La tradición navideña de ‘les boîtes de Noël’ francesas llega a Quintanadueñas

por redaccion,

<
>

 

En Francia, desde hace años, se preparan cajas solidarias durante la Navidad (‘les boîtes de Noël’) en distintos lugares del país. Consiste en coger una caja de zapatos, envolverla con un papel de regalo y meter dentro cuatro cosas: una cosa que abriga (bufanda, guantes, calcetines…), una cosa de higiene (cepillo de diente, gel de ducha…), una cosa dulce (galletas, turrones, chocolate…) y una cosa de ocio (juego de cartas, mini juego de mesa…), sin olvidarse de meter una carta cariñosa. Las cajas, preparadas con mucho amor, en familia, pequeños y grandes, se envían luego a distintas asociaciones que las reparten a personas sin hogar, así como a familias con pocos recursos.

 

Es una tradición que ha traído a la archidiócesis de Burgos Marie-Christelle, una joven francesa del arciprestazgo de San Juan de Ortega. «Como soy profesora de francés aquí en Burgos, enseñé esto a mis alumnos, que son adultos, mostrándoles vídeos de Francia. A todos les gustó la idea. Como llevaba tiempo con esto en mi cabeza, deseando que también pudiéramos hacerlo aquí, se lo propuse a Eduardo Cámara, el párroco de la parroquia de Quintanadueñas —a la cual pertenezco desde hace un par de años— y le pareció un muy buen proyecto solidario», explica.

 

Fue a él al que se le ocurrió que las ‘boîtes de Noël’ podían prepararlas para las personas sin hogar que atiende la casa de acogida de san Vicente de Paúl, situada en la calle Saldaña. «Fuimos un día a proponérselo a las Hijas de la Caridad, que demostraron gran entusiasmo, y lo lanzamos en la parroquia, dado que a los catequistas les gustó la idea. Y entre todos, cada cual aportó su granito de arena o granito de arroz como suelo decir», señala Marie-Christelle. Se prepararon las cajas en catequesis o, directamente, las familias las hicieron junto con los niños, los feligreses (del Alfoz de Quintanadueñas) y algunos amigos a los que invitaron a participar en la iniciativa.

 

«También propuse a mis alumnos de la UNIPEC preparar cajas e, incluso, a unas alumnas de mi marido que se animaron con el proyecto. De boca en boca, llegamos a tener alrededor de 100 cajas. Fuimos a entregarlas, primero el grupo de animadoras de la parroquia con su grupo juvenil. Luego, fui con los alumnos de la Unipec y por fin, fue un grupo de post confirmados con su catequista y los padres de los adolescentes», cuenta Marie Christelle.

 

Eduardo, el párroco de Quintanadueñas, acompañó a cada grupo durante las visitas de la casa y la entrega de las ‘boîtes de Noël’. «Cada visita ha sido enriquecedora ya que tuvimos la oportunidad de dialogar con las hijas de la Caridad y con un migrante que nos contó su testimonio, explicándonos cómo llegó a España después de tanta desventura. Salimos conmovidos por dentro después de este tiempo compartido y de oír de viva voz lo vivido por los que llegan a esta tierra desde tan lejos. De hecho, unos alumnos de la UNIPEC se apuntaron para ser voluntarios en la casa de acogida», narra Marie-Christelle.

 

«Al ver las fotos de los migrantes llenos de ilusión durante la entrega de las cajas, tan solo podemos agradecer a Jesús que con su venida ha conseguido mover tantos corazones. Sea al preparar las cajas, al entregarlas o al oír a los migrantes contarnos su historia. Tan solo hay que poner los medios, sensibilizar, para que todos abran su corazón y se den cuenta que el cariño es lo que tanto se necesita en este mundo a veces demasiado individualista, material y frío. La Navidad es esto, ofrecer tu tiempo, ofrecer lo mejor de ti, dar cariño y un poco de calor a los que lo necesitan», señala.

 

«Aún recuerdo que, de pequeña, llevaba una caja de galletas siempre que iba a Marsella con mi madre para dar la mitad o algo más a una persona con pocos recursos. Cuando pocos días antes de Navidad, di mis galletas a una persona sin hogar, me tendió un peluche, una ardilla, y me dijo que la había hecho él y que era para mí. Me di cuenta de que no la había hecho él porque tenía una etiqueta, pero me marcó su gesto, y de hecho conservo ese peluche hasta el día de hoy. Así que no importa lo que cada uno demos, lo que cuenta es hacerlo desde el corazón pensando que en cada hermano está Jesús. Eso es lo que realmente nos mueve por dentro y nos enseña a amar de verdad», concluye Marie-Christelle para explicar la bonita tradición francesa de las cajas de Navidad (‘boîtes de Noël’).

«El Bautismo y la vocación cristiana»

por redaccion,

«El Bautismo y la vocación cristiana»

Escucha aquí el mensaje

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Hoy conmemoramos el Bautismo de Jesús: el día en el que san Juan Bautista, a orillas del río Jordán, proclamó a Cristo como Cordero de Dios y se manifestó la presencia del Padre con el Espíritu Santo junto al Señor (Mt 3, 13-17). La imagen del cordero era bien conocida para el pueblo hebreo. Su sacrificio les libró de la esclavitud de Egipto y comenzaron el camino de la libertad hacia la Tierra prometida.

 

Desde aquel momento, el Bautismo convierte a las personas en miembros del Cuerpo de Cristo, del Pueblo de Dios, es decir, de la Iglesia. Los bautizados somos, por tanto, discípulos de Jesús, con una misión que guía nuestras vidas y consiste en aprender a amar como Él nos ama y anunciar en todos los ambientes la misericordia de Dios y la vida que Él otorga.

 

El agua del río Jordán purifica el corazón de toda la humanidad. Así, Jesús nos otorga la filiación divina y nos enseña a dirigirnos a Dios como Padre, fuente de la verdad y del amor, que nos capacita para edificar una sociedad justa y fraterna, donde todos tienen cabida en la mesa generosa que Él nos regala.

 

A Dios le basta una gota de agua para bañar de esperanza cada rincón de esta tierra. Todo encuentra una nueva plenitud en Él. También nuestro propio ser es transformado al hacernos verdaderamente hijos de Dios, nuestra más profunda y verdadera identidad, porque no nacimos de sangre ni de deseo humano, sino de su amor (cf. Jn 1, 12-13).

 

El nuevo año que ahora comenzamos marca el rumbo de un Pueblo, el nuestro, que camina en la Historia y que debe testimoniar que Jesús está vivo y nos abre a la esperanza. Con el Bautismo da comienzo la vida pública de Jesús. Y también la nuestra, pues –mediante el don del Espíritu– entramos a formar parte de la familia de Dios, de una comunidad cristiana que nace al pie de la Cruz para abarcar el corazón de todo el universo.

 

El Señor se deja bautizar por Juan como uno más, en humildad y sencillez. De este modo acoge nuestro barro y nuestras limitaciones para hacerlas suyas. De esta manera, transforma el gesto de dejarse bautizar en una manifestación de su divinidad.

 

La celebración del Bautismo cristiano comienza con la señal de la cruz. Es la manera de hacernos miembros del hogar, de la familia, de la comunidad cristiana. Porque la cruz es signo de un amor entregado que se convierte en un don para nosotros, para que también nosotros seamos don para los demás. El agua derramada sobre nuestra cabeza purifica nuestro ser, y ceñidos en una vestidura blanca impuesta el día de nuestro bautismo, nos revestimos de eternidad para caminar según el Espíritu (cf. Ga 5, 16).

 

El bautizado no porta un signo visible que lo distingue de los demás. Sin embargo, se ha convertido en templo en el que habitan el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y ahí no prevalecen nuestras limitaciones, caídas o defectos, porque la gracia de Dios empapa la Tierra, y también nuestro barro, para vivificarlo con su misericordia.

 

El don recibido en el bautismo nos impulsa a vivir constantemente en el amor a Dios y al prójimo, haciendo el bien a todos y poniéndonos al servicio del más necesitado, teniendo los mismos sentimientos de Cristo Jesús y viviendo con alegría nuestra condición de discípulos y misioneros.

 

Para este nuevo año, os propongo vivir esta nueva condición, que es la realidad más profunda de nuestra propia identidad, viviendo las obras de misericordia: visitando al enfermo, dando de comer al hambriento y de beber al sediento, dando posada al migrante y al peregrino, vistiendo al desnudo, visitando al encarcelado, enterrando al difunto, enseñando con mansedumbre al que no sabe, aconsejando con delicadeza al desorientado, corrigiendo con humildad al equivocado, perdonando al que nos ofende, consolando al triste, sobrellevando con paciencia los defectos propios y los del prójimo y orando por los vivos y por los difuntos.

 

Ponemos este deseo de plenitud en las manos de la Virgen María. Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga durante este año 2024 que acabamos de comenzar.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

La magia de la Navidad «cobra vida» en la cabalgata de Torregalindo

por redaccion,

La magia de la Navidad «cobra vida» en la cabalgata de Torregalindo
Mariana Rocha Suescun | efectodomino Photography

En la Ribera del Duero, los Reyes Magos, además de traer regalos en la mágica noche del 5 de enero, también los reciben, porque desde hace 40 años se encuentran de nuevo con la aldea de Belén de Judá que visitaron hace más de 2.000 años. Es Torregalindo, que desde los años 80 del pasado siglo se convierte por unas horas en la aldea donde nació el Salvador para recibir a los magos de Oriente. Una cabalgata que es a la vez el mayor belén viviente de la comarca, en el que se recrean los episodios previos y posteriores al nacimiento de Jesús y que nació hace 40 años en el colegio del pueblo gracias a la ilusión y el empeño de su entonces maestra, Carmina Frutos.

La magia de la Navidad «cobra vida» en la cabalgata de Torregalindo
Mariana Rocha Suescun | efectodomino Photography

Alguno de los pastorcillos de entonces se ha convertido ahora en un recio mesonero o una aplicada lavandera. Y es que uno de los méritos de la organización es haber enganchado a los hijos del pueblo que a lo largo de los años han encontrado otro destino para vivir o trabajar y que en estas fechas regresan para no perderse este acontecimiento: si el padrón de Torregalindo apenas pasa del centenar de vecinos en el desarrollo de la cabalgata están implicadas más de 200 personas.

Uno de los más ilusionados es Daniel Calvo, presidente de la Asociación Cultural Conde Galindo, quien, desde su juventud, hace un homenaje a quienes llevan ya cuatro décadas empeñados en mantener y mejorar esta tradición del belén viviente, que ha llegado a ser reconocida hace dos años como Fiesta de Interés Turístico Regional. También subraya que la clave del éxito ha sido la ilusión y el trabajo colectivo. Y es que el este belén viviente y cabalgata no se organizan de un día para otro. «Aquí en Torre tenemos unas mentes que durante todo el año no paran de pensar en la Cabalgata» indica gráficamente. «Y así surgen rincones nuevos, ambientaciones nuevas y todo lo que pueda sumar. Mantener la ilusión viva, renovada todos los años, es de alabar».

La magia de la Navidad «cobra vida» en la cabalgata de Torregalindo
Mariana Rocha Suescun | efectodomino Photography

Muchas de ellas se han convertido esta noche en los personajes del nacimiento, y otras se han encargado de la ambientación y de tareas logísticas. Unos trabajos que empezaron hace varias semanas: la iluminación del castillo, con la estrella de Belén, también las estructuras de los talleres artesanales, el molino y hasta el mecanismo por el que un río ha surcado, por unas horas, el centro de Torregalindo, con su propio surtidor. Mientras tanto, un grupo de mujeres ha pasado casi dos meses elaborando farolillos artesanos, que han ocultado las bombillas que desentonan en una aldea del año 1 de nuestra era cristiana.

Todo ello para que, en esta tarde tan especial, la del 5 de enero, estuvieran listos los distintos escenarios en los que se han recreado las escenas evangélicas de la Navidad, desde el viaje de san José y la Virgen María para su empadronamiento hasta el ofrecimiento de los dones por parte de los sabios de Oriente en el portal, la anunciación a los pastores, la visita de los Reyes a Herodes, o el posadero que no da cobijo a la pareja sagrada. 

 

A lo largo de los años, se han ido añadiendo otros escenarios como los que han encontrado esta tarde los visitantes de Torregalindo: talleres artesanos, un mercado de productos tradicionales o una taberna donde han podido entonarse ante el frío de la noche con sopas de ajo, chocolate o castañas asadas. Y no solo la Sagrada Familia ha podido, finalmente, empadronarse en Belén: todo el que se ha acercado a la oficina del padrón ha salido del pueblo con su certificado censal que acredita que uno es ciudadano de la aldea de Belén. De la ribereña, eso sí.

La magia de la Navidad «cobra vida» en la cabalgata de Torregalindo
Mariana Rocha Suescun | efectodomino Photography

La Pastoral Gitana celebra la Navidad «en familia»

por redaccion,

<
>

 

Como un jueves más, esta semana se ha reunido un grupo de familias gitanas «para compartir cosas de la vida desde la fe y la tarea de hacer realidad el Reino de Jesús entre nosotros», explica el sacerdote Fermín González, que lleva años trabajando en la pastoral con los gitanos. Pero esta reunión ha tenido un sabor especial por haberse celebrado en medio de las fiestas de Navidad. «Aprovechamos para hacer un poco de fiesta, cantar unos villancicos y comer algo juntos. Comenzamos decorando un poco la sala que nos dejan la parroquia de San Julián y su párroco, don Daniel», señala Fermín. De hecho, una de las decoraciones reproduce la bandera del pueblo gitano con bolas de Navidad.

 

Una vez decorada la sala, el encuentro ha empezado «recordando otros tiempos, cuando todos éramos más jóvenes. Los campamentos que realizábamos en verano por Aranda, Soncillo, Puentedura… en tiendas de campaña, haciendo rappel, piragüismo, parapente… También recordamos los talleres ocupacionales La Ballena en los que tratábamos de aprender desde nosotros y nosotras mismas. Repasamos alguna de las revistas “Butal Abierta”, que hacíamos entre todos con explicando las actividades, poesía, relatos, recetas, educación, información frente a las drogas… Nos pudimos reír al reconocer en las fotos nuestros hermanos, amigos, educadores o nosotros mismos cuando contábamos 13 o 16 años. Luego compartimos las situaciones y momentos por los que va pasando cada familia, las bajas por enfermedad, los proyectos de estudios y trabajo, la necesidad de encontrar piso y las dificultades que se ponen a los y las gitanas a la hora de alquilar o comprar», recuerda el sacerdote.

 

El grupo ha rematado la tarde degustando unas viandas y unas bebidas que aportaron entre todos, y repartiendo las sobras para cada familia junto con un detalle navideño, una planta o unos libros. «Dimos gracias por esta tarde y nos aplazamos hasta el próximo café tertulia, esperando que los que faltaban hoy recuperen la salud y podamos celebrarlo», concluye Fermín.

El equipo del Seminario participa en el curso para formadores de la CEE

por redaccion,

El equipo de formadores del seminario San José de Burgos ha participado, del dos al cuatro de enero, en el curso para nuevos formadores de seminarios que organiza la Conferencia Episcopal Española (CEE) en Madrid. Encabezados por su rector, Javier Pérez Illera, han participado también el director espiritual, Juan Mariano de Lucio, y los formadores Agustín Burgos, Diego Luis y Carlos Saldaña.

 

Esta iniciativa trata de ofrecer herramientas y principios básicos para aquellos que comienzan la tarea de acompañar el proceso formativo de los seminaristas. Los temas principales que han abordado en el encuentro han sido: Jesús de Nazaret, formador de formadores, Formar pastores misioneros, Los fundamentos de la formación, Las vocaciones sacerdotales, La formación inicial y permanente, El discernimiento y madurez vocacional, Claves para la entrevista personal” y El equipo de formadores. Los ponentes de todos estos temas han sido sacerdotes preparados y experimentados en la tarea formativa.

 

Además de las ponencias, para los participantes ha sido muy enriquecedor compartir experiencias de los propios seminarios y comprobar que las dificultades y los retos a los que se enfrentan son bastante semejantes: ¿cómo es el joven que se acerca al seminario? ¿cómo podemos ayudarlo en su camino vocacional? También ha sido el momento para programar futuros encuentros entre seminaristas, porque, como explica el rector del Seminario de San José, «una de las acciones que más valoran los futuros sacerdotes es convivir con otros que tienen su misma vocación y contrastar vivencias y experiencias».

 

Algo que ha estado muy presente a lo largo de este curso es que, siendo el propio candidato al sacerdocio el primer protagonista del proceso formativo, hay muchas otras personas que tienen una importancia singular en esta tarea, además del equipo formativo, como son el presbiterio diocesano y las comunidades parroquiales. «Todos estamos llamados a descubrir y potenciar las distintas vocaciones de la Iglesia (laicos, sacerdotes y vida consagrada) y apoyarlas y acompañarlas también con nuestra oración como nos invitaba Jesús: «rogad al dueño de la mies que envíe trabajadores para su mies». Por eso a ti que acabas de leer estas líneas te damos gracias por tu implicación y tu oración por el seminario», recuerda Javier Pérez Illera.