Una representación que emociona y deja huella
Carmelo de la Fuente Páramo es todo un veterano participando en la representación de la Pasión que cada año se realiza en La Molina de Ubierna. Nacido en Villacienzo en 1959, está a punto de cumplir 50 años, «pero eso no es ningún obstáculo para que pueda hacer el papel de Jesucristo», que es el que lleva representando desde 2004 y para el cual se prepara físicamente varios meses antes.
Para ello, se ha dejado crecer el pelo y la barba para no tener que recurrir a postizos que puedan darle un aspecto artificial y adelgaza un poco para que se le «marquen las costillas». Carmelo incluso pide a quienes realizan el papel de romanos, que «no se corten» y que si le tienen que pegar un latigazo para dar más realismo, «que lo hagan, aunque sin llegar a los extremos que se dieron en la verdadera Pasión, claro». También procura andar descalzo y para él, es un momento que vive «completamente metido en el papel».
Este atleta burgalés, que no duda en declarar que Jesús es su «ídolo» –«lo rezo cada día y lo llevo conmigo, para mí es la fuerza de existir»–, se emociona cuando recuerda lo mucho que ha llegado a impresionar al público asistente la representación de la Pasión que año a año realiza, y cómo ha llegado a calar hasta el punto de que éstos no se quieren perder este momento una vez llega la Semana Santa. «Es muy bonito ver cómo hay gente que le emociona enormemente contemplar estas escenas y que regresen año tras año para volver a vivirlas».