Un mes después de la NAO (Noche de Arte y Oración), la iglesia de San Nicolás ha sido escenario de una nueva experiencia creativa este pasado 28 de diciembre. Si ya la Coral San Esteban el día 26 había logrado impresionar a varios cientos de espectadores con su música coral y una serie de proyecciones sobre el retablo, en la gélida tarde de los Santos Inocentes le ha tocado al artista Fran Herreros y al dúo Ornamento Barroco, formado por Roberto Díaz al violín y Javier Moral al clavecín.
El diálogo entre clavecín y violín discurría con la suavidad de la niebla exterior y la presencia de varios cientos de turistas que entraban y salían de la iglesia. El lienzo, instalado a escasos metros del presbiterio, se iba poblando del color que salía directamente de las manos del artista y de algunas pinceladas que tanto el violinista como el clavecista se atrevían a interpretar. Silencio absoluto en un templo abarrotado que crecía con la misma intensidad a la que el lienzo se convertía en obra de arte. Muchas fotos para el recuerdo y una estampa preciosa de Navidad para la memoria y para el pensamiento.
Como un preludio de la alegría del año jubilar que se acaba de estrenar, la Ribera celebraba este sábado, 28 de diciembre, su tradicional muestra de villancicos en la que cada año se implican los coros parroquiales de sus pueblos. En esta ocasión han sido una treintena de agrupaciones musicales de todo el arciprestazgo de Santo Domingo de Guzmán las que se han sumado a este día de convivencia a través de la música.
Más de cuatrocientas voces que se han repartido en dos sedes, hacia el este en Milagros y hacia el oeste en Roa, para disfrutar mejor de una tarde de música y convivencia. La ilusión y el esfuerzo de los coros, que llevaban semanas ensayando, ha cuajado en una tarde que han disfrutado más de 400 personas en Milagros y más de 200 en Roa.
La variedad no sólo se ha desplegado en la diversidad de villancicos elegidos, desde los más tradicionales a los de autores modernos, sino también en el acompañamiento de instrumentos. A los más vinculados a la tradición popular, como las panderetas, panderos, botellas de anís y morteros, también se han unido las socorridas guitarras, el laúd, las sonajas y hasta la percusión de un cajón para acompañar los sones de algún villancico con aires del sur. Porque tampoco ha faltado la diversidad en la procedencia de algunos cantos, en los que se adivinaban tonos procedentes del norte asturiano, la Mancha o el ritmo andaluz.
El arcipreste, Javier Valdivieso, que ha tenido que desdoblarse para acudir a las dos sedes en las que se celebraba la muestra, ha agradecido la participación e implicación de los coros parroquiales y la hospitalidad de los anfitriones, y también ha animado a todas las personas que han acudido a estrenar un 2025 con especial gozo, recordando la celebración del año jubilar con el lema Peregrinos de esperanza. La muestra, tanto en Roa como en Milagros, ha finalizado uniendo las voces de los centenares de asistentes en ambos lugares, para entonar a una sola voz, el villancico Noche de Paz.
Pero el encuentro no ha concluido con la música, porque tras el recital ha llegado el momento de la convivencia en torno a las viandas: chocolate con dulces en Roa y una merienda regada con vino de Ribera en Milagros. Ambas han propiciado conversaciones, felicitaciones y reencuentros entre los vecinos de los pueblos participantes.
Un gesto y una jornada destacada en alguna de las celebraciones dominicales del día siguiente, fiesta de la Sagrada Familia, agradeciendo el testimonio ofrecido como Pueblo de Dios al estilo de los primeros cristianos.
Este pasado sábado, 28 de diciembre de 2024, se ha celebrado en Belorado el encuentro arciprestal de villancicos de Oca-Tirón, que cumple su trigésimo primera edición y en el que participan los coros parroquiales del arciprestazgo.
La primera edición de este certamen tuvo lugar en Belorado, en los primeros días del año 1994, y en aquel entonces participaron los coros parroquiales del pequeño arciprestazgo de Belorado. «No creo que ninguno se imaginara entonces que, treinta y un años después, íbamos a estar aquí reunidos y cantando con la misma alegría», ha reconocido la presentadora del acontecimiento. Y es que, durante estos 31 años, solamente la pandemia de la covid ha podido alterar la celebración anual de este tradicional encuentro.
El encuentro arciprestral de villancicos es una cita en la que los coros parroquiales se reúnen para cantar villancicos, pero también para promover la cercanía entre los diferentes pueblos del arciprestazgo, puesto que todos los feligreses de la zona están invitados a asistir y aprovechar para felicitar la Navidad a parientes y amigos que no se ven muy a menudo.
Este año han participado ocho coros parroquiales: el coro Santa María la Mayor, de Briviesca; el Coro Parroquial de Cantabrana; el Coro Parroquial y Municipal San Roque, de Pradoluengo; el coro San García de Quintanilla San García; el Coro de Salas de Bureba; el Coro de Santa Cruz del Valle Urbión; el Coro de San Miguel de Pedroso y finalmente el coro Santa María la Mayor de Belorado. A última hora, y por circunstancias imprevistas, no han podido participar los coros parroquiales de Oña y Poza de la Sal.
Los villancicos que se han presentado han sido de diferentes estilos. Se han interpretado desde canciones de la tradición popular como Nana de la abuelita santa Ana, pasando por villancicos modernos hasta villancicos de otras latitudes, como Carnavalito de Nochebuena –originario de Bolivia– o Santa la Noche –adaptación en castellano del villancico francés Minuit, chrétiens (o de la más famosa O Holy Night)–.
Se trata de un certamen no competitivo, en el que no hay vencedor, sino que destaca el placer de estar juntos, de reunirse, cantar villancicos, y celebrar la Navidad con el deseo de volver a encontrarse el año siguiente.
Este lunes, 30 de diciembre, la Junta de Castilla y León ha hecho pública la resolución de la convocatoria de subvenciones destinadas a la financiación de proyectos de gestión de bienes del Patrimonio Cultural de Castilla y León para los años 2024 y 2025. Los cinco proyectos presentados por la archidiócesis de Burgos recibirán un total de 994.476,11 euros en subvenciones destinadas al desarrollo de estos proyectos. A la convocatoria, con un presupuesto de casi tres millones de euros, se presentaron 120 proyectos de todo tipo de asociaciones y empresas regionales dedicadas a la gestión cultural.
La apuesta de la archidiócesis de Burgos por la conservación del patrimonio cultural viene de lejos, aunque en los últimos tiempos se le ha dado un impulso notable a través de la reciente creación de la Fundación Ars Burgensis –que se ha puesto en marcha recientemente para conservar, gestionar y promocionar el patrimonio religioso burgalés–. Esta institución que dirige desde hace unos meses Rodrigo Sáiz, director de Asuntos Jurídicos de la archidiócesis, y en cuyo patronato se encuentran las instituciones públicas más relevantes, así como la Universidad de Burgos (UBU) a través de la Cátedra de Estudios del Patrimonio Artístico Alberto C. Ibáñez, ha recibido dos subvenciones en esta convocatoria.
La primera de ellas, de 198.211,76 euros, está destinada al proyecto ‘Museos en Red’, que pretende consolidar una gestión profesional en los pequeños museos religiosos de la provincia, como los de Castrojeriz, Gumiel de Izán, Oña o Peñaranda, fijándose para ello en el modelo del Museo del Retablo, que actuará como nodo o canalizador de las visitas a esta red de museos.
La segunda, por un importe de 146.823,53 euros, servirá para financiar el Proyecto Nexo Archivo-Facultad. Una iniciativa del Archivo Diocesano y la Facultad de Teología para realizar actividades conjuntas abiertas a toda la sociedad burgalesa en un espacio renovado.
Por su parte, Thesaurus Burgensis ha recibido también dos subvenciones. La primera, de 192.574,54 euros, estará destinada al proyecto ‘Catedral de Burgos: Patrimonio de la Humanidad abierto a todos’, con el que se pretende acercar tanto la restauración de patrimonio como la actividad cultural, especialmente la de la Sala Beato Valentín Palencia, a todos los públicos.
La segunda, por valor de 159.995,44 euros, se empleará en el proyecto rural ‘Trece estrellas del Camino de Santiago en el Noroeste Burgalés’, que corresponde a la dinamización de trece templos BIC, entre los que se encuentran auténticas joyas como las iglesias de Sasamón, Grijalba, Villamorón o Melgar de Fernamental, entre otras, que van a ver mejorada tanto su conservación como su gestión, ofertando una visita cultural de mayor calidad.
Además, entre los proyectos subvencionados por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte también aparece el proyecto ‘Gestión conjunta de los BIC’ que ha presentado la archidiócesis directamente y que proviene de la Junta Parroquial de Vadocondes. Recibirá 188.287,31 euros y tiene como objetivo lograr la gestión integral de los bienes de interés cultural que se encuentran en el propio pueblo, declarado ‘Conjunto Histórico’ por sus murallas, rollo jurisdiccional y su iglesia. Esta Junta Parroquial es experta en micromecenazgo, con más de 320.000 euros recaudados en los 6 últimos años.
Eso sí, la gestión profesional del patrimonio no puede oscurecer la acción de los más de 120 voluntarios diocesanos que abren y enseñan las iglesias en períodos como la Semana Santa o el verano, o la dedicación y esfuerzo de los sacerdotes para la conservación y difusión de los tesoros legados por las comunidades cristianas desde tiempo inmemorial.
Está tarde se han realizado en Burgos los actos de apertura del año santo jubilar Peregrinos de Esperanza, que en la archidiócesis coincide, además, con el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal de Oca a la ciudad de Burgos.
Cerca de mil personas se han dado cita en el templo mayor de la archidiócesis entre los que había más de 100 sacerdotes, entre los que se encontraba el abad de San Pedro de Cardeña, el padre Roberto de la Iglesia, y cuatro obispos: Mons. Ramón del Hoyo López, obispo emérito de Jaén; Mons. Cecilio Raúl Berzosa Martínez, obispo emérito de Ciudad Rodrigo; Mons. Fidel Herráez Vegas, arzobispo emérito de Burgos y Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, que ha presidido la celebración.
La ceremonia ha comenzado con una estación en la capilla de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos. Allí, se ha proclamado el Evangelio y Lucía Ferreras, miembro del Consejo Pastoral Diocesano, ha leído un fragmento de la Bula de Convocación del Jubileo del papa Francisco.
Tras ello, se ha partido en procesión hasta la Catedral. Una procesión encabezada por la cruz jubilar, seguida por el arzobispo, los obispos concelebrantes, el Consejo Episcopal, el Colegio de Arciprestes, el resto de sacerdotes y una representación del pueblo de Dios que peregrina en Burgos, encabezada por el Consejo Pastoral Diocesano y seguida por un grupo de cada uno de los arciprestazgos.
Al llegar a la Catedral, en la puerta, el arzobispo ha alzado la cruz y, mirando a la muchedumbre congregada a los pies del templo, ha dicho: «Salve, cruz de Cristo, única esperanza». Después, la procesión ha continuado hasta el altar mayor, en el que se ha situado esta cruz que permanecerá en ese emplazamiento hasta el final del año jubilar –el 28 de diciembre de 2025– y donde se ha desarrollado la celebración eucarística.
En los ritos iniciales, durante el acto penitencial, Mons. Iceta ha bendecido agua del río Oca –que da nombre a la anterior sede episcopal– y ha recorrido las naves del templo, asperjando el agua sobre el Pueblo de Dios. Tras ello ha llegado el momento de las lecturas.
En su homilía, el arzobispo ha explicado que el concepto de ‘jubileo’ está asociado en la tradición cristiana «a la indulgencia de Dios o gran perdonanza», y ha destacado cómo este año jubilar, en concreto, está dedicado a la esperanza. También ha señalado cómo tanto la esperanza como el jubileo «hunden sus raíces en la infinita misericordia de Dios».
Mons. Iceta ha señalado que la forma de vida de los peregrinos de esperanza son «las bienaventuranzas y las obras de misericordia», y su alimento es «la Eucaristía, el Pan de la Vida que sostiene el camino». «El sacramento de la reconciliación es el quirófano del ‘hospital del campaña’ en el que Cristo sana nuestras heridas y nos hace un maravilloso trasplante, quitándonos el corazón de piedra y dándonos un corazón como el suyo», ha asegurado el arzobispo.
También ha explicado que este jubileo universal coincide en la archidiócesis con el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal a Burgos, y ha repasado cómo ésta, a lo largo de los siglos, ha sido y es una fuente de santidad, de comunión, de celebración, de anuncio, testimonio y evangelización, de servicio a los necesitados y de transformación del mundo.
El arzobispo ha recordado que las únicas puertas santas de este Jubileo están en Roma y que la archidiócesis ha organizado diferentes peregrinaciones para acudir a la Ciudad Eterna, aunque la indulgencia propia de este tiempo jubilar se puede ganar también en cada uno de los templos jubilares de la archidiócesis, repartidos por los ocho arciprestazgos de la provincia, así como en la Catedral y en el Seminario Diocesano de San José.
Tras la comunión, el diácono ha invitado a rezar la Oración del Jubileo escrita por el Papa y, tras ello, el arzobispo ha agradecido la presencia de la multitud de fieles que se han reunido en la Catedral.
La celebración eucarística ha estado animada por el Coro de Cámara Tiento, el Coro de Cámara Vadillos y La Voz de Vadillos, dirigidos por Raquel Rodríguez y acompañados del ensemble Emiholia y del organista capitular, han interpretado la Misa del VIII Centenario de la Catedral, compuesta por Pedro María de la Iglesia, mientras que el canto de salida ha sido el Himno del Jubileo Peregrinos de Esperanza, compuesto por Pierangelo Sequeri.