«Llamados a vivir un auténtico ecumenismo»

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«Llamados a vivir un auténtico ecumenismo»

Escucha el mensaje de Mons. Iceta para este domingo

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo (cf. Lc 10,27). Con este tema, escogido por un equipo ecuménico de Burkina Faso, hemos celebrado –del 18 al 25 de enero– la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

 

La Iglesia «tiene que ser posada donde todos puedan refugiarse» y «lugar de acogida para los hombres y mujeres que buscan», destacan los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Española.

 

Así, como «comunidad que sana», los cristianos de Burkina Faso han propuesto como tema de reflexión para esta Semana la parábola del buen samaritano, en la que Jesús revela el sentido de amar al prójimo hasta el último aliento.

 

San Juan Crisóstomo, en un momento muy especial de su vida, confesó que la Iglesia «es una posada colocada en el camino de la vida que recibe a todos los que vienen a ella, cansados del viaje o cargados con los sacos de su culpa».

 

El Amor es la fuente infinita de la gracia, el origen de todo, la raíz donde brota la vida en plenitud. Y solo ese amor conduce a la unidad: para cuidar las llagas de los caídos al borde del camino, para que todos seamos uno en Él (cf. Jn 17, 21).

 

Los obispos descubren que la posada a la que Jesús –el buen samaritano– lleva a la persona herida es la Iglesia. «El samaritano confía a la Iglesia la humanidad hasta que Él vuelva». Y, por ello, ahora tiene la misión de «sanar al ser humano con el vino y el aceite, que simbolizan los sacramentos». Esa ha de ser nuestra condición como discípulos del Señor, invitando a entrar a cualquier malherido, acogiendo su dolor y cuidando, una a una, sus heridas.

 

Si negamos auxilio al moribundo, nos habremos apartado de la comunión con Cristo. Esta es la unidad, la que hoy celebremos y debemos celebrar todos los días de nuestra vida.

 

La Semana de Oración es una oportunidad para que todas las Iglesias se hagan solo una y, así, el mundo crea. «La desunión es una herida en el cuerpo de la Iglesia de Cristo», aseveró el Papa Francisco durante una jornada de diálogo y oración en mayo de 2015, en la diócesis estadounidense de Phoenix, junto a un grupo de pastores evangélicos pentecostales. Y nosotros, continuó el Papa, «no queremos que esa herida permanezca», pues la desunión «es obra del padre de la mentira, del padre de la discordia, que siempre busca que los hermanos estén divididos».

 

Estamos llamados a vivir un ecumenismo verdadero porque nos une la misma sangre, la de Cristo, una cultura de la fraternidad, una comunión de verdaderos hermanos que acorte las distancias entre la discordia y la unidad y que nos aúne en torno a un solo Dios.

 

La Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso apuesta por crear comunidades «abiertas, alegres y vivas», con una capacidad inmensa de acogida «para que todos se encuentren como en su casa». Además, llaman a la acogida y a la hospitalidad sin fronteras como un signo distintivo de la Iglesia de Cristo: «Pensemos en el posadero, que no pregunta quién es la víctima, ni cuál es su estado o condición. Simplemente lo acoge y, desde el amor, lo ayuda a sanar».

 

Vivamos la plenitud de la comunión en la fe (cf. LG 15), seamos apóstoles de la unidad y rompamos con la división y la discordia. La división entre nosotros, apuntan los obispos de la Subcomisión, «contradice clara y abiertamente la voluntad del Señor y es un grave escándalo para todo el mundo (cf. UR 1)».

 

De la mano acogedora de la Virgen María, el arca de la alianza que ofreció su seno al Verbo y le meció durante nueve meses en el sagrario de su cuerpo bendito, caminemos unidos hacia ese encuentro definitivo, siendo reflejo del buen samaritano, posada cuidadosa y casa de acogida. Oremos los unos por los otros, de palabra y de obra, en comunión. Y amemos a Dios y al prójimo, sin olvidar que el amor de Cristo, que hermana a todos en un solo sentir, es más fuerte que la desunión.

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Acoger, cuidar del prójimo, amar… los caminos para lograr la unidad de los cristianos

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La Biblia «es una palabra viva que no pasa de moda y que nos une». El pope de la Iglesia ortodoxa rumana de Burgos, Danut Mures, ha explicado que en ella se encuentran las respuestas a algunos de los interrogantes de la vida, como qué hacer para alcanzar la vida eterna o cómo comportarse con el prójimo: «El evangelio es claro con lo que tenemos que hacer, intentar llevarnos bien todos. Si vemos a los que están al lado como nuestros hermanos haremos un mundo mejor. Se acabarían guerras y dificultades porque nos ayudaríamos entre nosotros, no pasaríamos de largo».

 

De este modo, parece que el amor y la compasión hacia los otros también son el camino más sencillo para alcanzar la unidad de los cristianos. De hecho, las palabras de Mures han sido secundadas por representantes de las comunidades católicas y evangélicas de la ciudad, reunidos en una oración ecuménica conjunta celebrada esta tarde en la parroquia del Hermano San Rafael. El pastor evangélico Agustín Melguizo ha destacado que «debemos saber acogernos, no guardarnos nada; pasar de ser extranjeros a ser hermanos». Por su parte, el responsable diocesano de ecumenismo, José Luis Cabria, ha llamado a vivir la caridad para alcanzar la unidad de los seguidores de Cristo: «El amor es el ceñidor de la unidad; el amor no es una teoría o entelequia, pasa por lo concreto, en la familia, en la vida social, en el mundo y en la vida de las Iglesias. La división viene por nuestra falta de amor. Sólo el amor es el camino para encontrar la unidad querida por Jesús», ha trasladado.

 

Con la oración conjunta entre miembros de las tres confesiones cristianas mayoritarias de la ciudad, concluían hoy los actos desarrollados con motivo de la semana de oración por la unidad de los cristianos. Desde el pasado 18 de enero, la delegación diocesana para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso, en colaboración con representantes de las Iglesias ortodoxa y evangélica, han rezado en sus respectivas comunidades por esta intención, y han desarrollado otras acciones de convivencia y conocimiento mutuo.

 

Celebración en Aranda de Duero

 

Oracion ecumenica Aranda

 

En Aranda la semana de oración por la Unidad de los Cristianos culminaba este jueves con la celebración de una oración conjunta en la que participaron fieles de las iglesias católica, evangélica y ortodoxa rumana. La iglesia de Santa María acogió la celebración y junto a su párroco, Javier Valdivieso, presidieron la celebración el pastor evangélico Roberto Bores y el pope ortodoxo Marcus Michael Muller.

 

La oración comenzaba con un gesto de acogida común, con el símbolo de ofrecer parte de los dulces que se compartieron en el rato de convivencia tras la oración. Invocando al mismo Dios todas las personas asistentes se sumaron con cantos y palabras a la alabanza, petición de perdón y a la oración por las necesidades del mundo, además de escuchar la Palabra de Dios. La celebración terminó con un expresivo y emocionante abrazo de la paz que se fueron intercambiando las personas asistentes, buscando de forma especial a aquellos a quienes no conocían. A continuación, la convivencia se trasladó a los salones parroquiales de Santa María donde continuaron las conversaciones y el encuentro informal.

 

También en Miranda de Ebro

 

unidad de los cristianos

 

En Miranda de Ebro, la semana de oración por la unidad de los cristianos congregó el pasado sábado a católicos y evangélicos en la parroquia de San Nicolás. Por medio del texto evangélico del “Buen Samaritano”, los miembros de ambas confesiones se unieron a las distintas Iglesias cristianas del mundo para pedir al Espíritu que guíe el camino de la unidad de los cristianos.

Mons. Iceta recibe a los comunicadores burgaleses en el día de su patrono

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El arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, ha mantenido este miércoles, 24 de enero, un encuentro con un nutrido grupo de periodistas y comunicadores de la provincia. Ha sido con motivo de la fiesta de san Francisco de Sales, patrono de la profesión.

 

Al encuentro han acudido la presidenta de la Asociación de Periodistas de Burgos, Rosalía Santaolalla, profesional de la Cadena SER; Fidel López, director de COPE Burgos; Raúl González y Daniel Blánquez, redactores de COPE Burgos; Juan Vicente Velasco, de Radio Arlanzón; Patricia Carro, de la Agencia EFE; Noelia Mariscal, de Ical; Marta Antón, de RTVE; Paco Peñacoba, de Burgos Deporte; Elena Lastra, de la Cadena SER; Quique Ugarte, director de Comunicación del Ayuntamiento de Medina de Pomar; Miguel Ángel Delgado, colaborador del Departamento de Comunicación de la archidiócesis y José Luis Pascual, director del Departamento de Informática e Innovación Tecnológica de la archidiócesis.

 

Durante el encuentro y tras un café distendido, los comunicadores han tenido ocasión de preguntar al prelado por diversas cuestiones de actualidad vinculadas a la archidiócesis, como la fase en la que se encuentran las nuevas puertas de la Catedral encargadas a Antonio López con motivo del VIII centenario del templo o los pasos que se están dando en asuntos como la comunicación, la transparencia o el cumplimiento normativo.

 

Los periodistas también han cuestionado al prelado por sus hábitos comunicativos. Le han preguntado qué periódicos lee, que radios escucha, si es consumidor de podcast, si ve los informativos de la televisión por las noches o si revisa las redes sociales para ver qué se cuece en esos foros.

 

Mons. Iceta, a su vez, ha podido preguntar a los comunicadores presentes en la sala por dónde creen que debería ir la comunicación de la archidiócesis y en qué aspectos consideran que el Departamento de Comunicación debería enfocar sus esfuerzos.

El arzobispo celebra la fiesta de san Francisco de Sales con los residentes de la Casa Sacerdotal

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El arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, ha presidido este miércoles, 24 de enero, una misa con motivo de la fiesta de san Francisco de Sales. Lo ha hecho en la iglesia del monasterio de la Visitación de las madres salesas.

 

Una misa en la que han concelebrado un gran número de los residentes de la Casa Sacerdotal, que tiene como titular al santo francés. Y es que el edificio que alberga esta residencia de sacerdotes mayores está levantado en unos terrenos cedidos por esta comunidad de religiosas contemplativas.

 

En su homilía, al hilo de las lecturas que la liturgia presentaba para el día de hoy, el arzobispo de Burgos ha glosado la vida de san Francisco de Sales, del que ha destacado que «vivió una época muy difícil y convulsa en la vida de la Iglesia. Aunque fue una época difícil, fue una época de espléndida santidad».

 

Mons. Iceta ha recordado que «el Señor es el que siembra la semilla de la fe en nuestra tierra, en nuestro corazón». Ha continuado señalando: «¡qué gracia tan grande ha tenido el Señor con nosotros, para darnos a conocer los misterios del Reino! Y habla de esos cuatro tipos de tierra, donde aparece el juego de la gracia de Dios y de la calidad de la tierra, que tiene que ser trabajada. Tenemos que roturar lo que está al borde del camino, tenemos que profundizar la tierra, tenemos que quitar las piedras para que la Palabra pueda dar fruto en nosotros. Como nos ha recordado el papa Francisco, todos tenemos estos tipos de tierra en el corazón; tenemos que trabajarlos, pero siempre hay un trocito de tierra buena, donde el Señor nos planta su gracia y su Palabra».

 

Tras la celebración eucarística, el arzobispo ha acudido a la Casa Sacerdotal, donde ha podido disfrutar de una comida fraterna junto a los sacerdotes que residen en ella.

Mons. Iceta prosigue su visita a Gamonal en la parroquia de San Pablo

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La visita pastoral del arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, a la parroquia de San Pablo comenzó el pasado viernes, 19 de enero, en la comunidad de las Hijas de Jesús y, en un ambiente cordial, se dialogó sobre la historia y casas de esta congregación y sobre su implicación y aportación a la parroquia.

 

Después de saludar al director del colegio Blanca de Castilla, se pasó al salón de actos donde esperaban los alumnos más mayores, a los que el arzobispo invitó al esfuerzo y superación por alcanzar sus aspiraciones, sin olvidarse de lo más importante: ser buenas personas. A continuación hubo un encuentro con los profesores de primaria a quienes recordó que educar es sacar de cada persona lo mejor que lleva en su interior. La mañana concluyó en la residencia de mayores Félix Rodríguez de la Fuente, donde Mons. Iceta saludó y bendijo, uno a uno, a los residentes.

 

Por la tarde, después de dialogar con los dos sacerdotes de la parroquia, el arzobispo mantuvo un encuentro cercano con los niños, padres y catequistas, invitándoles a valorar y perseverar en el conocimiento de Jesús y su Evangelio. Luego tuvo lugar la asamblea parroquial, donde, después de escuchar la presentación de la dinámica y actividades de la parroquia, Mons. Iceta invitó a la comunidad a seguir en la labor, a ser altavoces del primer anuncio y a aunar fuerzas dentro de los diversos grupos de la parroquia y con otras parroquias limítrofes.

 

El domingo, 21 de enero, previo a la misa estacional, el prelado se reunió con los confirmandos que iban a recibir el sacramento de la Confirmación. Durante la eucaristía, tras recordar al anterior párroco, Ángel Alonso de Linaje, fallecido hace unos días, invitó a todos a la escucha atenta y constante de la Palabra para saber dar importancia a lo único que llena el corazón, el Evangelio de Jesús, y acertar a dejar lo que enreda como hicieron Jonás, Pedro, Andrés, Juan, Santiago… y Pablo, el titular de la parroquia.

 

Tras felicitar y dar la enhorabuena a los confirmandos, Mons. Iceta fue saludando y fotografiándose con las diversas personas que se fueron acercando. Convivencia que se prolongó en la degustación de un sencillo aperitivo con el que se finalizó la visita pastoral.

 

Al concluir la visita, la comunidad parroquial de San Pablo destacó y agradeció la presencia y cercanía del arzobispo, así como a las personas de la parroquia que han participado para que la visita pastoral fuese sido posible en todos sus momentos.