Por una presencia más significativa de la Iglesia en la sociedad

La Asamblea Diocesana atraviesa el ecuador de su fase final con una reflexión sobre la presencia de la Iglesia en medio del mundo y su servicio a la sociedad actual.
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Ser sal. Ser luz. Ser levadura en medio de la masa. Son muchas las imágenes que usó Jesús para pedir a sus discípulos desgastar su vida en favor de los demás. La Iglesia forma parte de la sociedad y a ella quiere servir. Ese es el tema que ha centrado hoy la tercera sesión de trabajo de la Asamblea Diocesana, el proceso de consulta y reflexión en el que participan 183 representantes de todo el Pueblo de Dios y con el que la archidiócesis de Burgos quiere planificar su futuro. En un clima de oración y discernimiento comunitario, los asistentes a la reunión han reflexionado sobre «el júbilo de compartir la fe» y cómo «hacer presente en el mundo el Reino de Dios».

 

Recogiendo las aportaciones presentadas por los grupos de Asamblea y atendiendo a las propuestas del documento final de trabajo, los asistentes al plenario de hoy, celebrado en el Seminario de San José, se han dividido en mesas temáticas con el fin de pensar cómo la Iglesia en Burgos debería hacerse presente en algunos estratos de la sociedad.

 

«Hemos de hacer un mundo más humano, donde el Reino de Dios pueda enraizar», ha dicho José Luis Cabria, miembro de la comisión teológico-pastoral de la Asamblea y coordinador de los trabajo de hoy. «Este mundo nuestro, el de Burgos, necesita del Reino, que es iniciativa divina y que se transforma en misión y caridad». Por ello, la Asamblea ha decidido poner el foco en algunos de los rincones de la sociedad que necesitan de forma especial la presencia de ese Reino de Dios, como la adolescencia y juventud, el ámbito familiar, el mundo de la cultura y la universidad, el trabajo y la economía, el mundo de la salud y la cultura del cuidado, los medios de comunicación, la participación social y política y el patrimonio cultural.

 

Tras las reflexiones de hoy, los participantes en el proceso sinodal tienen una semana para presentar enmiendas al tercero de los bloques de trabajo, que se votarán en la próxima sesión de la Asamblea, que se celebrará el 26 de marzo.

 

Aprobación del primer documento

 

El orden del día ha contado, además, con la votación del primero de los documentos de trabajo («La alegría de creer hoy: renovar el encuentro con Jesús»), que ha sido respaldado con más de dos tercios de los votos requeridos.

 

Además, se ha votado y dialogado sobre las 81 enmiendas presentadas al segundo de los núcleos temáticos, trabajados hace un par de semanas y relativos a la estructura eclesial, los procesos de iniciación cristiana, vocaciones, la presencia de la mujer en la Iglesia, la pastoral urbana y rural, la práctica sinodal y las delegaciones diocesanas de pastoral. Igualmente se han presentado líneas de actuación para lograr una mejor transparencia y autofinanciación en la economía diocesana.

 

La jornada ha concluido con la celebración de la eucaristía en la Catedral, presidida por el arzobispo, y animada por las delegaciones de Pastoral Gitana y Pastoral Penitenciaria. En su homilía, don Mario Iceta ha señalado que el mesianismo de Cristo es opuesto al mesianismo tentador de Satanás, ya que no busca el poder material ni el poder del sometimiento o de las grandes manifestaciones, sino el «poder del perdón y la misericordia», el mesianismo de «un Siervo sufriente que se despoja de todos sus bienes y muere en la cruz». De ahí que haya hecho un llamamiento a los presentes a pedir a Dios que «no nos deje caer en la tentación», «se quede con nosotros en la tribulación» y «haga grande nuestra vida».

 

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