La Asamblea Diocesana reflexiona sobre la participación de los cristianos en la misión de la Iglesia

Sus propuestas serán incorporadas al informe que la archidiócesis de Burgos enviará a la Conferencia Episcopal como participación al Sínodo mundial sobre «comunión, participación y misión».
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La archidiócesis de Burgos se suma al proceso de reflexión mundial que el papa Francisco desea impulsar en toda la Iglesia. El Sínodo de los Obispos, que involucra a todas las diócesis del planeta, quiere abrir caminos de reflexión conjuntos acerca de la «comunión, participación y misión» de todos los bautizados en la vida de la Iglesia.

 

El proceso sinodal mundial (iniciado el pasado 17 de octubre) ha coincidido en el tiempo en Burgos con el desarrollo de la fase final de la Asamblea Diocesana. De ahí que ambos eventos, lejos de solaparse, se han integrado como una expresión de discernimiento, diálogo y reflexión sobre el futuro que debe afrontar la Iglesia. De este modo, 150 grupos y unas 1.300 personas en toda la provincia han respondido a un cuestionario, cuyas respuestas se han agrupado en un informe que se enviará al Vaticano a través de la Conferencia Episcopal y que ha sido presentado por los dos «correferentes» diocesanos para el Sínodo, Lucía Ferreras y José Luis Lastra. En él se subraya, entre numerosas aportaciones, cómo «el caminar juntos» en la Iglesia en Burgos debe todavía superar clericalismos, implementar la formación de laicos o la necesidad de afrontar reestructuraciones que permitan una mejor atención pastoral al mundo rural y lograr una mejor participación de los laicos, especialmente de las mujeres, en órganos de decisión.

 

Dicho informe ha sido objeto de análisis en la cuarta sesión de la Asamblea Diocesana, celebrada hoy en el Seminario de San José. Además, la jornada ha contado también con la aprobación del segundo de los documentos y la votación de las más de ochenta enmiendas presentadas al tercer bloque de trabajo, sobre la presencia de la Iglesia en la sociedad y en el que se mencionan sus modos de interacción en el campo juvenil, el ámbito familiar, el mundo de la cultura y la universidad, el trabajo y la economía, el mundo de la salud y la cultura del cuidado, los medios de comunicación, la participación social y política y el patrimonio cultural. La jornada ha concluido con la celebración de la eucaristía en la Catedral presidida por el arzobispo, con la que también se han clausurado las «24 horas para el Señor».

 

«Volver a casa»

 

Tomando como referencia la parábola del Hijo Pródigo, proclamada en la liturgia, don Mario Iceta ha indicado que la Cuaresma es sinónimo de «volver a la Casa del Padre». «¿A qué esperas?», ha preguntado a los asistentes. «Fuera de Dios no hay felicidad, solo una aparente libertad que nos aleja del verdadero amor; un horizonte sin esperanza, una vida a la intemperie». «El corazón herido del Padre espera que regresemos al banquete; entremos en el banquete del amor de Dios», ha exhortado.

 

La fase final de la Asamblea Diocesana concluirá el próximo sábado 2 de abril con la última sesión de trabajo, en la que se esbozarán los modos de poner en práctica las conclusiones tratadas. Además, el arzobispo presidirá una eucaristía en la Catedral (19:30 h.) que servirá, igualmente, para cerrar la fase diocesana del mencionado Sínodo mundial.

 

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