«950 años de la Sede burgalesa»

por Natxo de Gamón,

sede episcopal catedral burgos

 

Escucha aquí el mensaje de Mons. Iceta

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Este día de Pentecostés, junto a la festividad del Jubileo y la culminación de la Pascua con la venida del Espíritu Santo, conmemoramos el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal a nuestra ciudad de Burgos, que celebraremos en la Eucaristía de la tarde en nuestra maravillosa catedral.

 

Con esta celebración, todos los burgaleses queremos mostrar nuestra pertenencia viva y activa a esta Iglesia que peregrina en Burgos y que es signo de fidelidad, comunión, celebración, evangelización y servicio.

 

Así entra el Espíritu Santo en esta fiesta de Pentecostés, en un susurro envuelto de paz y delicadeza que lo cambia todo. El Espíritu, que vence cualquier contratiempo si le dejamos adherirse a nuestro corazón, sana toda herida humana. También los recuerdos, como nos decía el papa Francisco en su homilía pronunciada un día como hoy en 2022 en la basílica de San Pedro: «El Espíritu sana los recuerdos dándole importancia a lo que cuenta, es decir, el recuerdo del amor de Dios y su mirada sobre nosotros». De este modo, confesaba, «pone orden en la vida, nos enseña a acogernos, nos enseña a perdonar, a perdonarnos a nosotros mismos». Y aunque a veces no es fácil perdonarse a sí mismo, «el Espíritu nos enseña este camino, a reconciliarnos con el pasado, a volver a empezar».

 

En esta vuelta al principio, experimentamos la alegría de sabernos amados y, sobre todo, salvados por Dios. Porque Él perdona nuestros pecados, renueva el amor primero y establece una alianza definitiva con nosotros a través de la Pasión, la Muerte y la Resurrección de su Hijo.

 

Vuelvo la mirada al cenáculo, donde los discípulos permanecían con las puertas cerradas por miedo a los judíos, apocados por el miedo y la incertidumbre (Jn 20, 19-23). Y, de repente, aparece Jesús Resucitado y pone en sus manos la serenidad que tanto anhelaban: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (íbid). Y soplando sobre ellos, les dona el Espíritu Santo para que perdonen los pecados. Entonces, el Espíritu desciende sobre ellos y su vida cambia para siempre: rompen las cadenas que les atan, se desprenden de la desconfianza y se abren a la novedad del Amor para anunciar su gracia y libertad.

 

El Espíritu «nos libera de obsesionarnos con las urgencias», insistía el papa Francisco, y «nos invita a recorrer caminos antiguos y siempre nuevos, los del testimonio, la pobreza y la misión, para liberarnos de nosotros mismos y enviarnos al mundo».

 

Hoy, bajo la luz de Pentecostés, fiesta de la Iglesia, el apostolado seglar y la acción católica, El Espíritu Santo penetra en nuestro corazón para recordarnos que la riqueza de la Iglesia habita en la confianza en Cristo. Este Espíritu es el que ha alentado nuestra Iglesia burgalesa durante estos 950 años, haciéndola sacramento de la presencia y acción de Dios en esta tierra bendecida por Él.

 

Tras el Domingo de Resurrección, Jesús, al volver al cenáculo, pide a los apóstoles que alcen la mirada y vean sus llagas para que, merced a ese gesto, comprendan que puedan ser como Él. Vuelve a los discípulos, quienes ya le habían abandonado en el Calvario, porque sus palabras son de vida y su promesa es eterna. También hoy, el Señor pide a nuestra Iglesia de burgos que renueve la confianza a la hora de volver a lanzar las redes y pescar mar adentro.

 

El Resucitado aparece cuando más decaídos están, cuando creen que no pueden más. Y lo hace para enseñarles (y, por añadidura, enseñarnos) que no son sus fuerzas las que pueden transformar los corazones del mundo, sino que es el Espíritu Santo quien recrea sus vidas.

 

La Virgen María ha acompañado de modo singular la historia de nuestra archidiócesis. Nuestra geografía está jalonada por multitud de templos y ermitas que custodian su memoria en campos, pueblos, plazas y ciudades. El «hágase» de María (cf. Lc 1, 38) nos invita a contemplar las maravillas que el Señor ha hecho y hace en medio de nosotros. Igual que Ella «guardaba todas estas cosas en el corazón» (Lc 2, 51), también nosotros –si nos dejamos envolver por el fuego consolador del Paráclito– podremos decir llenos de gozo, como aquellos que contemplaban la acción salvadora del Señor: ¡Hoy hemos visto maravillas! (cf. Lc 5, 26). ¡Feliz 950 aniversario de nuestra Iglesia diocesana!

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Medio centenar de adultos recibe el sacramento de la confirmación

por redaccion,

<
>

 

Pese a haber vivido la fe cuando era pequeño, José reconoce haberse alejado de la vida activa en la Iglesia con el paso de los años. «Tengo recuerdos de rezar con mis padres antes de dormir, de dar gracias… pero tras la comunión no seguí con la catequesis. Poco a poco dejé de ir a misa, aunque seguía rezando a mi manera», relata.

 

Sin embargo, esta misma tarde, ha decidido dar un paso importante en su vida de fe, recibiendo el sacramento de la confirmación, una opción que tomó en el contexto de su preparación matrimonial. «Cuando decidimos casarnos, mi mujer ya estaba confirmada. No exigieron que yo lo estuviera, pero sentí que era el momento de dar un paso adelante y vivir mi fe de forma más consciente y comprometida», explica.

 

Durante varios meses, José ha participado en un proceso de formación y catequesis que describe como una experiencia enriquecedora. «He compartido momentos con personas cercanas, abiertas y muy atentas. Escuchar sus historias y ver cómo ayudan a los demás ha sido muy valioso. Incluso mi mujer nos acompañó algunos sábados y también disfrutó mucho», añade mientras se muestra ilusionado con seguir formándose y creciendo en la fe. «Nos han hablado de retiros y otros espacios que me gustaría vivir como parte de este camino», concluye.

 

Su historia es una más entre los 51 adultos que esta tarde han recibido el sacramento de la confirmación en la catedral. La inmensa mayoría supera los 25 años y han decidido completar su iniciación cristiana después de meses de preparación y catequesis en la parroquia de San Martín de Porres o en Nuestra Señora de Fátima. Otros se han preparado a través de los retiros Emaús y Effetá, a través de la capellanía castrense, en el colegio mayor San Jerónimo o en las parroquias del Hermano San Rafael y San Cosme y San Damián. La celebración de este sábado, no sólo marca un hito en la vida personal de estos adultos, sino también en la vida de la comunidad diocesana, que acoge con alegría su compromiso, como les ha trasladado el arzobispo.

 

Colmar la sed de plenitud

 

Monseñor Mario Iceta ha asegurado que «el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad» y que con su ayuda, «llevará a plenitud lo que nuestro corazón ansía y pide» –que va más allá de nuestras esperanzas «que nunca son definitivas»– y que consiste en la felicidad que nunca termina. Para el arzobispo, la sed que todos buscamos calmar con sucedáneos como el materialismo, el bienestar o los ‘likes’ en las redes sociales, sólo puede verse colmada en Dios: «Los que aman, viven; los que experimentan el amor, su corazón crece. Y el Señor se ofrece para calmar nuestra sed de plenitud, sed de amor, para que yo lo elija», ha insistido.

 

Los confirmandos han aportado 850 euros como donativo que se repartirá a partes iguales entre la Casa de Acogida San Vicente de Paúl y las religiosas Agustinas Doroteas, algunas de las realidades eclesiales que han conocido durante sus catequesis. Los 51 adultos confirmados hoy se suman a los otros 9 que recibieron el sacramento en Aranda de Duero el pasado 16 de mayo y los otros 8 que hicieron lo propio en Miranda de Ebro el 23 de mayo.

 

«Asumo este nuevo cargo con ilusión y responsabilidad»

por Natxo de Gamón,

La Junta de Semana Santa de Burgos cuenta desde esta semana con un nuevo presidente: José Juan Jiménez Ortega, prior de la Cofradía de Cristo Resucitado de la parroquia de la Sagrada Familia. Con una amplia trayectoria de compromiso parroquial y cofrade, asume el cargo con «ilusión y responsabilidad», tal como ha señalado en su primera entrevista tras ser elegido.

Jiménez ha destacado que su principal motivación es «poder aportar un granito de arena» a un proyecto que considera «bonito y gratificante», y que ha experimentado en los últimos años un notable crecimiento. Es consciente del alto nivel alcanzado y del «listón» dejado por sus predecesores, especialmente por Luis Manuel Isasi, de quien ha expresado su «admiración y agradecimiento» por su trabajo generoso y por haber generado una corriente de ilusión durante su mandato.

Su historia cofrade comenzó en su juventud en la Cofradía de la Coronación de Espinas y Cristo Rey, y ha estado siempre ligada a su compromiso con la parroquia de la Sagrada Familia, donde lleva más de treinta años colaborando en labores de catequesis y con el centro juvenil. Fue uno de los impulsores de la Cofradía de Cristo Resucitado en 2003, donde ha ejercido como prior durante catorce años en dos etapas.

Entre los principales retos que identifica para esta nueva etapa, José Juan Jiménez ha señalado la necesidad de «mantener y potenciar todo lo bueno que se ha realizado» en la Semana Santa burgalesa, al tiempo que se afrontan nuevos desafíos. En su opinión, es importante avanzar en el ámbito cultural, en la promoción del patrimonio, en la edición de publicaciones y en el fortalecimiento de la comunicación a través de redes sociales y nuevas tecnologías, «todo ello sin renunciar a la tradición».

El nuevo presidente ha abogado por un «maridaje adecuado entre lo tradicional y lo nuevo», recuperando costumbres valiosas y acercando la Semana Santa a un público más amplio a través de nuevos canales. Su objetivo es continuar por la senda trazada por quienes le han precedido, para seguir consolidando la Semana Santa de Burgos como una expresión viva y relevante de fe, cultura y compromiso cristiano.

Los jóvenes toman el protagonismo en el 950 aniversario

por Natxo de Gamón,

<
>

 

Desde las 16:00h del domingo, el entorno de la catedral de Burgos se convertirá en un hervidero de jóvenes ensayando y probando sonido. La archidiócesis ha programado una serie de conciertos para la celebración diocesana del Jubileo universal Peregrinos de Esperanza y del 950 aniversario del traslado de la sede episcopal de Oca a Burgos cuyo denominador común es la fe y la juventud, que tendrán lugar tras la misa que presidirá el arzobispo de Burgos.

 

Y es que, en torno a las 19:00h, tras el chocolate, comenzará en la plaza del Rey San Fernando una serie de conciertos-testimonio que realizarán diferentes agrupaciones. Los primeros en actuar serán los jóvenes de HAKUNA Group Music. Se trata de una familia eucarística nacida en la JMJ de Río de Janeiro 2013, que comparte un estilo de vida que aprende arrodillado ante Cristo Hostia.

 

Habitualmente, se expresa con la música: «vivimos lo que cantamos y cantamos lo que vivimos. También con música queremos recordar al mundo la belleza de la vida, y mostrarles la belleza de Cristo». Tiene presencia en toda España y en otros países. En Burgos tiene su sede en la parroquia de San Lorenzo el Real.

 

También actuará el grupo Alma de Revolución, de la Iglesia Evangélica Comunidades Unidas Anabautistas (IECUA) de Burgos. La Iglesia Evangélica desde hace muchos años nos convoca ecuménicamente y despierta entre los jóvenes un «alma de revolución» que se expresa en una canción homónima y que nos une a todos en Cristo. Espíritus que invocan al Señor, para ser personas renovadas por su misericordia. Participar en sus oraciones es bailar al ritmo de la gracia y vivir una experiencia que nos marca y nos empuja.

 

Alma de Revolución es un grupo creado para la ocasión con integrantes de la iglesia IECUA, que todos los domingos interpretan este tipo de canciones. También en los encuentros ecuménicos, eventos para jóvenes…

 

Cerrará el concierto SUM (Somos Uno Más), un grupo burgalés de pop-rock que da voz a una juventud comprometida con su tiempo. Sus letras son retos y compromisos con aire de esperanza, respeto hacia la mujer, autenticidad en el amor, amistad sincera y responsabilidad social, lejos de la apatía y el pasotismo de nuestros sillones. Con una trayectoria de diez años y más de 75 actuaciones, SUM destina íntegramente los beneficios a proyectos para niñas y mujeres en las periferias de Dakar (Senegal).

 

Compuesto por siete músicos, ya ha publicado un libro Tus ojos, mi voz (2020) y tres discos, Razón de ser (2016), Espacio vital (2018) y A tiempo real (2024), un trabajo que provoca un cambio radical en los entornos de inmediato y sin tiempo que perder.

 

Nuestros caminos trenzan en Burgos muchos momentos de encuentro y de compartir, donde expresar los diferentes carismas y ministerios. La diversidad es nuestra riqueza y el encuentro se produce en Jesús, nuestra vida y nuestro ser. No hay dificultades, ni cansancio, que Jesús no pueda consolar. La noche es la antesala de la luz del Dios Amor y de la vida. Que el espíritu renueve la faz de esta tierra de Burgos que se jubilea en el recuerdo de grandes momentos de nuestra historia de encuentro y evangelización.

 

Burgos celebra el 950 aniversario de la sede episcopal

por Natxo de Gamón,

sede episcopal catedral burgos

 

La Catedral y su entorno van a acoger este domingo, 8 de junio, la celebración diocesana del Jubileo universal Peregrinos de Esperanza que, aquí en Burgos, coincide además con el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal de Oca a la ciudad. Con ese motivo, la archidiócesis ha preparado una serie de actos abiertos a todo el público.

 

El domingo, a las 18:00h, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, va a presidir en el altar mayor de la Catedral la celebración eucarística de la solemnidad de Pentecostés. Junto a él, concelebrarán los arzobispos eméritos de Burgos, Mons. Fidel Herráez Vegas y Mons. Francisco Gil Hellín; los obispos burgaleses Mons. Vicente Rebollo Mozos, obispo de Tarazona; Mons. Cecilio Raúl Berzosa Martínez, obispo emérito de Ciudad Rodrigo; Mons. Ramón del Hoyo López, obispo emérito de Jaén; Mons. Braulio Sáez García OCD , obispo auxiliar emérito de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia); el abad del Monasterio de Santo Domingo de Silos, Dom Lorenzo Maté Sadornil OSB; y un buen número de sacerdotes de la archidiócesis. Todos ellos accederán al templo por la puerta del Sarmental, la fachada dedicada a la sucesión apostólica.

 

Además, en la celebración participarán más de treinta autoridades civiles y militares de la provincia, así como representantes de la sociedad civil, así como los miembros del Consejo Pastoral Diocesano, representantes de los consejos pastorales arciprestales y fieles de toda la provincia. Durante la celebración también habrá guiños a las distintas realidades eclesiales y a toda la geografía burgalesa. La ceremonia estará animada por la Orquesta y Coro de la Universidad de Burgos (UBU), que interpretarán la Missa pro pace del compositor Javier Centeno.

 

Durante la ceremonia se realizará la bendición de la nueva cátedra episcopal que el Cabildo Metropolitano de Burgos ha encargado con motivo de la efeméride y con el objetivo de lograr una mayor coherencia en el conjunto litúrgico compuesto por el altar, la sede y el ambón, que también será renovado en los próximos meses. La nueva sede episcopal, tallada en alabastro, se bendecirá con agua del río Oca y todos los asistentes renovarán las promesas del bautismo.

 

Tras la celebración eucarística, se ofrecerá en la plaza de Santa María un chocolate a todos los participantes, servido por El Gusto, la empresa de servicios de hostelería y catering que forma parte de EMBICO (Emprendimiento para el Bien Común), grupo promovido por Cáritas Diocesana de Burgos. Y, tras el chocolate, una serie de conciertos en la plaza del Rey San Fernando.