Comunicado con motivo del 1º de mayo
Ante un nuevo 1º de mayo, día internacional de los trabajadores y las trabajadoras, fiesta del movimiento obrero mundial, desde la delegación de Pastoral Obrera de Burgos:
Tenemos presente en este día a todos los trabajadores y trabajadoras que sufrieron y continúan sufriendo el paro o unas condiciones precarias e inseguras de trabajo, lo cual les ha llevado a perder la salud e incluso la vida. Trabajadores explotados por la usura de empresarios, de grupos multinacionales o financieros, que no dudan, en poner como centro de la actividad económica su beneficio en lugar de las personas.
Denunciamos el distanciamiento entre los más pobres y los más ricos (cinco millones de personas se encuentran afectadas por situaciones de exclusión severa); la escalofriante tasa de desempleo del 26% (32.101 en nuestra provincia); el futuro incierto de los jóvenes (56% en paro); la precariedad e inestabilidad de quienes encuentran trabajo; el nivel de los salarios que no permiten salir de la pobreza, encontrando serias dificultades para cubrir las necesidades y derechos más básicos (alimentación, salud, vivienda, educación…)
Contemplamos también la perversa política de distribución de la riqueza que se recorta a la mayoría obrera y trabajadora y se concentra en un grupo dominante minoritario, aplicando la despiadada ideología neoliberal en un mundo que pone fronteras a las personas, pero no al dinero.
Afirmamos desde la Doctrina Social de la Iglesia, que la persona debe ser y estar en el centro de la actividad económica, de la política, de las relaciones laborales y del trabajo. Éste es la clave de la cuestión social. A ello se ha referido el Papa Francisco en visita a los trabajadores en Cagliari: “Donde no hay trabajo, falta la dignidad. Y esto (…) es consecuencia de un sistema económico que lleva a esta tragedia; un sistema económico que tiene en el centro un ídolo, que se llama dinero.”
Reconocemos que a pesar de esta situación, amigos, vecinos y familiares, voluntarios anónimos, movimientos y entidades sociales, organizaciones obreras, colectivos de Iglesia como Cáritas o Manos Unidas y otros muchos están ofreciendo experiencias de apoyo mutuo, de resistencia pacífica, de alegría en el compartir lo que no sobra. Experiencias que rechazan el individualismo, que mantienen viva la esperanza en que el tiempo dará la razón a los que ahora son olvidados por el sistema. Gamonal y el 22M son pruebas de ello.
Nos comprometemos junto con todas las personas y grupos de buena voluntad a trabajar por una vida y trabajo dignos para todos; por el reparto del trabajo; por la defensa y extensión de los derechos sociales; por la necesaria renovación y fortalecimiento del movimiento sindical; por garantizar una renta básica para que todas las personas tengan los mínimos para vivir con dignidad, sin renunciar a la defensa de un trabajo digno.
Animamos a seguir construyendo esa nueva sociedad, de relaciones humanas, sociales, laborales, que sean camino de humanización, de fraternidad y vida de comunión.
Anunciamos que las tristezas y las angustias de los trabajadores y trabajadoras, sobre todo de quienes más sufren, son también las tristezas y angustias de quienes seguimos al Cristo obrero, al carpintero de Nazaret, que proclamó el Reino de Dios y su justicia. Continuamos celebrando la lucha obrera y mientras, tenemos el reto de seguir mostrando el amor al mundo obrero y la fuerza solidaria que tiene Jesucristo.