Don Mario Iceta: «¡Qué gran pérdida no meditar la Palabra de Dios!»
«Una historia de amor nupcial entre Dios y la humanidad». Así ha definido el arzobispo la Sagrada Escritura, cuya lectura continuada se ha dejado sentir durante 24 horas sin interrupción en la Catedral. Don Mario Iceta ha sido el encargado de leer los últimos capítulos del libro del Apocalipsis, poniendo la guinda a un evento en el que han participado más de 100 voluntarios y en el que se han podido escuchar algunos de los pasajes más significativos del Antiguo y Nuevo Testamento.
«Qué importante es meditar cada día la Palabra de Dios», ha reflexionado a la clausura del acto. «En un mundo de oscuridad, incertidumbre y angustia cuánta luz definitiva y esplendorosa recibimos de la Palabra de Dios. ¡Qué gran pérdida no meditarla cada día!». De ahí que en la jornada en que la Iglesia celebra la fiesta de san Jerónimo, traductor de la Biblia al latín, haya animado a los presentes a meditar cada día la Sagrada Escritura y formarse en este ámbito con la ayuda de la Facultad de Teología, donde –ha recordado– existen grandes expertos en la materia.
Desde que comenzara ayer a las 10:00 de la mañana esta lectura continuada, por la capilla del Santo Cristo han desfilado el arzobispo emérito, don Fidel Herráez, el subdelegado del Gobierno, Pedro de la Fuente, el vicepresidente y directora de la Fundación VIII Centenario de la Catedral, Antonio Miguel Méndez Pozo y Piluca Gil y decenas de voluntarios que procedentes de diversos colectivos e instituciones de la ciudad: alumnos de colegios e Institutos, miembros de parroquias de la ciudad, profesores de Religión católica, autoridades religiosas, académicas, civiles y militares y alumnado y profesorado de la UBU, lugar donde nació el proyecto a propuesta de un grupo de estudiantes. Para todos ellos, y para quienes han seguido el acto a través de las redes sociales, el arzobispo ha tenido palabras de agradecimiento.
La iniciativa «24 horas de lectura de la Biblia» ha nacido en el ámbito académico como resultado de la colaboración de dos profesores y seis alumnos de dos instituciones universitarias de Burgos: la Facultad de Educación de la UBU y la Facultad de Teología. La idea de imitar con el texto sagrado una lectura continuada, como ya se hace con El Quijote, nació como una propuesta de algunos alumnos y, ahora, ambas instituciones académicas han materializado el proyecto.