El arzobispo visita la parroquia de Santo Domingo de Aranda de Duero

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Continuando con su visita pastoral a las parroquias de la diócesis, el arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, conoció ayer la de Santo Domingo de Guzmán en Aranda de Duero.

 

El pastor de la diócesis tuvo oportunidad de saludar a las religiosas que tienen su casa dentro de la jurisdicción de la parroquia, las Benedictinas y las Madres Dominicas de la Enseñanza. El orden del día contó también con un encuentro con niños y padres de catequesis, reuniones con los consejos de pastoral y de economía, así como un encuentro con los agentes de pastoral de los distintos grupos parroquiales y miembros de la Hermandad del Santísimo Cristo del Milagro. Don Fidel visitó también la residencia de la Sagrada Familia y mantuvo un diálogo con los  ancianos y comunidad de Hermanitas de los Ancianos Desamparados que los atienden. Por la mañana, pudo celebrar la eucaristía con la comunidad parroquial.

 

La Parroquia de Santo Domingo fue la primera que se erigió (1956) fuera del centro histórico de Aranda (Parroquias de San Juan y Santa María) lo que se denominaba Allendeduero. De los 6.935 habitantes censados que viven dentro de los términos parroquiales, alrededor de 523 son emigrantes procedentes de Europa (283), América (145), África (72) y Asia (23).

 

La ubicación de las fábricas (Pascual y Michelín, y más recientemente Glaxo (productos farmacéuticos) han favorecido la gran ampliación de viviendas en este sector de Aranda. De ahí que exista un número considerable de personas ya jubiladas, vecinos desde hace años y otro número, muy alto, de matrimonios jóvenes  incorporados más recientemente.

Un concierto Gospel para rezar por la unidad de los cristianos

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Con motivo del octavario de oración por la unidad de los cristianos, la parroquia de San Nicolás de Miranda de Ebro acogió en la noche del pasado sábado una novedosa iniciativa. Convocados por un coro Gospel de Cantabria bajo el título Concierto Cordial, los más de cien asistentes pudieron disfrutar de una velada muy amena, en la que se dieron cita la música, la danza y la oración.

 

El coro trataba de transformar en evento el texto «Misericordiae Vultus», así como otras reflexiones sobre la misericordia en la Biblia. Ofrecieron al público la oportunidad de meditar sobre la misericordia y la llamada a la conversión, intercediendo también por las heridas de nuestro mundo actual. Todo un ejemplo del arte puesto al servicio del encuentro con Dios, que dejó buen sabor de boca en los que allí se dieron cita.

2017 01 23 lunes: resumen de prensa

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Actualidad

Ecclesia publica el último mensaje del arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas:

 

La Unidad de Mínima Exigencia, que gestiona Cáritas, se dirige a personas con una situación de calle cronificada:

 

Sociedad

El padrón municipal publicado esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ratifica con datos oficiales la sangría poblacional que continúa sufriendo Burgos desde que estallara la crisis económica:

 

16 centros burgaleses se han sumado al Día escolar de la No violencia y la Paz:

Solidaridad

La Hermandad de Donantes de Sangre de Burgos quiere encontrar donantes en el colectivo de 18 a 30 años, el más escaso:

 

 

Camino de Santiago

El presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Burgos, Jesús Aguirre, reclama la construcción de un centro de interpretación de la ruta en la ciudad:

Miranda tendrá su propio albergue de peregrinos en Semana Santa:

 

 

«La catedral tiene el deber de ofrecer a los demás todo lo que la catedral tiene»

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Pablo González Cámara, frente a la capilla del Santo Cristo.

 

Este sacerdote natural de Vallejimeno es canónigo desde el año 2001, compaginando sus tareas en la catedral con la de vicario judicial de la diócesis, cargo que desempeña desde 1997, y sacerdote de algunos pueblos como Castrillo del Val, Cardeñajimeno y San Medel; además de colaborar en la unidad pastoral de Ibeas y Juarros. Desde el pasado 11 de octubre, Pablo González Cámara ejerce como presidente deán del Cabildo de la catedral, convirtiéndose en su máximo responsable. Una nueva etapa que confiesa vivir con un conjunto de sensaciones, «entre miedo, responsabilidad, reto y también agradecimiento hacia los compañeros que me han elegido para representarles».

 

Ilusión y optimismo es lo que la catedral le trae a la cabeza, además de mucho ánimo cada día cuando tiene que ir a sus nuevas tareas como representante del Cabildo. «Todo esto, aunque ya uno está mayor, le hace caminar como joven», expresa sonriente.

 

A la hora de destacar un lugar favorito en este templo, Pablo comenta que se encuentra muy a gusto en todos, aunque destaca la capilla de Santa Ana y el claustro. Sin embargo, si tuviera que escoger un lugar para orar, meditar y reflexionar, «sería sin duda la capilla del Santo Cristo, porque esta imagen impone, pero al mismo tiempo te acerca a Él».

 

Dentro de sus funciones, coordina los distintos oficios que desempeñan los canónigos, y tiene además «la representación jurídica de la catedral», es a su vez «portavoz del Cabildo de cara al exterior y ante la opinión pública, y responsable de que se lleven a cabo los acuerdos que se toman en el Cabildo». El que preside es un colegio o grupo de sacerdotes al que corresponde celebrar las funciones más solemnes de la catedral, entre otros deberes que cada uno de sus componentes ejerce: «Está el ecónomo, el secretario, el que defiende jurídicamente al Cabildo, el que se encarga del culto, el del turismo, el fabriquero que vela por las obras de restauración… Todas estas tareas están coordinadas por el presidente». Pero sobre todo, destaca que «el deber del Cabildo es ofrecer todo lo que la catedral tiene a los demás, sean creyentes o no».

Un templo para todos

Ahora Pablo debe continuar afrontando los retos para los que se hizo la catedral, de los cuales destaca varios aspectos importantes: «La gestión del culto con dignidad, ya que la catedral es la Iglesia Madre de la diócesis; gestionar el turismo –una tarea bastante compleja– para que los visitantes se sientan a gusto admirando este templo que es Patrimonio de la Humanidad; y cuidar todo este patrimonio y conservarlo en el día a día».

 

Precisamente, sobre la restauración de la seo, Pablo tiene que destacar lo mucho que se ha trabajado en esta dirección. Recuerda cuando entró como canónigo en 2001, «y desde entonces hasta ahora, es una catedral nueva». Por eso, muestra agradecimiento a los mecenas que han financiado los proyectos de restauración, y también a los turistas y visitantes con sus aportaciones. «Es una gran responsabilidad cuidar la catedral para que siga siendo un templo digno para los que creen, y un templo que pueda ser visitado con admiración para todos». En este sentido, Pablo hace un llamamiento para que las instituciones y las personas continúen empujando y colaborando: «Estamos abiertos a las distintas colaboraciones para mejorar esta maravilla gótica, que es para Burgos».

Una vida singular

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Ayer sábado, día de Santa Inés, joven cristiana de los primeros siglos de la Iglesia, que murió mártir sellando con su sangre el don de la virginidad, se cumplían 25 años de la muerte de Marta Obregón Rodríguez, cuya causa de beatificación está abierta dentro de nuestra Diócesis de Burgos. El proceso sigue su curso normal, a la espera de la finalización de su fase diocesana. Tenía 22 años y su asesinato fue entonces un suceso que conmocionó a toda nuestra ciudad.

 

Fue el Papa Juan Pablo II quien nos invitaba a hacer memoria de los mártires y de los santos como estímulo en nuestra vida cristiana y como visibilización de la santidad de toda la Iglesia. A ese empeño dedicó gran parte de su pontificado, durante el cual fueron beatificados y canonizados muchos contemporáneos nuestros. Desde esa misma voluntad mi querido predecesor, D. Francisco Gil Hellín, abrió en 2011 el proceso de beatificación de esta joven, cuya vida y cuya muerte conviene rescatar como modelo para nuestra juventud.

 

Marta Obregón fue una joven cristiana que, en los años 90, quiso vivir coherentemente su fe hasta derramar su sangre. Su personalidad dinámica y comunicativa, jovial y carismática, encarna perfectamente la frase que Juan Pablo II dirigió a la juventud española en su último viaje a España: “se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo”.

 

Su vida, como la de cualquier joven de nuestro tiempo, no fue para nada lineal ni sencilla. Pasó por diferentes momentos, atravesó dificultades y problemas de toda índole, tuvo que afrontar retos e irse abriendo paso en la vida… En todo contó con el apoyo de su familia, profundamente cristiana. Desde el punto de vista religioso siempre se manifestó inquieta y buscadora, lo que le hizo vivir con esa actitud su fe en la parroquia, y en diferentes movimientos y realidades eclesiales como el Camino Neocatecumenal o el Opus Dei.

 

Un momento fuerte fue para ella el verano de 1990 cuando realizó una experiencia en Taizé con un grupo de jóvenes, tras un periodo de interrogantes y desasosiego. Allí Marta descubrió nuevos aspectos de la vida y de la fe y volvió tocada profundamente por el Señor. Así se lo escribe por carta a una de sus compañeras de la residencia de Madrid, donde cursaba estudios universitarios en la rama audiovisual: “cuando descubres algo importante en tu vida, y caes en la cuenta de cosas fundamentales que hasta entonces pasaron inadvertidas a tu lado, te encuentras francamente bien, en paz…Dios es lo más importante en mi vida”.

 

Su vida, desde entonces, se transforma y adquiere un nuevo aire y horizonte, en la búsqueda de ese Jesús con el que se ha encontrado y al que quiere dar a conocer con fuerza y valentía. En ella se descubre una gran evolución en su adhesión a Jesucristo. Oración y apostolado se conjugan admirablemente.

 

En la vida de Marta podemos descubrir otros aspectos importantes. En primer lugar la llamada a la santidad que todo cristiano ha recibido en su bautismo: una santidad que es fundamentalmente dejar al Espíritu tomar las riendas de nuestra vida, como ella misma fue descubriendo. Así lo han hecho todos los santos. Precisamente el domingo pasado recordábamos los 80 años del martirio de nuestro recientemente beato Valentín Palencia y los cuatro jóvenes que le acompañaban. También ellos se dejaron llenar de Dios, que es el único que nos capacita para dar la vida por los demás.

 

La vida de Marta se enriquece, además, en una profunda experiencia eclesial, que vive de maneras y formas diferentes. Ella es consciente de esa pluralidad, porque percibe que la riqueza de la Iglesia no radica en sí misma, sino en el tesoro que ella ofrece: la experiencia inigualable del encuentro con Cristo que transforma y provoca la siempre inigualable alegría de la fe.

 

Marta también es un estímulo para vivir todas las virtudes cristianas que ella fue descubriendo: la alegría, el servicio, la entrega… Pero, en especial, la grandeza de la castidad, como se hace visible cuando resiste y lucha hasta morir asesinada por defenderla. Una virtud hoy poco valorada, que nos ayuda a orientar el amor y la entrega hacia su plenitud y belleza más singular.

 

Os invito en esta jornada a conocer la vida de Marta Obregón: ¡merece la pena! Igualmente, os animo a orar para que un día la podamos venerar como modelo e intercesora de todos nuestros jóvenes burgaleses: esos a quienes Marta le gustaría hoy contagiar sus inquietudes, sus búsquedas, su vida interior y su amor a Dios.