Con san Ignacio de Loyola, en todo amar y servir

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Loyola

Queridos hermanos y hermanas:

 

Hoy, 31 de julio, celebramos la fiesta de san Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús. El admirable legado de Ignacio, quien falleció un día como el de hoy, en el año 1556, nos recuerda a un santo buscador que deseaba amar y servir a Dios en todo. Tras los hechos que cambiaron por completo su vida, comenzó a recorrer el camino de conversión para alcanzar amor en todas las circunstancias de su vida.

 

«Hace 500 años, en Pamplona, todos los sueños mundanos de Ignacio se hicieron añicos en un momento. La bala de cañón que le hirió, cambió el curso de su vida y del mundo». Con estas palabras, el Papa Francisco se unió a quienes participaban el año pasado en la Jornada de Oración Peregrinos con Ignacio, convocada por la Compañía de Jesús al inicio del Año Ignaciano que hoy concluimos.

 

Desde aquel 20 de mayo de 2021 hemos venido conmemorando los 500 años de la conversión de san Ignacio de Loyola. Una conversión capaz de renovar la fe de tantas personas, un sueño labrado a pasos cortos donde el Padre no ha dejado de escribir Su huella… «El sueño de Dios para Ignacio –decía el Santo Padre– no se centraba en Ignacio, se trataba de ayudar a las almas. Era un sueño de redención, un sueño de salir al mundo entero, acompañado de Jesús, humilde y pobre».

 

Para Ignacio, siempre estuvo presente como deseo fundamental el amor y servicio a Dios que se concreta en la entrega cotidiana al servicio de los hermanos. Tanto, que llegó a decir que «si nuestra Iglesia no está marcada por el cuidado de los pobres, los oprimidos y los hambrientos, somos culpables de herejía».

 

Y así lo han vivido las comunidades jesuitas durante este Año Ignaciano: dándose y siendo ofrenda samaritana que carga con el herido, que cura su llaga y que se hace cargo por amor. Todos, bajo el modelo del buen samaritano, sabiendo que vamos en la misma barca, conscientes también de nuestra fragilidad. Al final, si extendemos la mirada a la totalidad de nuestra historia y a lo ancho y largo del mundo, descubrimos que todos somos o hemos sido como estos personajes de la parábola: «Todos tenemos algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo del buen samaritano» (Fratelli tutti, 69).

 

El mundo necesita ver profetas en los discípulos de Jesús, apóstoles de carne y hueso que, como ha dicho en más de una ocasión el Santo Padre, «siguen la Carta Semanal – Mons. Mario Iceta 31 de julio de 2022 lógica de la fe y no del milagro», que ponen su corazón al servicio de todos, «sin privilegios ni exclusiones».

 

San Ignacio de Loyola deseaba fervientemente que los jesuitas salieran a los caminos y buscaran a Dios en todos los detalles. Quería testigos de un amor auténtico y no espectadores de una causa sin nombre, apóstoles entregados en cuerpo y alma y no huéspedes varados en algún hogar perdido, peregrinos de cada letra del Evangelio y no caminantes de cualquier lugar sin destino.

 

Este Año Jubilar Ignaciano ha sido un impulso para abrazar la ley suprema del amor fraterno, en pos de una Iglesia que «es una casa con las puertas abiertas», porque «es madre» (Fratelli tutti, 269). Verdaderamente, «para los que aman, nada es demasiado difícil, especialmente cuando se hace por amor a nuestro Señor Jesucristo», dejó escrito san Ignacio. Un mensaje que la Virgen María custodió en lo más profundo de su ser. Para el fundador de los jesuitas, su amor hacia Ella era parte esencial de su espiritualidad. A Sus manos santas recurría en todo momento y, cuando el peligro acechaba sus pasos, posaba ante Sus pies todo su cansancio para dejarse hacer de nuevo.

 

Que san Ignacio siga siendo un puerto de esperanza donde podamos acudir, cada día y cuando más nos cueste seguir, para decir –como él nos enseñó– «en todo amar y servir». Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa Arzobispo de Burgos

Las actividades del VIII Centenario de la Catedral generan un retorno de 50 millones de euros

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Informe del ecónomo-7

La Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 ha desvelado esta mañana que las actividades realizadas desde 2018 para conmemorar los 800 años del templo gótico han generado al menos 50 millones de euros de retorno para Burgos, según lo acreditan los informes anuales encargados a la empresa Kantar Media. «El Ayuntamiento puede estar contento de cómo este dinero que ha puesto a disposición de una fundación ha tenido tan alta repercusión», ha afirmado hoy en una rueda de prensa el responsable financiero de la Fundación VIII Centenario, Vicente Rebollo Mozos. El presupuesto total que ha manejado la fundación desde 2018 hasta diciembre de 2021 ha ascendido a 6,5 millones de euros.

 

Rebollo, que tomará posesión como obispo de Tarazona el 17 de septiembre pero que se mantendrá al frente de las cuentas de la fundación hasta su cierre definitivo, ha explicado la filosofía con la que se ha trabajado desde el principio: «Control, claridad y transparencia». Para garantizar esta máxima la fundación cuenta con seis instrumentos, que incluyen el Patronato, que se reúne un mínimo de dos veces al año y que es donde se aprueban el presupuesto y las cuentas; la Comisión Ejecutiva; la comisión o mesa de transparencia; el portal de transparencia, donde se publican los datos después de estas reuniones; una auditoría externa voluntaria y anual, y el Protectorado de fundaciones de la Junta de Castilla y León. Hasta ahora todo el dinero público recibido por parte de la Junta de Castilla y León (a través de la Fundación Siglo), el Ayuntamiento de Burgos ( través de convenio) y la Diputación Provincial (como subvenciones) «ha estado bien justificado», ha insistido el ecónomo de la diócesis.

 

De estas herramientas de control, Rebollo ha hecho hincapié en la mesa de transparencia, en la que participan los portavoces de todos los grupos políticos municipales y los secretarios provinciales de los principales sindicatos. Esta comisión, que se reúne dos veces al año, es una manera de someter la gestión de la fundación «a la evaluación de los políticos» y, por extensión, de la ciudadanía. Rebollo ha definido estos encuentros como momentos en los que se veía «interés y unidad» por parte de sus miembros.

 

Rebollo ha relatado que la Fundación VIII Centenario paga siempre por transferencia bancaria y que ello requiere de dos firmas mancomunadas del arzobispo de Burgos, el presidente de la Cámara de Comercio o el ecónomo de la diócesis y deán de la Catedral. Además, todas las facturas pasan por cuatro filtros de supervisión de personal de la fundación: la directora general, la responsable de administración, el responsable financiero y el vicepresidente ejecutivo. «Hemos sido muy exquisitos y serios», ha aseverado Rebollo. Una diligencia que también se extiende a la tesorería, donde ha habido un «control exhaustivo», según María Jesús Martínez Urrutia, secretaria de la Cámara de Comercio.

 

Una oficina técnica compuesta por once profesionales

 

En el capítulo de personal, la directora general de la fundación, Piluca Gil, ha detallado que la oficina técnica, alojada en las dependencias de la Cámara de Comercio, cuenta con once profesionales en nómina, que forman un equipo multidisciplinar que demostró su capacidad de adaptación durante los meses de pandemia. Además, la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 recibe ayuda externa del personal auxiliar contratado para eventos o actos concretos, de colaboradores que trabajan de manera desinteresada (patronos, responsables financiero y administrativo de la fundación, el secretario de la fundación y el presidente de su consejo asesor) y del vicepresidente de esta entidad, que tampoco recibe remuneración económica alguna, ni dietas, ni compensación por kilometraje, que son gastos que asume personalmente.

 

En esta rueda de prensa, Rebollo también ha avanzado que el 21 de septiembre el papa Francisco recibirá en la audiencia general a una delegación del VIII Centenario de la Catedral de Burgos compuesta por una veintena de personas.

Anunciar a Jesucristo: qué, cómo, cuándo y dónde

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Barcelona ha acogido del 21 al 24 de julio el Encuentro de Laicos-IV Asamblea General de la Acción Católica General (ACG), un encuentro abierto a todos, tanto a los miembros de la ACG como a todos los laicos de parroquia. En este encuentro han participado 11 personas de la Diócesis de Burgos, que han vivido con intensidad cuatro días tanto de convivencia como de trabajo.

 

Niños, jóvenes y adultos, sacerdotes de 40 diócesis y varios obispos han participado en el encuentro, del que cabe destacar el ambiente alegre y festivo en el que se han desarrollado las jornadas de trabajo y también el clima de sinodalidad. De acuerdo con el lema del encuentro, «Anunciar a Jesucristo con Obras y Palabras», han tenido la oportunidad de reflexionar sobre: qué, cómo, cuándo y dónde hacerlo y concretar acciones ayudados por las intervenciones de Patxi Velasco, más conocido como Fano, y de Carlos Luna, dominico experto en marketing religioso.

 

También se ha hecho hincapié en la importancia de la presencia pública de los cristianos en ámbitos como la familia, la educación, la ecología integral (tanto en el cuidado de la casa común como en el cuidado de la persona), el papel de la mujer, la participación política, la profesión, el trabajo, la caridad y la justicia, entre otras cuestiones.

 

Por último, dentro de este encuentro, se ha celebrado también la IV Asamblea General de la ACG, en la que se ha concretado lo que serán sus líneas de trabajo en los cuatro pilares del proyecto –espiritualidad, misión, formación y organización– y que giran en torno al anuncio de Jesucristo.

 

Durante estos días, los participantes también han tenido la oportunidad de celebrar la Eucaristía en dos lugares emblemáticos de Barcelona como son la Sagrada Familia y la Iglesia de Santa María del Mar.

El arzobispo se solidariza con los afectados por el fuego en la provincia

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fuego incendio quintanilla del coco

 

Con motivo del incendio originado en la tarde del domingo en la localidad de Quintanilla del Coco, expreso, en nombre de la Iglesia de Burgos, mi más profunda cercanía con todas las personas desalojadas en las poblaciones de Castroceniza, Santibáñez del Val, Santo Domingo de Silos, Carazo, Villanueva de Carazo y Hacinas. Deseo de todo corazón su pronto regreso a sus casas, especialmente a la Comunidad Benedictina de Santo Domingo de Silos.

 

Igualmente, lamento todas las pérdidas materiales ocasionadas en terrenos de cultivo, maquinaria, viviendas, hostelería o naves de grano. Espero, igualmente, que el impacto haya sido mínimo en el bellísimo Parque Natural de Sabinares del Arlanza.

 

Desde la Archidiócesis expresamos nuestra solidaridad poniendo a disposición lo que sea necesario para ayudar a todos los afectados. Estamos con todos ellos en estos momentos de angustia.

 

A la vez, agradecemos su labor a todos los que están colaborando en la extinción del incendio: bomberos, Protección Civil, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y tantos voluntarios. Igualmente a quienes realizan las labores de coordinación de recursos desde las alcaldías, Diputación Provincial y Junta de Castilla y León.

 

Invitamos a todos a unirse a nuestra oración pidiendo a Dios su ayuda y protección.

 

+Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Nuestros abuelos y mayores, abrazo de esperanza

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abuelos

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Hoy celebramos en toda la Iglesia universal la II Jornada Mundial de los Abuelos y de las personas mayores. Con el lema En la vejez seguirán dando fruto (Sal 92,15), el Papa Francisco desea poner a los abuelos y a las personas mayores en el centro de cualquier paisaje que recree la imagen de un Dios generoso, entregado y bueno. Porque su vida es un don, tanto para la sociedad en general como para las comunidades eclesiales que dan vida a uno de los rostros más amables de la Iglesia.

 

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en su comunicado para la celebración de esta Jornada, reconoce que la elección de este tema supone una invitación a «reconsiderar y valorar» a los abuelos y a las personas mayores, que con frecuencia «son mantenidos al margen de las familias y de las comunidades civiles y eclesiales». Asimismo, destaca que sus experiencias de vida y de fe pueden ayudar a construir «sociedades conscientes de sus raíces y capaces de soñar con un futuro más solidario».

 

El cuidado de las personas mayores, sobre todo cuando atraviesan momentos de fragilidad, ha de ser la primera parada de todos nuestros viajes, el horizonte de cualquier lugar donde deseemos hablar del Amor. «La vida del hombre es un don precioso que hay que amar y defender en cada fase», dejó escrito el Papa san Juan Pablo II en su mensaje para la Cuaresma de 2005. Las personas mayores «constituyen un gran valor que debe ser debidamente apreciado y acogido». En este sentido, afirmaba que «el hombre vive de la herencia de quien le ha precedido», y su futuro «depende de manera determinante de cómo le han sido transmitidos los valores de la cultura del pueblo al que pertenece».

 

Sin duda alguna, siguiendo el legado que nos dejó el Papa magno y viajero, la sabiduría y la experiencia de las personas mayores pueden iluminar el camino del hombre «en la vía del progreso hacia una forma de civilización cada vez más plena». Y así lo reconoce el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, afirmando que la invitación a escuchar la sabiduría de los años «es particularmente significativa en el contexto del camino sinodal que la Iglesia ha emprendido».

 

La pastoral de las personas mayores ha de ser una prioridad para toda comunidad cristiana. ¿Quiénes, si no ellos, nos enseñan a rezar con el corazón en las manos? ¿Quiénes, si no ellos, nos muestran el camino del amor desde donde aprender a acariciar al sufriente, sin preguntarle por la tierra en la que nació o por las entrañas que le amamantaron? ¿Quiénes, si no ellos, nos preparan para amar hasta el último de nuestros días –en lealtad y de manera incondicional– con toda el alma?

 

Id a visitar a los abuelos, llevadles el detalle que más les gusta, decidles lo importantes que son para vosotros. A veces, un solo abrazo basta para hacerles ver lo importantes que son para Dios, Aquel que les ha tejido en el vientre de sus madres (Sal 139, 13b) y les ha creado «a su imagen y semejanza» (Gn 1, 26).

 

Y aunque a veces estemos cansados y creamos que la debilidad que nos asola es más grande que nuestra fe, abramos el corazón y pongámoslo al servicio de una persona mayor, dediquemos una parte de nuestro tiempo a cuidar sus llagas, a sostener su sonrisa, a calmar su dolor, a avivar su esperanza o a acompañar su soledad.

 

En la vejez, las personas mayores siguen dando fruto y, por ello, como advierte el Santo Padre, «deben ser cuidados como un tesoro de la humanidad», porque «son el pan que alimenta nuestras vidas».

 

Le pedimos a la Virgen María, cuando estamos a tan solo dos días de la festividad que recuerda a sus padres, san Joaquín y santa Ana, que sepamos descubrir cada día el papel fundamental que los abuelos y mayores han tenido en la transmisión de la fe, del cariño desmedido y del amor incondicional. Nunca olvidemos que el fruto de sus manos gastadas es, hoy, la semilla que hace renacer la esperanza cuando más nos cuesta mantener la vida en pie.

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos