El XLI Encuentro de Seminaristas de la región del Duero y La Rioja aborda el celibato de los sacerdotes
El Seminario Diocesano de San José de Burgos ha acogido este fin de semana el XLI Encuentro de Seminaristas de la Región del Duero y La Rioja. En él han participado cerca de 30 aspirantes al sacerdocio de las diócesis de Ávila, Segovia, Salamanca, Zamora, Valladolid, Palencia, Osma-Soria, Calahorra y La Calzada-Logroño y Burgos que, en esta ocasión, ha ejercido de anfitriona.
El título del encuentro ha sido Espiritualidad, ciencia y ciencia ficción del celibato. Un asunto que los seminaristas han tratado con el profesor Stefano Guarinelli, sacerdote de la archidiócesis de Milán, psicólogo y un referente en lo que se refiere a psicología sacerdotal y formación integral.
Guarinelli ha abordado con los aspirantes al sacerdocio la cuestión del celibato, pero también de la importancia de su formación integral. «Un reto para mí muy importante sería que la formación no fuese solo cuestión de los psicólogos y de los directores espirituales. Como en los últimos años, en razón de los problemas que hemos tenido con la poca madurez de algunos candidatos al sacerdocio o de algunos sacerdotes, los psicólogos han tenido muchas cosas que hacer y entonces parece que la formación humana en el seminario es cuestión de los psicólogos. Si hablamos de formación integral, pero seguimos tratándola como si fuesen departamentos diferentes, no la vamos a tener», señala.
El sacerdote milanés también ha tratado la importancia de la madurez «Quizás no tengamos todavía conciencia de que la formación a la madurez tiene que ver con la formación del grupo a la madurez. O sea, no es solo cuestión de la persona individual que tiene que formarse para ser madura, tiene que ser el grupo que tiene que trabajar para ser un grupo maduro, porque bastante frecuentemente tratamos a la persona que tiene que formarse como si estuviesen los formadores y delante de ellos los chicos que se tienen que formar, y la formación a la madurez empieza con la formación de la madurez de los formadores y la formación a la madurez del grupo».
En cuanto a celibato, castidad y continencia, Guarinelli matiza que «en el sentido común se asocia mucho el tema de la castidad con el tema del ‘sexo cero’. Y eso no es la castidad. Eso podría ser la continencia, pero la castidad es un vocablo que se refiere más bien a la interpersonalidad. La persona casta es la persona que le permite a otra persona que se relaciona con ella ser lo que tiene que ser. La continencia es la persona que se controla.
«Y bueno, desde el punto de vista sexual uno puede ser muy puro y todo, pero eso no es la castidad. La castidad de Jesús en el Evangelio, por lo que yo entiendo, no es el mero hecho de que no estuviese casado, porque la persona sola puede ser supercontinente, pero no ser casta. Invertir en castidad nos daría mayor credibilidad, porque culturalmente vivimos en una cultura donde al prójimo a veces ni se le ve. Y, claro, empezar a ver a las demás personas es el primer peldaño para avanzar en el tema de la castidad. Hablamos demasiado de sexo», explica el sacerdote y psicólogo.
Durante el encuentro, además de los diferentes momentos de formación con Guarinelli, los seminaristas han podido contemplar la catedral de Burgos desde dos perspectivas diferentes: a través de Stella, la visita nocturna, y con las gafas de realidad virtual que permiten conocer los rincones del templo a vista de pájaro.
También han tenido ocasión de visitar Silos, con su magnífico monasterio benedictino y, muy cerca de allí, La Yecla, con su impresionante desfiladero que lo convierte en un espacio natural inigualable. El encuentro ha concluido con una misa celebrada por el arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, en la capilla de Santa Tecla de la Catedral.
Campeones de la II Copa Nacional de Seminarios
Además, los seminaristas del Seminario Diocesano de San José se han presentado en este encuentro como vigentes campeones de la II Copa Nacional de Seminarios, un torneo de fútbol en el que participan aspirantes al sacerdocio de toda España y que este año se ha celebrado en Ciudad Real.
Esta iniciativa es, además, una oportunidad para socializar y conocer de cerca la realidad de seminaristas de otros puntos de España, como explicaba «Ver cómo viven, cómo han pasado por todas las etapas igual que nosotros. Y, sobre todo, no sentirte solo. Ver que no solo es el grupo de este seminario, sino que puedes ver más allá y cómo cada uno, desde su realidad, puede encontrarse con Cristo de la misma forma».
Dado el número de seminaristas de Burgos participantes, tuvieron que dividirse en dos equipos que, curiosamente, fueron los dos que llegaron a la final. Tras haber tenido que conformarse, el pasado año, con el subcampeonato, este año el trofeo sí que ha ido a parar a las vitrinas del Seminario Diocesano. ¡Enhorabuena, campeones!