In memoriam Rufino García Gutiérrez

por administrador,

Esta mañana nos sorprendía la noticia, Rufino, párroco de Celada del Camino, cuando iba a entrar en la Iglesia a celebrar la Misa del Patrón del pueblo, un infarto ponía fin a su vida.

Natural de Villafranca Montes de Oca, ordenado sacerdote en 1959. Desde entonces ha servido en varios pueblos de la Diócesis: en la Sierra, en Bricia, últimamente, en Celada y Villavieja.

Humilde trabajador en la Viña del Señor, muerto en la trinchera, “en servicio”, a la puerta de la Iglesia. Hombre sencillo, silencioso, no se hacía notar, querido por la gente sencilla, amigo fiel.

Los sacerdotes perdemos a un hermano que, sin hacer ruido, hacía su trabajo, de hecho, con 79 años, sin poner pegas ni protestar, con la salud muy precaria, herido de muerte, como se ha visto, servía a dos pueblos.

Que el Señor, el buen Pagador, le recompense lo que aquí en la vida, quizá, los humanos no hemos sabido apreciar ni valorar.

Descansa en Paz, Rufino.

Jesús Yusta Sainz

In memoriam Pablo del Olmo Amo

por administrador,

Hay textos que uno, nunca, quisiera tener que escribir; noticias que, nunca, desearía tener que trasmitir, papeles que, nunca, quisiera tener que firmar: la muerte de un maestro, de un amigo, de un hermano. Pero, la realidad se impone. Y, hoy, tengo que escribir, comunicar y firmar: ¡D. Pablo del Olmo ha muerto!.Con su muerte, se pierde un testigo cualificado de la historia de la Iglesia, en Burgos, en los últimos sesenta años. También, por paralelismo, de la historia civil. Me atrevería a decir que nadie como él ha vivido tan cerca los acontecimientos que han jalonado nuestro devenir como pueblo.

Buen sacerdote, hombre recio, tenaz, austero, de fe, forjada en un pueblo, Padilla de Abajo, y por tanto, sencilla, auténtica y firme. Amigo del que te podías fiar. Así lo entendieron los cinco Obispos con los que él, en fidelidad, lealtad y silencio, tan estrechamente, colaboró.

Hombre inteligente, con una memoria prodigiosa, conservada hasta los últimos minutos de vida; comprometido con y abierto a los grandes valores que están más allá del conservador perezoso y del progre imprudente, distinguiendo siempre lo permanente y lo temporal. Fiel a la verdad y a la misión recibida. Equilibrado, sensato y honrado. Sabiendo estar, siempre, tanto al decir como al callar. Ni una palabra de más, ni fuera de tono, sinceramente atento y delicado. Cuando, estosdías, hablábamos de tantas cosas, pensaba la cantidad de secretos que este hombre se lleva y lo mucho que habrían dado algunos por conocer sólo una parte.

D. Pablo se nos ha marchado. Conociéndole, estoy convencido que, por fin, habrá encontrado a Aquél con quien únicamente podía compartir las preocupaciones que tenía que sufrir en silencio. Por eso, aunque se nos ha ido, sabemos que no es así, que ahora, desde la otra orilla, está más cerca de nosotros y ahora, de nuevo, nos va a acompañar y a ayudar en nuestro caminar como Iglesia y sociedad de Burgos. Sabemos que, desde la otra parte del altar, concelebrará con los sacerdotes de esta Diócesis a los que él tan bien conocía, mucho quería y a los que muy mucho ayudó.

¡Maestro, Amigo, Hermano Pablo!

¡Descansa en paz!

Jesús Yusta Sainz