«La formación que recibimos en la Facultad de Teología es una tarea misionera»
«Ha sido una experiencia importantísima, muy bonita. Estoy muy agradecido con esta formación, porque esta oportunidad que nos ofrece la archidiócesis de Burgos, a nosotros que venimos de fuera y que no tenemos estas posibilidades en nuestros países, es una ayuda incomparable, es una ayuda maravillosa», explica Félix Tiago Canjolo, sacerdote de la diócesis de Menongue, en Angola, quien acaba de concluir en estos días los estudios de la Licenciatura en Teología, especialidad en Evangelización y Misión que se imparten en la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos.
«No solamente nos dan esta capacidad de poder formarnos a nosotros personalmente, sino que esta formación también ayuda a nuestros países. De alguna manera, que podamos estudiar aquí es una forma en la que la archidiócesis de Burgos echa una mano a otros países que no tienen esta posibilidad, para que crezcan y tengan una Iglesia más abierta, más disponible y con hombres capacitados para exactamente responder a este mandato del Señor»., señala el sacerdote angoleño. Reconoce que, en cierta forma, esta labor formativa que realiza la archidiócesis de Burgos es «una tarea misionera» de ayudar a hacer crecer la Iglesia en los países menos desarrollados.
Para Félix Tiago, que es la primera vez que estudia fuera de Angola, los estudios le han ido muy bien. Entre otras cosas, gracias al ambiente que ha encontrado en la archidiócesis y, especialmente, en la Facultad de Teología. «Es un ambiente muy fraterno, amoroso… yo me he sentido como en casa», explica. Lo que no le ha hecho sentir tanto como en casa ha sido el frío y, especialmente, la nieve, a la que define como «un milagro». «El frío de verdad es una experiencia muy diferente a la que hay en nuestros países. Yo vengo de un país en el que la temperatura media es muy alta. No tiene nada que ver con esto».
Este angoleño ha sentido sobre sus hombros la responsabilidad de haber sido el elegido para salir de su diócesis a estudiar en el extranjero, una situación que, debido a la pobreza del país, no está al alcance de prácticamente nadie. «Nosotros venimos aquí no solamente para tener una formación que nos ayude personalmente, sino que esta formación la tenemos que trasladar a nuestros países, a nuestros pueblos… a los que tenemos también que enseñar. Nosotros aquí estamos capacitándonos para que después podamos volver a nuestros países y ayudar y servir a nuestro pueblo. Es así», señala.
«Ahora vuelvo a mi país para poder servir a mi pueblo. Porque, cuando salí de mi país, lo hice con el compromiso de que venía no para quedarme, sino para formarme y volver algún día a Angola a servir a Dios». Aún no sabe cuál será el encargo pastoral que le encomendará su obispo, pero cree que su destino podría estar en el seminario diocesano, formando a los aspirantes al sacerdocio. «Yo, antes de venir, ya trabajaba en el seminario. Nuestra diócesis de Menongue no tiene muchos sacerdotes. Cuando yo vine a España, otra diócesis que tiene más sacerdotes envió a un sacerdote para que trabajara en mi lugar. Ahora, cuando vuelva, él también volverá a su diócesis, así que es posible que me toque trabajar nuevamente en el seminario», afirma. «En África tenemos muchas vocaciones pero no tenemos estructura., y en Europa hay estructura pero hay menos vocaciones».
Félix Tiago concluye con un sentimiento de gratitud. «Primero agradecer al arzobispo, don Mario, que nos ha apoyado, que nos ha dado un lugar para vivir y para estudiar. Que Dios le siga dando esa fuerza y esa energía para que siga ayudándonos. Porque, cuando ayuda a una diócesis como la mía, está ayudando a toda la Iglesia universal», termina.