Con el lema «Llamados a transformar el mundo» prosigue la XIX Semana Arciprestal de Gamonal con una ponencia titulada «Una mirada creyente a los grandes desafíos del mundo actual». Correrá a cargo de Ángel Aguado, sacerdote y misionero de la diócesis de Palencia.
Con el lema «Llamados a transformar el mundo» prosigue la XIX Semana Arciprestal de Gamonal con una ponencia y posterior diálogo. Bajo el título «Claves para iluminar el compromiso sociopolítico de los cristianos», el acto contará con la presencia de Francisco Porcar, militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica, historiador y especialista en Doctrina Social de la Iglesia.
Con el lema «Llamados a transformar el mundo» concluye la XIX Semana Arciprestal de Gamonal con un panel de experiencias donde se pondrá la mirada en la situación del barrio y de la ciudad a través de los testimonios de varios vecinos que desarrollan su compromiso político en diferentes campos. María José Pereda disertará «por un sistema público de salud universal, adecuado y digno». Francisco Cabrerizo hablará sobre «las organizaciones y la lucha del barrio por sus derechos»; Felisa Palacios, sobre «la defensa de unas pensiones justas y dignas» y Tomás Alonso, sobre «una mirada a la precariedad laboral».
Con el lema «Haciendo realidad el sueño de Dios», Acción Católica General celebra su 10 aniversario desde su constitución en la Asamblea del Movimiento en Cheste (Valencia) en 2009. Con tal motivo, la parroquia de San Juan Evangelista acoge una misa y la proyección de un vídeo resumen de la última década y una merienda compartida.
Un año más la Iglesia invita, por iniciativa del papa Francisco, a celebrar las «24 horas para el Señor» al finalizar la tercera semana de Cuaresma. En los cinco arciprestazgos urbanos habrá una iglesia abierta desde la tarde del viernes 29 a la tarde del sábado 30 de marzo para poder permanecer en oración personal y comunitaria, con posibilidad de celebrar también el sacramento de la Reconciliación. Los templos elegidos en esta ocasión son Santa María (Aranda de Duero), la Antigua (Gamonal), San Julián (Vega), San Gil Abad (Vena) y San Nicolás de Bari (Miranda de Ebro).
Nació en Burgos en 1911. Con 23 años fue aceptado como monje trapense en el monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia). La vida sencilla que vivía en el monasterio se convertía también en motivo de una alegría profunda que contagiaba tanto a sus hermanos de comunidad como a sus familiares. Su espiritualidad era muy sencilla, centrada en la eucaristía, la grandeza y la bondad de Dios. Con docilidad, el hermano Rafael supo aceptar los misteriosos designios de Dios. En el momento más feliz de su vida su salud se alteró. Murió el 26 de abril de 1938 de un coma diabético. Sus comentarios y escritos son ricos de espiritualidad, y a la vez sencillos y llenos de sentido del humor. Una actitud dócil y abnegada frente a la enfermedad son algunos elementos que reflejaron el alma enamorada de Dios de este santo, que fue canonizado el 11 de octubre de 2009 en la plaza de San Pedro en Roma, por Benedicto XVI.
Desconocemos la fecha y el lugar del nacimiento y muerte de san Indalecio. Parece un caso más dentro de la leyenda de los llamados “varones apostólicos”.
La virgen Santa Casilda nació en Toledo, en la primera mitad del siglo XI. Es recordada como la joven toledana, hija de un rey moro, gran favorecedora de los cristianos cautivos en la corte de su padre. Por sugerencia de uno de ellos y con cartas de su padre para el rey Fernando I, vino a Castilla, en busca de salud corporal y espiritual. Se consagró a la oración y a la penitencia, junto al santuario de San Vicente, cerca de Briviesca. Murió el año 1075, siendo hoy muy venerada por los fieles que recurren a su Santuario solicitando auxilio y protección.
Nacido en Viloria de Rioja (Burgos) en 1019. Fue uno de los mayores impulsores del Camino de Santiago. Es patrón de los ingenieros civiles. Murió el 12 de mayo de 1109 en Santo Domingo de la Calzada (Rioja).
San Pedro Regalado nació en Valladolid, el año 1390. A los 14 años, y bajo la dirección de su maestro el padre Pedro Villacreces, se retira a una ermita situada en el pueblo burgalés de La Aguilera, llegando a convertirse este lugar en la cuna de la reforma franciscana en Castilla. Destacó por su austeridad, por su caridad hacia los enfermos y por el ministerio de la palabra. Murió el año 1456. Sus restos se conservan en el convento franciscano de La Aguilera. Los pueblos de la Ribera burgalesa lo veneran como patrono.