«Sois templo de Dios»: la última carta pastoral de don Fidel

El administrador apostólico escribe una nueva carta pastoral –la cuarta– en la que se despide de la diócesis y anima a participar en las celebraciones jubilares del VIII Centenario de la Catedral.

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Ante la celebración del Año Jubilar y «la emoción que suscita siempre la cercana despedida», el administrador apostólico de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas, ha querido dirigir a los burgaleses su última carta pastoral, titulada «Sois templo de Dios» [descargar aquí en pdf]. En ella, don Fidel anima al Pueblo de Dios que peregrina en Burgos a «volver la mirada a Dios para mirar las cosas como solo él las mira», «recuperar el proyecto divino sobre la creación» y «transformar el corazón humano y las relaciones sociales», elementos clave sobre los que debe girar el Año Santo, «alma» –dice– de las celebraciones del VIII Centenario de la Catedral. Asimismo, aprovecha su misiva para «recordar y alentar la urgencia de la comunión eclesial» e invita a los burgaleses a peregrinar hasta el templo santo, al que define como «lugar del anuncio del evangelio» y «altar de la eucaristía de la diócesis».

 

Para el prelado, que no omite que la crisis sanitaria «empañará» las celebraciones, el Jubileo será como una «luz providencial para estas especiales circunstancias», un «año de gracia» donde «la misericordia y cercanía de Dios se manifestará como gracia jubilar, como indulgencia». Así, aunque deja a disposición de los cristianos de Burgos considerar la urgencia o el modo de convertirlas en iniciativas más concretas, sí sugiere algunas actitudes básicas a vivir en este año, entre las que se encuentran «profundizar en la alabanza y acción de gracias a Dios, hacer memoria de nuestra historia personal y colectiva, pedir el don de la conversión y cultivar la dimensión social de la fe».

 

Un adiós fraterno y jubiloso

 

«Sois templo de Dios» es la última de las cuatro cartas pastorales que don Fidel Herráez ha escrito a los burgaleses en sus cinco años de ministerio episcopal en la diócesis. En esta última, aprovecha para despedirse «externamente» de la Iglesia de Burgos –«mi querida esposa»– mientras expresa su «honda gratitud» a Dios, que le encomendó este ministerio, y «a todos aquellos con los que ha ido compartiendo este recorrido» y que le han ofrecido «acogida, cercanía, colaboración y afecto». Asimismo, reconoce también «sus propias limitaciones y los errores que haya podido cometer», seguro de que «el perdón está garantizado por parte de Dios y deseo que lo esté también por parte vuestra».

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