Movimientos y asociaciones laicales eligen a sus representantes para el Consejo Pastoral Diocesano

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La Delegación para el Laicado ha convocado en la tarde el 25 de abril a los representantes de movimientos y asociaciones laicales con motivo de la elección de los cuatro representantes que los estatutos del Consejo Pastoral Diocesano señalan para este ámbito. Y, así, han resultado propuestas cuatro personas que proceden de Vida Ascendente, Comunidades de Vida Cristiana, Hermandad Obrera de Acción Católica e Institución Teresiana respectivamente, quienes desempeñarán este servicio durante los tres próximos años. El Consejo Pastoral Diocesano es el organismo sinodal que representa a todo el Pueblo de Dios en su tarea de ayudar al arzobispo a tomar las decisiones adecuadas en la tarea evangelizadora; por este Consejo pasan las programaciones, planes pastorales y los temas más importantes de cada momento.

 

Aprovechando esta circunstancia, el encuentro ha servido también para que la delegada diocesana, Lucía Ferreras, junto con los miembros del equipo, haya presentado a los movimientos el proyecto pastoral 2023-2027 de la Delegación junto con la programación de este curso, así como la marcha del proceso sinodal y el próximo encuentro que se celebrará la víspera de Pentecostés, Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Se han recogido además algunas sugerencias para crecer en el camino compartido entre el laicado asociado, la delegación y el conjunto de la Iglesia diocesana.

«La Pascua de la familia»

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La Pascua de la familia

senivpetro | Freepik

 

Escucha el mensaje de Mons. Iceta

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Con la mirada puesta en la familia como célula básica y primordial de la vida social y eclesial, y consciente de la imperiosa necesidad de cuidarla, protegerla e impulsarla, he propuesto en nuestra archidiócesis la institución de la Pascua de la familia que se celebrará cada quinto domingo de Pascua.

 

En nuestra Iglesia burgalesa deseamos impulsar la pastoral familiar en todas y cada una de sus dimensiones y, para ello, la delegación para la pastoral familiar ha elaborado un plan que desarrollaremos durante los próximos tres cursos pastorales. Un proyecto con el deseo de poner la mirada en la realidad actual de la familia para reconocer sus actuales esperanzas y desafíos, interpretar su realidad actual a la luz del plan de Dios sobre la familia y elegir las acciones que secunden y lleven a cabo lo que Dios quiere para todas y cada una de las familias que conforman nuestra Iglesia diocesana.

 

Ahora que el matrimonio y la familia atraviesan incomprensiones, fragilidades y tribulaciones de diverso signo, qué importante es estar atentos y disponibles para dar respuesta a quienes necesitan luz, orientación, protección y apoyo.  Así, siendo conscientes de que los ámbitos sociocultural y pastoral anhelan una llamada a extender la propuesta cristiana del matrimonio y familia como respuesta profunda a los interrogantes más profundos de la persona y de la sociedad, desde nuestra Iglesia que peregrina en Burgos deseamos que la familia sea el núcleo y nudo gordiano que armoniza e integra los demás ámbitos pastorales: caridad, vocaciones, trabajo, infancia, juventud, educación, personas mayores…

 

Si la pastoral familiar es el núcleo donde convergen los diversos ámbitos pastorales, esta propuesta de Iglesia como familia de familias vislumbra en la Sagrada Familia de Nazaret el punto de partida de la tarea evangelizadora.

 

A la luz de esta mirada que desea reconocer, revelamos la necesidad de descubrir los caminos para que cada familia viva su propia vocación según el plan de Dios. Vivir hoy la fuerza del amor del sacramento del Matrimonio es hacer frente a ideologías de diverso signo que lo deforman y someten. Asimismo, la fidelidad matrimonial requiere de cuidado y acompañamiento para vivir con alegría y esperanza este precioso don.

 

Las familias cristianas buscan en la parroquia un hogar que las acoja, y solo si vivimos con el corazón dispuesto a servirlas, seremos el vivo reflejo del Señor. Esto requiere una escucha activa que atienda las demandas y necesidades que acechan el corazón de muchas familias con dificultades; pero, si nos fiamos de la Palabra, volveremos a ser testigos de que «no hay nada imposible para Dios» (Lc 1, 37).

 

En la familia se refleja la «imagen y semejanza» de la Santísima Trinidad, misterio de comunión del que brota todo amor verdadero (cf. Amoris laetitia, 71). Una realidad actual que es preciso interpretar a la luz de la Palabra de Dios para llegar a comprenderla en profundidad. Si la familia es el santuario de la vida y el lugar donde es engendrada y cuidada, debemos proteger y cuidad siempre tanto a la madre como al niño que se gesta en su seno como un don precioso que se concede a la humanidad. Una llamada, entre tantas otras, a vivir el amor conyugal y a ser signo del amor de Cristo y la Iglesia (cf. AL, 72) que impulsa la misión evangelizadora de la familia, testimoniando la misericordia de Dios.

 

Esta pastoral exige de una formación específica de sacerdotes, diáconos, miembros de la vida consagrada y laicos, especialmente familias, capaces de configurar la comunidad parroquial como una familia de familias. La pastoral familiar establece una alianza de toda la comunidad eclesial con las familias, con una intención clara: convertir a cada familia en realidad evangelizadora, apoyando y acompañando su vocación y misión.

 

El plan presentado por la delegación de pastoral familiar ha elegido un abanico de propuestas pastorales que comprenden, entre otras, la educación afectiva, el acompañamiento en el noviazgo y en la vida matrimonial y familiar, la formación de agentes pastorales en este campo, el cuidado de la fragilidad, la promoción de esta pastoral en comunidades parroquiales, instituciones educativas y movimientos eclesiales, la presencia de iniciativas familiares en el ámbito público, y la defensa de la vida dese su concepción hasta la muerte natural.

 

Pedimos a la Virgen María que cuide de nuestras familias y nos haga eternamente suyos; para que nunca dejemos de mirar con los ojos de la Sagrada Familia de Nazaret.

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

El Papa, a la comunidad del seminario de Burgos: «Jesús te quiere en esta tierra vaciada para llenarla de Dios»

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«Jesús te quiere en esta tierra vaciada para llenarla de Dios, para que lo haga presente entre mis hermanos, para que construya comunidad, Iglesia, Pueblo». Son las palabras que ha dirigido el Papa este sábado a la comunidad del seminario de Burgos, formada por el seminario diocesano de San José -en el que conviven aspirantes al sacerdocio de la archidiócesis de Burgos y de las diócesis de Osma-Soria, de Calahorra y La Calzada-Logroño y de Gitega (Burundi)-, los seminaristas del Seminario Misionero Redemptoris Mater de Burgos y los formadores de ambos seminarios. Los seminaristas y sus formadores acompañados por Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, así como por Mons. Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria, y Mons. Mikel Garciandía Goñi, obispo de Palencia, han sido recibidos en audiencia privada por Francisco.

 

La Sala Clementina del Palacio Apostólico ha sido el escenario de este histórico encuentro para los jóvenes aspirantes al sacerdocio. A la llegada del Santo Padre, los seminaristas le han ofrecido la canción Seréis mis testigos, que han interpretado mientras Francisco alcanzaba su sede. El Papa también ha agradecido haber encontrado en el seminario de Burgos «un mosaico de razas, culturas y edades que se han encontrado para responder juntos a la llamada de Jesús al sacerdocio ministerial».

 

Francisco también ha citado el Cantar de Mío Cid y ha recordado la ocasión en la que conoció Burgos, en el año 1970, cuando visitó al arzobispo de entonces, que era pariente de un tío político suyo. El Papa ha señalado que ese propósito se realiza «siendo un grupo heterogéneo que sabe de acogida y de enriquecimiento mutuo. Sin caridad a Dios y a los hermanos, sin caminar ‘de dos en dos’, no podemos llevar a Dios», ha explicado.

 

Los seminaristas han ofrecido al Papa como regalo una selección de productos gastronómicos de los territorios a los que pertenecen, compuesta por Trufas de Soria, vino de la Rioja, vino de la Ribera del Duero, queso de la zona de Amaya, alubias de la zona de Arlanza, pastas de té de las Merindades, chorizo de la Bureba, pastas de la ciudad de Burgos, morcillas del arciprestazgo de San Juan de Ortega, crema para la piel realizada por las clarisas de Medina de Pomar con una fórmula propia y un libro de la vida de san Rafael Arnáiz, nacido en Burgos y enterrado en la diócesis de Palencia.

 

El papa Francisco ha concluido el encuentro pidiendo a los seminaristas que se desprendan de «las falsas seguridades humanas» y recordándoles que «tener a Dios con nosotros nos llena de paz. Una paz que podemos comunicar, que podemos llevar a todos los pueblos y ciudades, desear para cada hogar»

Comienza el viaje de la comunidad del seminario de Burgos a Roma para ver al Papa

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Este viernes, la expedición de 36 personas formada por la comunidad del Seminario de San José de Burgos -en la que conviven aspirantes al sacerdocio de la archidiócesis de Burgos y de las diócesis de Osma-Soria, de Calahorra y La Calzada-Logroño y de Gitega (Burundi)-, los seminaristas del Seminario Misionero Redemptoris Mater de Burgos y los formadores de ambos seminarios, ha comenzado su viaje a Roma para participar en una audiencia con el papa Francisco. Viajan encabezados por Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, así como por Mons. Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria, y Mons. Mikel Garciandía Goñi, obispo de Palencia.

 

El viaje ha comenzado en la capilla del Seminario Diocesano de San José, donde los participantes han rezado laudes y han celebrado una misa antes de tomar el autobús que les ha llevado al aeropuerto de Madrid-Barajas. Allí han visitado la capilla de las instalaciones aeroportuarias y han tomado un bocado rápido antes de embarcar rumbo a la Ciudad Eterna. Nada más aterrizar en Roma-Fiumicino visitarán la basílica de San Pablo Extramuros y rezarán vísperas junto a la comunidad benedictina que habita el lugar.

 

En Roma les esperan tres días de intensa actividad, aunque el plato fuerte llegará mañana, sábado, con la visita al papa Francisco. Es la razón principal de este viaje y el momento más esperado por los seminaristas desde el pasado 23 de febrero, cuando recibieron la noticia. A las 8:30h está prevista la audiencia privada que Francisco les ha concedido y que se producirá en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.

 

Tras ella, a las 11:00h está prevista una celebración eucarística en las grutas vaticanas y, ya el domingo, una misa en el altar papal de la basílica de Santa María la Mayor, así como una visita a la basílica de San Juan de Letrán. Por la tarde, el grupo regresará a España.

 

La carta al Papa fue el detonante

Esta visita llega tras la carta enviada al Papa a comienzos de febrero por la comunidad del Seminario, y entregada en mano el pasado 8 de febrero por el arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, durante su participación en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, del que es miembro.

 

En ella, la comunidad le saludaba recordándole el vínculo que une a Francisco con Burgos. Y es que, cuando Bergoglio fue ordenado obispo auxiliar de Buenos Aires, recibió -como es tradición cuando se nombra un obispo auxiliar- el nombramiento también de una diócesis histórica, ya desaparecida. Él recibió la sede episcopal de Oca, una diócesis desaparecida hace 949 años, cuando su obispo fue trasladado de forma definitiva a Burgos, siendo antecesora de lo que hoy es la archidiócesis de Burgos.

 

También le contaban que este curso, la archidiócesis se encuentra celebrando los 125 años del Seminario de San José, y le manifestaban su interés por poder ser recibidos personalmente por él, en una visita similar a la que ya han realizado otros seminarios. Finalmente, le adjuntaban una foto de las personas que componen la comunidad.

«La herencia cultural que dejamos a las siguientes generaciones no siempre es positiva»

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Las XII Jornadas Ciencia y Cristianismo han arrancado en la primera sesión con la ponencia Historia de una larga Evolución: Tiempo de De-volución a cargo de la doctora María del Carmen Molina Cobos, catedrática de Fisiología Vegetal de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es una conferencia que se inserta en la temática de estas jornadas, que llevan por título Dios y la ciencia, y que analiza esta relación desde el punto de vista antropológico.

 

Tras una presentación general de las Jornadas, que ha realizado Carlos Izquierdo Yusta, delegado episcopal de Cultura y profesor del Claustro de la Facultad de Teología del Norte de España -una de las instituciones que organizan las Jornadas-, Jesús María Álvarez, director del Secretariado para la Pastoral Universitaria -la otra entidad organizadora-, ha introducido el tema y a la ponente. Todo en el auditorio de Cultural Cordón, el espacio cedido por la Fundación Caja de Burgos, que colabora con esta iniciativa.

 

«Las ciencias experimentales han implementado enormemente el conocimiento que tenemos de esa especie que conocemos como Homo sapiens sapiens», ha explicado ya en su conferencia la doctora Molina Cobos, que también ha señalado que el objetivo de la charla es tratar de «explorar desde un punto de vista antropológico, desde la perspectiva de la evolución genética y cultural, preguntas clásicas de la filosofía y la teología: ¿Por qué somos violentos? ¿Somos más agresivos ahora que 200.000 años? ¿Podemos modular la violencia entre los humanos? y ¿con el entorno natural? ¿Qué hemos perdido en este proceso evolutivo?».

 

En ese sentido, la ponente ha profundizado en el ejemplo de la violencia, y ha explicado cómo, a través de diferentes estudios, se había estimado que la proporción de muertes entre seres humanos por agresiones interpersonales sería del 2 %, «una proporción que se ajustaba a lo inferido en ancestros de primates y simios, así como a lo estimado en las tribus prehistóricas», señalaba.

 

Sin embargo, el nivel de violencia letal ha variado a lo largo de la historia. De hecho, según demuestran los datos, el nivel de agresiones mortales durante la mayoría de los periodos históricos fue superior a las predicciones filogenéticas iniciales. «Sorprendentemente, al entrar en la Edad Moderna y Contemporánea la violencia letal disminuye considerablemente. Para explicar esto pueden proponerse modulaciones del comportamiento de tipo sociocultural donde, por ejemplo, a través de la educación, de la ética, de la predicación y otras herramientas culturales somos capaces de elaborar respuestas complejas y no agresivas frente a la violencia. Este bagaje cultural que “recrea” nuestro comportamiento se deja a las siguientes generaciones en una herencia de tipo cultural, no mendeliana, que no se transmite a través de los genes sino en la información», explicaba la profesora Molina Cobos.

 

En ese sentido, la doctora ha apuntado que «a pesar de que hemos modulado la violencia a lo largo de nuestra evolución, la herencia cultural que dejamos a las siguientes generaciones no siempre es positiva y en algunos aspectos se está convirtiendo en un caramelo envenenado. También con la Modernidad se inició una crisis global que ahora parece estallarnos en la cara. Una crisis ecosocial, económica e incluso política nace de un crecimiento ilimitado, un consumismo voraz sobre un planeta finito, al que además sometemos a perturbaciones poniendo a prueba su resiliencia».

 

Por ello, y citando al papa Francisco en su encíclica Laudato Si’, la ponente hace una llamada hacia un cambio de rumbo, porque asegura que «es insostenible el comportamiento de aquellos que consumen y destruyen más y más, mientras otros todavía no pueden vivir de acuerdo con su dignidad humana. Por eso ha llegado la hora de aceptar cierto decrecimiento en algunas partes del mundo aportando recursos para que se pueda crecer sanamente en otras partes».

 

La conferencia ha concluido con un animado coloquio con algunos de los asistentes, que han podido plantear las cuestiones que les ha suscitado la charla directamente a la ponente.

 

Las Jornadas

El acceso al conocimiento de Dios mediante la razón, es decir, sin la ayuda de la revelación, es un tema clásico de la teología cristiana. Por otro lado, la ciencia en cuanto a prolongación del conocimiento ordinario, también puede aportar o sugerir acerca de la idea de Dios. Con ese punto de partida se celebran estas XII Jornadas de Ciencia y Cristianismo.

 

Tras la sesión inaugural, a cargo de la doctora María del Carmen Molina Cobos, este jueves será el turno del profesor Pedro Castelao, doctor en Teología y en Filosofía y profesor de Antropología Teológica en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, en la que además es vicedecano. Él disertará sobre la Dimensión Teológica, mientras que la sesión de cierre correrá a cargo de Fernando Sols Lucia, doctor en Física y catedrático de Física de la Materia Condensada en la Universidad Complutense de Madrid.