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La iglesia parroquial, dedicada a San Antolín Mártir, patrono de la cercana Palencia y, como demuestra el P. Teófilo Aparicio en su libro Nava de Roa: sus raíces históricas, su arte y su religiosidad, patrono de los cazadores. En cuanto a su edificación hay que remontarse al siglo XVIII, con pequeñas estructuras pasadas y con ampliaciones posteriores, especialmente debido al crecimiento demográfico de finales del s. XVIII y comienzos del XIX. Llama la atención a los visitantes la esbeltez y altura de la torre, en la actualidad coronada por un grandioso nido de cigüeña, y que fue terminada en la primera mitad del siglo XVIII, posiblemente sin rematar en un último cuerpo por falta de liquidez económica.
El retablo mayor, de finales de s. XVI, dedicado a S. Antolín Mártir, fue realizado por Pedro Cicarte, vecino del Burgo de Osma, comenzándolo el año 1598. Fue decorado por Pedro Pérez, vecino de Aranda de Duero. Su coste fue de 128.376 maravedís y 208 reales. Es un retablo de gran belleza, pero muy deteriorado en pinturas y estucos por los acontecimientos que abatieron en el pasado al pueblo de Nava de Roa.