Un huracán de solidaridad con Honduras sacude la parroquia de San Juan de Ortega

En apenas diez días, se han logrado 6.405 euros (1/4 de los ingresos ordinarios de 2019) para paliar el desastre producido por el paso de los ciclones Eta y Iota.

Honduras

 

Sumidos en plena crisis del coronavirus, ha pasado desapercibida otra gran tragedia que ha azotado Centroamérica en esta primera quincena de noviembre: los huracanes Eta y Iota. Ambos seguidos el uno del otro y con categoría 4, han dejado a su paso un reguero de muerte y desolación incalculables: incontables muertos, desaparecidos y desplazados.

 

Ante este devastador panorama, la parroquia de San Juan de Ortega de Burgos se ha volcado con Honduras, dada la vinculación especial que tienen con la Diócesis de San Pedro de Sula. Su obispo, el burgalés Ángel Garachana, cuenta con familia en la parroquia y siempre que regresa a Burgos, preside alguna de las celebraciones, recuerda su párroco, Francisco Javier García Cadiñanos. Así que, nada más tener noticia de lo sucedido, comenzaron las aportaciones económicas para ayudar a paliar la emergencia.

 

En apenas diez días se han conseguido recaudar 6.405 euros, que suponen un cuarto de los ingresos ordinarios de 2019. «Aportaciones de anónimos, otras de familias con dificultades, también ha habido niños que han roto la hucha, grupos que se han organizado, pensionistas con pocos recursos, gente que ve cómo su negocio se hunde…», explica García Cadiñanos.

 

«Este verdadero huracán de solidaridad nos ha sorprendido a todos, pues no imaginábamos tan pronta respuesta y tan generosa. Y es señal de esperanza en medio de un panorama tan desolador como el que vivimos. Hay gente capaz de mirar más allá de sus miedos e incertidumbres, gente capaz de desprenderse cuando acechan tantas inseguridades, gente que sabe comprender el dolor ajeno en la distancia, gente que al compartir se ve liberada de esa peligrosa autoreferencialidad que nos acecha», reflexiona el párroco. «Con este gesto», añade, «comenzamos a hacer nuestro el Jubileo diocesano que nos llama también a compartir con nuestras iglesias hermanas. Y damos un paso más en ese deseo de querer ser Iglesia en salida, al encuentro de los olvidados».

 

Precisamente la diócesis ha querido concretar la dimensión social y de compromiso del Año Jubilar con la creación de un fondo económico que permita contribuir al fortalecimiento, formación y crecimiento de las Iglesias más jóvenes donde desarrollan su misión algunos de los misioneros burgaleses. Uno de los proyectos que ya estaban previstos es apoyar la formación de catequistas y agentes de pastoral de San Pedro Sula, una diócesis muy extensa y con escasos recursos económicos.

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