Segundo Arce Manjón, próximo beato burgalés

Será beatificado el próximo 25 de marzo en Almería, ciudad donde fue martirizado. Sobrino de don Andrés Manjón y natural de la localidad de Ayoluengo, fue docente en las escuelas del Ave María de su tío en Granada, donde le sorprendió la persecución religiosa de comienzos del siglo pasado.

 

ayoluengo burgos

Imagen de la iglesia parroquial de Ayoluengo.

El próximo 25 de marzo, la diócesis de Almería contará con nuevos beatos. Entre ellos, un burgalés, Segundo Arce Manjón, natural de Ayoluengo, sobrino del también sacerdote Andrés Manjón y martirizado a causa de su fe en el pozo de la Lagarta, en Almería.

 

Nació el 1 de junio de 1880, hijo de Cristóbal Arce Hidalgo y Luisa Manjón González. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento en la iglesia parroquial de san Mamés de su aldea burgalesa natal. Sobrino del célebre padre Andrés Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María, la influencia de su tía resultó esencial en su vida.

 

Estudió primeramente en Quintanilla Escalada, hasta que su tío lo condujo al Colegio Seminario del Sacro–Monte en la ciudad de Granada. Allí fue discípulo de los beatos Diego Ventaja Milán y Manuel Medina Olmos, compartiendo cuidados con el siervo de Dios Juan Garrido. Ordenado presbítero el 28 de mayo de 1904, celebró su primera misa en la capilla del Colegio del Ave María de Granada el 10 de junio. Profesor del Colegio Seminario de Maestros de Granada desde 1905, dos años después se licenció en Teología y fue nombrado capellán del Sacro–Monte. En 1908 su tío le confío la dirección del Colegio – Seminario de Maestros.

 

A inicios del mes de julio de 1936 coincidió con su buen amigo el beato obispo de Guadix en la ciudad de Granada, con motivo de la apertura del proceso de beatificación de su tío. Al regresar el beato don Manuel Medina a Guadix, Segundo Arce no quiso abandonarlo, ante el cariz que tomaban los acontecimientos. En la ciudad accitana les sorprendió la persecución religiosa, confesándose mutuamente el 25 de julio. Detenidos dos días después, fueron brutalmente trasportados a Almería y sufrieron prisión con el beato Diego Ventaja Milán.

 

A sus 56 años, separado de los obispos, padeció el martirio en el pozo de la Lagarta.

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