El arciprestazgo de Medina celebra el jubileo de la misericordia

Las parroquias que componen este arciprestazgo celebraron ayer de forma especial el Jubileo de la Misericordia. Provenientes de varios pueblos de la zona, todos ellos peregrinaron hasta la iglesia de la Santa Cruz y atravesaron su Puerta Santa.

 

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El arciprestazgo de Medina de Pomar vivió ayer de forma especial el Jubileo de la Misericordia. Cerca de trescientas de personas, venidas de diversas parroquias de la zona, y los trece sacerdotes del arciprestazgo, pudieron celebrar este jubileo peregrinando hasta la iglesia parroquial de la Santa Cruz y atravesar su Puerta Santa. Una jornada «muy bonita y sencilla, donde hicimos comunidad», según destaca el arcipreste, Julio Alonso Mediavilla.

 

Los asistentes al acto se dieron cita a las 18:30 horas en el santuario de la Virgen del Rosario. Allí mantuvieron una pequeña celebración penitencial con confesiones. Tras la celebración del perdón, una procesión llevó a los asistentes desde el santuario hasta la iglesia de la Santa Cruz. Allí, y una vez atravesada la Puerta Santa, celebraron la eucaristía en la que se comprometieron con un fin solidario. Y es que la colecta de la misa fue destinada a ayudar a los damnificados por el reciente terremoto de Ecuador. Y es que los medinenses quisieron «paliar un poquito el sufrimiento de nuestro mundo y que los más desfavorecidos de nuestra sociedad puedan experimentar el amor de Dios. Por eso la colecta de la eucaristía irá destinada a los damnificados en el terremoto de Ecuador y daremos a conocer dos números de cuentas donde las personas que lo deseen puedan hacer sus donativos para esta causa solidaria», detallan los organizadores del acto. Tras concluir la misa y rezar por las intenciones del Santo Padre, se repartieron entre los asistentes unos marcapáginas a modo de recuerdo con las obras de misericordia.

 

Los actos concluyeron bien entrada la tarde con un aperitivo en la plaza Mayor amenizado por dulzaineros de la zona.

 

En la celebración de ayer los asistentes pudieron alcanzar la indulgencia plenaria. Las personas enfermas o impedidas pudieron ganar la indulgencia en sus casas. «La indulgencia plenaria borra la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y nos libera de todo residuo que el pecado habilitándonos a obrar el bien y crecer en el amor», recuerdan desde el arciprestazgo.

 

Fotos: Quique Ugarte

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